Buenos Aires, 8 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA–La expansión de las inversiones y las infraestructuras chinas en América Latina ha venido acompañada por un fenómeno menos visible pero de gran impacto estratégico y criminal: la inserción de redes ilícitas que operan bajo la cobertura de la “ruta económica”. Informes recientes advierten que China no solo construye puertos, carreteras y sistemas energéticos, sino que también permite —o, en algunos casos, tolera— la proliferación de actividades como el contrabando de precursores químicos, el lavado de dinero y el tráfico de fauna exótica.
Puertos chinos y riesgos ocultos
Un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) revela que 37 proyectos portuarios latinoamericanos están vinculados a empresas chinas, entre los cuales destacan terminales estratégicas como Chancay (Perú) y Paranaguá (Brasil). Estas infraestructuras, si bien legitiman el comercio legítimo, también ofrecen rutas seguras para trasladar carga ilícita sin demasiada supervisión estatal.
Los analistas advierten que algunos intermediarios chinos compran productos ilegales —como aletas de tiburón, madera o minerales— y los envían directamente a China mediante rutas con escasos controles. Esta dinámica multiplica los riesgos de que las infraestructuras financiadas por Pekín sirvan de apoyo al contrabando y al tráfico de mercancías ilícitas.
El poder de los triads y la convergencia criminal
El fenómeno se extiende a nivel global. Redes chinas como los triads, snakeheads y los esquemas llamados flying money (movimiento ilegal de capitales transnacionales) han sido documentados como piezas centrales en el tráfico de precursores químicos, el lavado de dinero, el tráfico de especies silvestres y la trata de personas.

Expertos como Leland Lazarus, investigador especializado en relaciones chino-latinoamericanas, señalan que estas organizaciones operan simultáneamente en varios frentes: envío de precursores para la producción de fentanilo, lavado de activos, tráfico de fauna y trata humana. Su modelo de convergencia criminal les permite moverse entre la legalidad y la clandestinidad con notable eficacia.
La Fundación Andrés Bello sostiene que China figura como el principal productor de precursores químicos de fentanilo, muchos de los cuales se exportan desde fábricas con conexión directa a empresas estatales o semiestatales.
Casos que exponen la red criminal
En Chile, la llamada Operación Dinastía del Dragón del Sur reveló la magnitud del fenómeno. Las autoridades desmantelaron una red de ciudadanos chinos dedicada al cultivo de marihuana en interiores, con vínculos con el narcotráfico internacional. Se incautaron más de 7.000 plantas, 480 kilos de cannabis procesado, armas, municiones y grandes sumas de dinero.

Otro caso destacado se registró en Surinam, donde investigadores documentaron el tráfico ilegal de partes de jaguar con destino a China. Estas operaciones se realizan en alianza entre redes locales y mafias chinas, utilizando puertos con baja fiscalización.
Infraestructura y estrategia
La inversión masiva en infraestructura —puertos, ferrocarriles y telecomunicaciones— responde no solo a fines comerciales, sino también a objetivos geopolíticos. Las redes criminales encuentran en estos proyectos una cobertura perfecta para distribuir bienes ilícitos y consolidar sus operaciones.
El uso de tecnología china en sistemas logísticos y portuarios agrega otro nivel de riesgo, al permitir que el régimen de Pekín mantenga un control indirecto sobre los movimientos de carga y datos estratégicos de comercio regional.
El desafío regional y la respuesta pendiente
El avance de estas redes criminales representa un desafío para la seguridad, la gobernabilidad y la soberanía estatal de América Latina. Reforzar la transparencia en los contratos, mejorar los mecanismos de control portuario y fortalecer la cooperación internacional resultan esenciales para evitar que la “nueva ruta de la seda” se convierta en un corredor del crimen organizado.