La riqueza de los hogares jóvenes ha sufrido un profundo retroceso, especialmente en la última década. Su nivel actual de patrimonio neto es notablemente bajo y está en valores solo ligeramente superiores a los de 2016. Algo que se entiende, en gran medida, por el desplome de la propiedad de vivienda en las nuevas generaciones, principal vehículo de construcción patrimonial en España. Además, la falta de crecimiento en la renta disponible ayuda a entender la escasa capacidad de ahorro para convertir en patrimonio, que sigue siendo en su mayoría de tipo no financiero.
Estas son algunas de las conclusiones que se desgranan del nuevo informe del Observatorio del Ahorro, ‘Radiografía de la evolución del patrimonio de los hogares españoles: la dificultad del ahorro para las nuevas generaciones’, promovido desde la Fundación Mutualidad y Esade, y que se ha presentado hoy en un evento que ha tenido lugar en la sede de Fundación Mutualidad en Madrid. El estudio emplea datos extraídos del Panel de Hogares (PH) del Instituto de Estudios Fiscales y de la Agencia Tributaria. A ello le añade análisis adicionales de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) y de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV).
Menor acceso a la vivienda
Según señala este nuevo informe, dos tercios de los hogares jóvenes de 18 a 34 años en España no tiene acceso a la vivienda en propiedad, y tan solo una tercera parte de los inmuebles están en propiedad de personas de este grupo poblacional. Estos datos corroboran una tendencia decreciente, ya que, en 2002, el acceso de los jóvenes a una vivienda en propiedad alcanzaba el 65%.
En paralelo, la renta neta por persona de los hogares menores de 30 años ha llegado a descender cerca de 500 euros desde 2008 y hasta 2024 (un 3,6%), pasando de casi 14.000 euros anuales de 2008, año en el que aconteció el colapso crediticio global, hasta los alrededor de 13.500 euros de hoy. Es el grupo de edad adulta que presenta el peor perfil de capacidad adquisitiva. Dada esta situación, este grupo poblacional ha visto restringida tanto su capacidad de ahorro personal como su inversión en activos financieros.
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Todo ello resulta en una menor conversión de renta en patrimonio de este grupo poblacional: la evolución del patrimonio de los menores de 35 años en España ha tenido una trayectoria descendente y, entre 2002 y 2022, la riqueza bruta mediana descendió un 75%.
Como resultado, el patrimonio neto (activos menos deudas) de un hogar con un sustentador principal de entre 18 y 40 años es de menos o alrededor de 5.000 euros. De ellos, la vivienda en propiedad (medida en esta fuente de datos por su valor catastral) sigue siendo la base tradicional de acumulación de riqueza, también entre la población joven. Así los activos no financieros (principalmente, la vivienda) representan aproximadamente el 80% del valor bruto total de las personas jóvenes, mientras que éstos destinan únicamente un 20% a activos financieros.
Blanca Narváez, directora general de Fundación Mutualidad, subraya que “A las nuevas generaciones no les resulta sencillo acumular riqueza y patrimonio, algo que redunda en su capacidad para acceder a la vivienda. Esto se ha deteriorado notablemente en los últimos años y, en este punto, las políticas públicas orientadas a mejorar la capacidad de ahorro de las nuevas generaciones resultan imprescindibles.”.
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Para solventar la situación financiera presente y futura de la población joven en España, el Observatorio de Ahorro propone diversas maneras para restituir la hipótesis, ahora quebrada, del ciclo vital, que postula que los jóvenes acumulan riqueza progresivamente y la consumen tras la jubilación. Propone, por un lado, considerar mecanismos de ahorro automático vinculados al empleo como las cuentas a largo plazo con aportaciones periódicas; o para beneficiarios de prestaciones sociales de bajo ingreso, en coordinación con dichas prestaciones. Además, señala la necesidad de avanzar en materia legislativa para modular cambios más estructurales en el mercado residencial.
Por otro lado, incide en que es fundamental que la población de todos los segmentos de edad y, en especial, jóvenes, tengan acceso a programas de educación financiera basados en evidencia, enfocados en ofrecer herramientas útiles para que las nuevas generaciones puedan ganar autonomía y capacidad de tomar decisiones independientes e informadas, alineadas con sus intereses a largo plazo.
Jorge Galindo, director adjunto del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol) y uno de los autores del estudio, considera que “mientras resolvemos en el enorme problema social y generacional que supone el acceso a la vivienda, debemos trabajar en paralelo en que las nuevas generaciones tengan también un acceso equitativo y de calidad a otros vehículos para construir patrimonio. Esto, además de ayudar a su futuro, mejorará la igualdad de oportunidades”
“Iniciativas como la promoción de planes de pensiones voluntarios desde una edad temprana con incentivos fiscales o laborales amplían las herramientas disponibles para que los jóvenes puedan elegir con ese mayor grado de autonomía su futuro”, afirman desde Fundación Mutualidad, que cuenta con un programa de educación financiera para jóvenes trabajadores/as de entre 24 y 34 años que aborda la necesidad de la cultura del ahorro y planificación financiera personal.
Fuente El Confidencial