Qué mira el mercado
Buenos Aires, 10 de septiembre de 2025-Total News Agency-TNA-Con el dólar MEP alrededor de $1.430 y un techo de banda cambiaria en $1.470, el recorrido potencial al alza del tipo de cambio financiero luce inferior al 3% de aquí a las elecciones del 26 de octubre. Ese margen limitado —comparado con el rendimiento de un plazo fijo— alimenta en la City la idea de que hay carry trade por capturar, siempre que el Banco Central logre anclar expectativas y administrar la demanda de cobertura sin sobresaltos.
Cómo funciona la banda y quién interviene
Según los estrategas, en este esquema el BCRA queda como único actor con poder real para intervenir, y lo haría en el límite superior de la banda. La señal que leen los desk es doble: por un lado, el Central preserva munición para actuar donde duele; por el otro, deja correr movimientos intra-banda para desalentar apuestas unidireccionales. El costo de esa arquitectura es bien conocido: requiere coordinación fina con el Tesoro y disciplina de vocerías para que ningún traspié político convierta a la banda en mero listón de referencia.
Por qué el carry luce tentador
Con un MEP que, aun testeando la banda, ofrece menos de 3% de upside y tasas que superan ese umbral en el mismo lapso, la cuenta —a priori— cierra. El arbitraje clásico de tomar tasa en pesos contra un techo cambiario creíble vuelve a ponerse en pantalla, sobre todo si se consolida la lectura de que el BCRA defenderá el límite con herramientas de intervención directa o indirecta. El riesgo, advierten los más cautos, es confundir “recorrido acotado” con “recorrido nulo”: en contextos frágiles, el timing importa tanto como los fundamentales.
Qué proyecta la política: base electoral y expectativas
Desde Max Capital deslizan que los inversores asignan probabilidad a una mayor participación en octubre capaz de revertir parcialmente el resultado de PBA y de mejorar el desempeño oficialista en otras provincias. Con ese telón, su escenario central plantea que la coalición de gobierno podría ser la más votada, con un 35%, y el peronismo cerca del 32%. La lectura política no es neutra para los precios: una diferencia ajustada mantiene abiertas expectativas hacia 2027, pero a la vez dificulta el acceso a mercados, condiciona la política económica y restringe el ingreso de capitales externos.
Qué riesgos advierten las consultoras
Para Pgk Consultores, la sostenibilidad de la banda descansa en una palabra ausente del credo original: intervención. Brian Torchia enumera dos vías:
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Indirecta, profundizando medidas ya conocidas —por ejemplo, encajes y prohibición de tenencias en dólares para entidades—.
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Directa, con ventas de reservas “a cielo abierto”.
Ambas contienen el precio en el corto plazo; la segunda, además, evita golpes inmediatos sobre la actividad, pero siembra dudas más profundas sobre el programa: puede subir el riesgo país, estresar la deuda en dólares y retroalimentar un ciclo de intervención–desconfianza–más intervención que erosione la credibilidad de la banda.
El costo de intervenir
En el lenguaje de mercado, intervenir es comprar tiempo. El desafío es qué se hace con ese tiempo: si sirve para ordenar señales políticas y encauzar expectativas fiscales y cambiarias, el costo reputacional se amortiza; si no, cada venta de reservas se lee como debilidad, y la banda pasa de ancla a pared. La frontera es delgada: un exceso de celo puede espantar flujos y volver más caro el propio objetivo de estabilizar.
Lo que mira la macro y la política
Desde Abeceb señalan que, en lo macro-financiero, el régimen seguirá administrado con pragmatismo: Tesoro y BCRA combinan ventas, encajes, futuros y ajustes tácticos para desactivar apuestas unidireccionales. La disciplina fiscal y la prioridad de estabilidad de precios y tipo de cambio se sostienen, incluso a costa de enfriar la actividad. Pero el margen se encarece cada vez que la política no envía señales de moderación y construcción de mayorías.
Tres escenarios hasta octubre
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Prudencia con señales (55%): baja el tono de la confrontación, hay recomposición con gobernadores y la banda se respeta. Resultado: volatilidad acotada, compresión parcial del riesgo tras la elección y espacio para rollover.
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Positivo (25%): señales más claras y mejor rollover; se reducen spreads y se abre una ventana para financiamiento a plazos más largos.
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Negativo (20%): deriva en confrontación, test frecuentes del techo, más absorción de pesos y freno mayor a la actividad. En este caso, la banda pierde poder disuasivo y el BCRA paga con reservas o con tasa.
Qué pueden hacer empresas y ahorristas
La recomendación táctica que circula en mesas y consultoras es de “prudencia activa”:
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Cuidar caja y márgenes hoy y evitar posiciones que dependan de que “todo salga bien”.
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Escalonar vencimientos en pesos dentro de la ventana electoral, con preferencia por plazos cortos y cobertura selectiva.
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Evitar persecuciones de máximos en dólar financiero; comprar cobertura en retrocesos si el riesgo propio lo amerita.
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Mantener reglas internas (políticas de precios, inventarios, contratos) para no pagar la prima de ansiedad si el escenario central (prudencia con señales) termina imponiéndose.
Qué puede torcer la aguja
Tres catalizadores podrían alterar la foto:
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Señales políticas de moderación y acuerdos interjurisdiccionales que mejoren la lectura de gobernabilidad.
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Shock externo (financiamiento, mejora en términos de intercambio o programa con organismos) que refuerce reservas y baje prima de riesgo.
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Error de política —o escalada retórica— que rompa la presunción de defensa del techo y obligue a “quemar” credibilidad o reservas.
Qué hay detrás del “carry hasta las urnas”
El “carry” no es una postura ideológica, sino una gestión de probabilidades: mientras el BCRA defienda la banda, el upside del MEP es acotado y la tasa rinde más en el período. Pero el premio existe porque hay riesgo: un mal headline, una sorpresa en encuestas, un corrimiento de expectativas o una intervención mal calibrada pueden desmontar en días lo que el arbitraje ganó en semanas. Por eso, los operadores recomiendan disciplina de stop, escalonamiento y no apalancar de más.
Línea de fondo
El mercado compró —provisoriamente— la idea de estabilidad administrada: una banda defendible, un Central dispuesto a intervenir y una política que, si baja el tono, puede comprar semanas de calma. Con ese set, el carry luce razonable. La advertencia es conocida: administrar bandas sin una narrativa política que sume voluntades termina saliendo caro. La economía puede aguantar con técnica; para mejorar, necesita también consenso.