José Manuel Campa dimite como presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), según ha informado un portavoz de la institución a Bloomberg. La salida de Campa se hará efectiva el 31 de enero de 2026 y llegará tres años antes de lo esperado, ya que su mandato no terminaba hasta mayo de 2029.
Por el momento no se conocen los motivos de la salida, que fue anunciada por Campa en la última reunión celebrada del consejo de supervisión. El regulador ha asegurado que se tomarán “todas las medidas adecuadas para garantizar una transición fluida hasta que se nombre a un nuevo presidente”.
José Manuel Campa, que fue secretario de Estado de Economía entre 2009 y diciembre de 2011, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, comenzó como presidente de la EBA en 2019 y el año pasado se prorrogó su contraro hasta el año 2029.
La EBA, con sede en París, es el organismo encargado de supervisar y armonizar la regulación bancaria en el conjunto de la Unión Europea. Entre sus funciones más relevantes se encuentra la organización de los denominados test de estrés a la banca, que se han convertido en una herramienta esencial para evaluar la solidez del sistema financiero y su capacidad de resistencia frente a escenarios adversos.
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Óscar Giménez
Pero los test de estrés no han estado exentos de polémica. Desde el sector bancario se ha cuestionado en varias ocasiones la carga administrativa y de recursos que supone cumplir con estos requisitos regulatorios, especialmente tras la oleada de normas implementadas después de la crisis financiera global de 2008. Aun así, los resultados de estas pruebas son determinantes, ya que de ellos dependen los requerimientos de capital que el Banco Central Europeo (BCE) fija de forma individual para cada entidad. Esto significa que un mal desempeño en los test puede traducirse en mayores exigencias regulatorias, limitando la capacidad de los bancos para distribuir dividendos o llevar a cabo recompras de acciones.
La ronda más reciente de test de estrés se publicó a principios de agosto y arrojó conclusiones relativamente positivas para la banca española. Según los resultados, las entidades nacionales muestran una fortaleza superior a la media europea a la hora de afrontar un hipotético escenario de contracción económica acompañado de subida del desempleo, caída de los precios de la vivienda y volatilidad financiera. Concretamente, la banca española consumiría alrededor de 180 puntos básicos de capital, frente a los 304 puntos de media en el conjunto de Europa.
Dentro del sistema financiero español, Bankinter fue la entidad mejor posicionada, con apenas 55 puntos de consumo de capital, lo que evidencia una mayor solidez relativa. En el lado opuesto, el Banco Sabadell se situó como la entidad más vulnerable ante estas turbulencias.
Fuente El Confidencial