El plano fiscal exhibe solidez, aunque persisten tensiones en el frente político. En agosto se registró un nuevo superávit, consolidando la principal ancla del programa económico. Sin embargo, el rechazo legislativo a tres vetos presidenciales expuso cierta fragilidad institucional. En paralelo, el Presupuesto 2026 ratifica la meta de equilibrio, con un superávit primario proyectado de 1,5% del PBI, por debajo del 2,2% previsto por el FMI, debido a diferencias tanto en la dinámica de ingresos como en la del gasto.
En agosto, el Sector Público Nacional (SPN) volvió a mostrar superávit, con un resultado primario de $1.556.864 millones y un superávit financiero de $390.301 millones. En el acumulado de los primeros ocho meses del año, se alcanzó un superávit primario de 1,3% del PBI y un superávit financiero de 0,4% del PBI. En materia de gasto primario, agosto marcó el ajuste más fuerte del año, con una contracción interanual de -6,4%. No obstante, en el período enero-agosto aún se registra un leve incremento interanual de +1,1%. Dentro del gasto, los subsidios fueron la partida más recortada, con caídas de -39,2% interanual real en agosto y -43,5% en el acumulado anual. Por rubros, los subsidios a la energía evidenciaron la mayor reducción (-65% real acumulado), seguidos por los destinados a “otras funciones” (-54%), mientras que los subsidios al transporte resultaron los menos afectados (-8,6%). Si se incluyen los intereses capitalizables, el resultado financiero acumulado se revierte y pasa a un déficit de -0,5% del PBI.
El frente fiscal, que venía mostrando fortaleza, enfrentó un revés político tras el rechazo a tres vetos presidenciales sobre leyes con impacto presupuestario: la Ley de Financiamiento Universitario (0,14% del PBI anual), la Ley Garrahan (0,02%) y el refuerzo de ATN (0,10%). En conjunto, implican 0,25% del PBI anual y 0,1% del PBI en lo que resta de 2025. Aunque el efecto económico es acotado, la señal política es significativa.
Este escenario coincide con la presentación del Presupuesto 2026, que proyecta un superávit primario de 1,5% del PBI tanto para 2025 como para 2026. Se ratificó el compromiso con la consolidación fiscal, aunque se incluyeron incrementos en partidas sensibles como gesto político y de sensibilidad social: jubilaciones (+0,12% del PBI, por debajo del 1% que implicaba el proyecto vetado), universidades (+0,02% frente al 0,14% de la ley aprobada) y salud (+0,05%).
De acuerdo con el Presupuesto, el gasto primario aumentaría 0,2% del PBI, compensado por un incremento equivalente en los recursos totales, manteniendo un superávit financiero de 0,3%. Sin embargo, el superávit primario proyectado (1,5%) se ubica por debajo de la estimación del FMI (2,2%). El organismo multilateral prevé un aumento de recursos equivalente a +0,5% del PBI y una reducción del gasto de -0,1%. En cambio, el Presupuesto oficial considera que tanto el gasto primario como los recursos crecerán 0,2% del PBI. A diferencia del FMI, no anticipa una caída de subsidios económicos, sino su estabilidad en relación al PBI, junto con mayores erogaciones en jubilaciones, transferencias y gasto de capital.
En resumen, la suba de jubilaciones ya estaba prevista, pero el resto del gasto también aumenta, lo que impide mejorar el resultado primario en los términos que proyecta el FMI. En el plano de los ingresos, la mejora se apoya en la recuperación del impuesto a los combustibles y en incrementos reales de derechos de importación/exportación y del impuesto a las Ganancias.
En términos de financiamiento, 2026 contempla vencimientos por USD 18.000 millones (de los cuales USD 10.000 millones con acreedores privados, con un primer pago de USD 4.500 millones en enero) y $128 billones en pesos (11,2% del PBI). La actual administración prevé financiamiento neto marginal de organismos internacionales (0,3% del PBI), por lo que la principal fuente será la deuda interna capitalizable en pesos (5,2% del PBI, unos $57 billones). La exclusión de intereses capitalizables en el resultado fiscal permite mostrar un superávit financiero con un menor esfuerzo primario, lo que explica parte de la diferencia con el FMI. Mientras que el organismo estima intereses equivalentes al 2,2% del PBI, el Presupuesto 2026 los sitúa en 1,2%.
Fuente El Cronista