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Celeste Guerrero intentó desligarse del crimen y señaló a su pareja
Buenos Aires, 17 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA —Ocho de los nueve imputados por el triple crimen con sello narco ocurrido en Florencio Varela fueron citados a declarar este viernes en los Tribunales de San Justo. Solo tres aceptaron dar su testimonio, entre ellos Magalí Celeste González Guerrero, propietaria de la vivienda donde se hallaron los cuerpos de las víctimas. Guerrero, pareja de Miguel Ángel Villanueva, intentó despegarse de la autoría y responsabilizó directamente a su pareja y a otros integrantes del grupo.
“Yo soy inocente. No sabía que iban a matar a las chicas, y si lo hubiera sabido nunca hubiera accedido porque ahí vivo con mi hijo desde que nació”, afirmó ante el tribunal. Dijo que solo permitió que usaran su casa “para una fiesta”, aunque reconoció que al regresar encontró desorden y objetos faltantes.
Guerrero relató que vio a Villanueva con la mano ensangrentada y que, horas después, él le confesó los crímenes: “Me dijo que se lastimó con un destornillador cuando apuñaló a una de las chicas que se quiso escapar. También me contó que a la última la habían asfixiado junto con ‘Pequeño J’”.
Detalles macabros y complicidad de otros imputados
En su testimonio, la mujer mencionó a dos cómplices apodados “Paco” y “Nero”, quienes —según su versión— cavaban el pozo donde serían enterradas las víctimas. Dijo haber visto tierra removida y a uno de los hombres “en cuero con una pala”, aunque aseguró no haber comprendido lo que sucedía. También relató que Villanueva llamó a familiares de una de las víctimas durante la tortura para exigirles la devolución de droga, grabando parte de la escena con el celular de “Pequeño J”.
Pese a estos detalles, Guerrero omitió su participación directa y procuró desvincular a su entorno familiar. Su declaración, sin embargo, fue recibida con escepticismo por los fiscales Adrián Arribas, Claudio Fornaro, Diego Rulli y Lorena Pecorelli, quienes sostienen que la mujer no solo facilitó el lugar del crimen, sino que también intentó encubrir pruebas tras los homicidios.
González aseguró que Villanueva le contó sobre una llamada a un familiar de una de las víctimas, Brenda Loreley del Castillo:“Le pidieron la droga. No sé a que familiar; creo que era de la familia de Brenda. La filmaron mientras la estaban torturando, cuando le cortaron la cara. Me dijo que la llamada la hicieron con el celular de ‘Pequeño J’ con ‘Duro’, porque la droga era de ‘Duro’”.
Vínculos con el poder político y sindical
La investigación sobre Celeste Guerrero ha cobrado dimensión política debido a sus nexos familiares y sindicales. La casa utilizada para los asesinatos pertenecía a una dirigente identificada como “mano derecha de Roberto Baradel”, del gremio docente SUTEBA, y era alquilada a la madre de Guerrero.
Su madre, Marcela Fabiana Guerrero, se desempeña como directora de Gestión Curricular de Educación Primaria en el distrito bonaerense de La Matanza, dentro del sistema educativo provincial que depende del gobierno de Axel Kicillof.
Aunque no hay documentos que acrediten un cargo político directo de Celeste Guerrero, fuentes judiciales señalan que mantiene proximidad con referentes del oficialismo provincial y estructuras sindicales vinculadas al gremio docente. Estas relaciones están siendo analizadas ante la sospecha de posibles encubrimientos o protección política.
Un caso que expone la relación entre crimen y estructura estatal
El triple asesinato, inicialmente considerado un ajuste de cuentas por drogas, ha derivado en una trama más amplia que podría vincular actividades ilícitas con sectores sindicales y del aparato estatal. Los fiscales mantienen bajo reserva varias líneas de investigación, pero admiten que la conexión entre los acusados y el entorno político bonaerense podría dar un giro sensible al expediente.
El caso continúa bajo secreto de sumario y se espera que en los próximos días se convoque a nuevas audiencias para ampliar las declaraciones de los imputados y testigos.
