Por Embajadora Florencia Miao-hung Hsie
Directora General de la Oficina de Comercio y Cultura de Taipéi en Argentina
El planeta vive un momento decisivo. Las olas de calor, incendios forestales e inundaciones que golpean a todos los continentes nos recuerdan que el cambio climático no conoce fronteras. Frente a este desafío, la cooperación internacional bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) es más urgente que nunca. Sin embargo, Taiwán, un país responsable y tecnológicamente avanzado, sigue siendo excluido de este mecanismo, a pesar de sus notables aportes.

Embajadora Florencia Miao-hung Hsie
Taiwán ha elevado la acción climática al nivel de política de Estado. En 2025 aprobó la tercera fase de metas de reducción de gases de efecto invernadero, aumentando la meta para 2030 a un 28 % menos que en 2005, y proyectando una reducción de 38 % para 2035. Este año, lanzó su sistema de cobro de carbono —con una tarifa inicial de 10 USD por tonelada— y se prepara para implementar un mercado de comercio de emisiones, estableciendo uno de los pocos sistemas duales de precios de carbono en Asia.
Además, el Ministerio de Medio Ambiente impulsa un Plan Nacional de Adaptación Climática que abarca infraestructura, agua, salud, energía y biodiversidad. La creación de una Alianza para la Adaptación al Calor Extremo fortalece la protección de las comunidades más vulnerables.

Lejos de ser un espectador, Taiwán es un actor activo en la transición verde global, promoviendo innovación, eficiencia energética y soluciones tecnológicas de bajas emisiones. También coopera con América Latina en áreas como agricultura inteligente, gestión hídrica, educación ambiental, y prevención de desastres naturales con la aplicación de tecnologías, demostrando que la sostenibilidad puede ser un puente de cooperación incluso sin relaciones diplomáticas formales. De cara a la COP30 en Belém, Brasil, bajo el lema Global Mutirão (acción colectiva global), el mundo necesita sumar manos, no excluirlas. Permitir la participación significativa de Taiwán en la UNFCCC no es una cuestión política, sino una necesidad climática. En la lucha por un planeta más limpio y seguro, ningún esfuerzo debe quedar fuera