Buenos Aires, Argentina, 8 de septiembre de 2025 – Total News Agency – TNA -El presidente Javier Milei ha respondido al contundente revés sufrido por su fuerza política, La Libertad Avanza (LLA), en las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires con la convocatoria de dos reuniones de Gabinete en la Casa Rosada, programadas para este lunes en horarios escalonados: la primera a las 9:30 de la mañana y la segunda a las 16:30 de la tarde. Esta medida, que busca fomentar una profunda autocrítica y revisión estratégica, surge en un contexto de tensiones internas y presiones económicas, donde el oficialismo intenta redefinir su enfoque de cara a las cruciales elecciones nacionales del 26 de octubre. Fuentes oficiales indican que el encuentro matutino contó con la presencia de la mayoría de los ministros y secretarios clave, aunque con una ausencia notable: el titular de Economía, Luis Caputo, quien se encontraba abocado a monitorear la volatilidad financiera postelectoral junto a su equipo.
La jornada de deliberaciones se enmarca en el análisis detallado de los resultados del domingo, donde el frente peronista Fuerza Patria, liderado por el gobernador Axel Kicillof y respaldado por figuras como Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner, obtuvo más del 47% de los votos, superando por 13 puntos a LLA, que se quedó con el 34%. Este resultado no solo permitió al peronismo retener y sumar bancas en las cámaras de Diputados y Senadores bonaerenses —alcanzando 34 escaños frente a los 26 de LLA—, sino que también representó un golpe simbólico para el gobierno nacional, dado que Buenos Aires concentra el 37% del padrón electoral del país y sirve como termómetro de la opinión pública. Milei, en un discurso pronunciado desde el búnker de LLA en La Plata la noche del domingo, asumió la derrota sin rodeos: “Sin dudas en el plano político hoy hemos tenido una clara derrota y si alguien quiere reconstruir lo que hay que hacer es aceptar los resultados”. El mandatario enfatizó la necesidad de “corregir todo aquello en lo que nos hayamos equivocado”, aunque ratificó que no habrá modificaciones en el rumbo económico, prometiendo en cambio “acelerar” las reformas estructurales, como la desregulación, la lucha contra la inseguridad y el mantenimiento del equilibrio fiscal.
En la reunión matutina, realizada en el Salón Eva Perón de la Casa Rosada, participaron figuras centrales del Ejecutivo, incluyendo al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich; Cancillería, Gerardo Werthein; Defensa, Luis Petri; Desregulación, Federico Sturzenegger; Salud, Mario Lugones; Capital Humano, Sandra Pettovello; y Justicia, Mariano Cúneo Libarona. También estuvieron presentes la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el secretario de Comunicación y Medios, Manuel Adorni; la secretaria de Legal y Técnica, María Ibarzábal; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y el asesor presidencial Santiago Caputo. La ausencia de Luis Caputo en este primer cónclave se atribuye a la urgencia de gestionar la reacción de los mercados, que abrieron con caídas de hasta el 15% en ADRs argentinos y un dólar rozando los $1.460, acercándose al techo de la banda cambiaria. Caputo, a través de un mensaje en la red social X, reforzó la postura oficial: “Nada va a cambiar en lo económico. Ni en lo fiscal, ni en lo monetario, ni en lo cambiario”, en línea con la determinación de Milei de preservar el superávit fiscal logrado tras un déficit del 15% del PBI en 2023.
La decisión de dividir el Gabinete en dos tandas responde, según fuentes internas, a la imposibilidad de algunos funcionarios de asistir al horario matutino, asegurando así una participación plena. La agenda de ambos encuentros se centra en una autocrítica colectiva, como anticipó Francos en declaraciones radiales previas: “Es hora de hacer autocrítica, analizar en qué fallamos y por qué los resultados macroeconómicos no llegan a la gente”. Se espera que se evalúen errores en la campaña bonaerense, donde LLA apostó fuerte por la figura de Milei pero falló en movilizar el voto en el Conurbano, perdiendo en seis de las ocho secciones electorales. Además, se discutirá la redefinición de la estrategia para las legislativas nacionales, donde el oficialismo busca sumar legisladores para impulsar reformas laborales y tributarias, actualmente trabadas en el Congreso por la falta de mayorías. Un miembro clave del gobierno descartó una reestructuración profunda del Gabinete, aunque admitió que “se moverá el barco” para corregir percepciones de soberbia y desconexión con la ciudadanía.
Este doble cónclave revela fracturas internas en LLA, exacerbadas por la derrota. El “triángulo de hierro” —compuesto por Karina Milei, Santiago Caputo y el clan Menem (incluyendo a Eduardo “Lule” Menem y el armador político Sebastián Pareja)— ha quedado bajo escrutinio. Pareja y los Menem, responsables del armado electoral en Buenos Aires, enfrentan críticas por priorizar candidatos “reciclados” en detrimento de figuras jóvenes del “mileismo puro”, mientras Caputo emerge fortalecido por su rol en la narrativa discursiva. Tensiones previas, como las filtraciones de audios comprometedores involucrando a Karina Milei en presuntas irregularidades, y un saludo frío entre Milei y Menem en el búnker, subrayan un clima áspero que podría llevar a ajustes en la conducción política, aunque no a cambios ministeriales inmediatos. Analistas políticos coinciden en que la derrota expone la vulnerabilidad del gobierno ante el descontento social por la inflación persistente y los recortes en obra pública y subsidios, factores que no fueron mitigados por los logros macroeconómicos como el superávit primario en el primer semestre.
De cara al futuro, Milei ve en este revés un “piso” desde el cual construir, apostando a una campaña más unificada para octubre. Sin embargo, la oposición peronista, fortalecida por el triunfo de Kicillof —quien exigió diálogo para temas como salud e infraestructura—, podría capitalizar este momentum para bloquear iniciativas oficiales en el Congreso. El gobierno enfrenta además presiones externas, con mercados nerviosos y llamados desde Wall Street a buscar consensos con sectores moderados como el PRO o el radicalismo para garantizar gobernabilidad. En este sentido, las reuniones de hoy representan un punto de inflexión: una oportunidad para rectificar errores políticos sin alterar el núcleo económico, pero con el riesgo de que divisiones internas profundicen la crisis si no se resuelven con rapidez.