Por estas horas, el Gobierno Nacional se encuentra en un punto caótico, intentando aún entender la estrepitosa derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires. No la veían venir. Fue un cachetazo que entró de lleno y sin aviso.
O sí, porque avisos hubo, y varios, pero nadie quiso verlos, tampoco oírlos. El manejo de la macroeconomía escondido detrás de un Excel fue algo que hace tiempo le insisten al presidente Javier Milei que no funciona.
Hay variables, más allá de lo económico, que deben tenerse en cuenta a la hora de conseguir una estabilidad fiscal, ello al menos en lo socialmente aceptable, o si realmente hay una intención de ganar las elecciones.
Milei no la vio. Su equipo tampoco. Desde el entorno de Sebastián Pareja, el armador bonaerense de La Libertad Avanza, aseguran que se deslizó la idea de presentar la renuncia. Sin embargo ni el presidente ni la secretaria General de Presidencia hubiesen aceptado.
La eyección de un hombre clave en el armado de listas mostraría, en todo caso, debilidad y el síntoma de una mala elección que el Gobierno intenta evitar. Se mantiene a la idea de que le fue mejor que en 2023, donde, en las elecciones generales y antes del balotaje, Milei había sido votado por el 30% de los bonaerenses.
El primer paso del Gobierno, al menos en términos públicos, fue armar una mesa política con el fin de analizar los resultados electorales y armar estrategias de cara a los comicios que se celebrarán el 26 de octubre próximo.
Esa será la mayor batalla del Gobierno, mucho más que cualquiera que haya dado hasta ahora. Cada diputado y cada senador propio que pueda conseguir el presiente lo ayudará a avanzar en las medidas que busca implementar (y que el Congreso viene rechazando sistemáticamente).
No hubo un cambio de nombres, ni de aire. Tampoco un gesto valioso que dé a entender que realmente se busca recapacitar. De más está decir que la mesa política nacional está armada con los personajes más cuestionables del Gobierno.
Entre ellos se encuentran la secretaria General de Presidencia, Karina Milei; el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem; y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Los tres señalados en el escándalo por supuesta corrupción a través de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
También está Santiago Caputo, a quien, desde el entorno de la hermanísima, lo culpan de los reveses que viene teniendo el Gobierno en materia de redes sociales. Daniel “El Gordo Dan” Parisini quizá sea la muestra más férrea de ello.
Lo que vendrá en materia de administración política por el momento es un misterio. No hay mucho que se pueda decir, pero puede deducirse que finalmente se dará el brazo a torcer en puntuales ítems, como en el caso de los haberes jubilatorios.
La Administración Milei cuenta con el apoyo incondicional de la mayoría de los sub30, pero no le alcanza, y ello quedó evidenciado con la elección en terreno bonaerense. Es en tal caso que buscará impulsar medidas para reenamorar a los desencantados que lo apoyaron en las urnas hace dos años.
Ya hubo algo de eso incluso antes de la elección, cuando las primeras mediciones que recaían en el escritorio de Karina Milei comenzaban a levantar la sospecha de una derrota electoral. Allí el jefe de Estado tomó la decisión de bajar el tono del discurso y dejar de insultar.
Punto a favor, aunque tarde. Hubo durante estos casi dos años de gobiernos varios referentes aliados (del PRO y la UCR) que se habían acercado al presidente para señalarle que el discurso confrontativo, aunque genuino, podría traducirse en perdida del caudal de voto. Milei no escuchó en su momento, hecho que hoy debe lamentar.
Más allá de ello, las decisiones parecen bastante desacertadas por el momento. Si algo le haría bien al Gobierno hoy es aliarse con otros partidos de la centro derecha sin someterlos. Eso fue una parte de lo que finalmente alejó al votante del PRO.
No se puede deshacer lo hecho, pero sí intentar remediar lo estratégico. ¿Volver a encauzar una relación con Victoria Villarruel? ¿Acercar al espacio nuevamente a Ramiro Marra? Esos serían pequeños gestos que demostrarían grandes avances en el intento por demostrar algo de humildad.
Sobran medidas que pueda abordar el Gobierno Nacional para revertir el difícil escenario electoral, pero habrá que ver hasta dónde está dispuesto el presidente y su Gabinete a “torcerse” para conseguirlo.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today