El presidente Javier Milei emprende un nuevo viaje a Estados Unidos, esta vez con destino a Nueva York, para participar de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Esta visita se produce en un momento de particular agitación en el frente interno, marcado por reveses políticos en el Congreso y la agudización de escándalos que rozan a su círculo de confianza, en especial a su hermana Karina. De cara a las próximas elecciones, el mandatario busca así en el escenario internacional un respaldo que le permita fortalecer su gestión y reafirmar su posicionamiento global.
La agenda oficial del jefe de Estado en Nueva York tiene como punto central su discurso ante el plenario de la ONU, previsto para el próximo miércoles. Se espera que en su alocución defienda sus políticas de ajuste económico y apertura de mercados, presentándolas como el único camino viable para la recuperación de Argentina. Su mensaje estará previsiblemente cargado de los conceptos ideológicos que caracterizan su perfil, en un foro que reúne a líderes de todo el espectro político mundial.
Más allá de su participación en la cumbre multilateral, uno de los objetivos primordiales del viaje es de naturaleza económica y financiera. El Gobierno no descarta que se esté gestionando una ayuda extraordinaria del Tesoro de los Estados Unidos. Estas negociaciones, que se mantienen con hermetismo, buscarían garantizar los pagos de la deuda externa del país en el corto y mediano plazo.
La comitiva presidencial, aunque reducida, incluye a figuras clave de su gabinete, cuya presencia subraya la importancia de las gestiones a realizarse. La búsqueda de inversiones y el fortalecimiento de la confianza de los mercados es un eje transversal a todas las actividades programadas. Se busca transmitir una imagen de previsibilidad y compromiso con las reformas estructurales en marcha.
En el plano político, el viaje también tiene una carga simbólica de relevancia. Se trata de la duodécima visita del Presidente a Estados Unidos desde que asumió el poder, una frecuencia que evidencia la prioridad que le asigna a la relación bilateral con la potencia norteamericana. Esta estrategia de alineamiento incondicional con Washington es una de las marcas distintivas de su política exterior.

Uno de los encuentros más esperados, aunque aún no confirmado oficialmente en la agenda, es una posible reunión con el expresidente y actual candidato presidencial Donald Trump. Un cónclave de estas características reforzaría la sintonía ideológica entre ambos líderes y le permitiría a Milei exhibir un respaldo de peso en la escena internacional. La posibilidad de una fotografía conjunta es uno de los anhelos del equipo de comunicación presidencial.
Fuentes cercanas al Gobierno indicaron que el encuentro podría darse en el marco de una recepción que el exmandatario republicano ofrecería a las delegaciones extranjeras presentes en Nueva York. Este tipo de reuniones informales suelen ser propicias para establecer contactos y transmitir mensajes políticos sin las formalidades de una cumbre bilateral.
Este nuevo periplo internacional se da en un contexto local complejo para el oficialismo. Recientes derrotas en el Congreso, donde el Gobierno ha visto frustrados algunos de sus proyectos más importantes, han dejado en evidencia su debilidad parlamentaria. A esto se suman escándalos de presuntas irregularidades que han salpicado a funcionarios cercanos al Presidente.
La reciente derrota electoral en la provincia de Buenos Aires en los comicios legislativos también ha encendido las alarmas en la Casa Rosada. Este resultado adverso ha generado preocupación de cara a las elecciones nacionales de medio término del próximo mes, que se presentan como un plebiscito a la gestión libertaria.
En este sentido, el viaje a Estados Unidos puede interpretarse como un intento de desviar el foco de la atención de los problemas domésticos y mostrar un liderazgo fuerte en el ámbito internacional. La imagen de un presidente que dialoga de igual a igual con las principales figuras del poder mundial es un activo que el oficialismo busca capitalizar.
La relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) también estará presente en la agenda, aunque no se han anunciado reuniones formales con sus directivos. El respaldo de Estados Unidos es fundamental para cualquier negociación futura con el organismo multilateral de crédito.
Milei, entre el discurso y el pase de gorra
El discurso del Presidente ante la ONU será seguido con atención tanto en Argentina como en el exterior. Se espera que reitere sus críticas al “socialismo” y a las políticas de intervención estatal, defendiendo a ultranza los principios del libre mercado. Su estilo confrontativo y sin matices seguramente generará repercusiones en el ámbito diplomático.
La optimización de la agenda buscará aprovechar cada instancia para promover las oportunidades de inversión en Argentina. Se pondrá énfasis en sectores como la energía, la minería y la economía del conocimiento, que el Gobierno considera estratégicos para el desarrollo del país.
El equipo económico que acompaña al Presidente mantendrá reuniones técnicas con inversores y representantes de entidades financieras. El objetivo es despejar dudas sobre el rumbo económico y transmitir confianza en la capacidad del Gobierno para llevar adelante las reformas prometidas.
La reiterada elección de Estados Unidos como destino principal de sus viajes ha generado críticas por parte de algunos sectores de la oposición, que señalan un descuido de las relaciones con otros socios estratégicos, especialmente en América Latina. Sin embargo, el Gobierno defiende su política exterior como una apuesta pragmática por los intereses nacionales.
El resultado de este viaje se medirá no solo en los acuerdos concretos que se puedan alcanzar, sino también en la capacidad del Presidente para proyectar una imagen de solvencia y liderazgo. Se espera que en un contexto de alta polarización, cada gesto y cada declaración serán analizados al detalle.
La comunidad internacional observa con atención los primeros meses de la gestión de Milei, un “outsider” de la política que ha irrumpido con un discurso disruptivo. Su participación en la ONU será una nueva oportunidad para que el mundo conozca de primera mano sus ideas y su proyecto de país.
El regreso del Presidente a Argentina está previsto para el fin de semana, tras lo cual deberá retomar una agenda local cargada de desafíos. La resolución de los conflictos políticos y la gestión de las tensiones sociales serán tareas impostergables.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today