Buenos Aires, 19 de octubre de 2025-Total News Agency-TNA-.La Argentina, un país con un historial extenso de incumplimientos en sus obligaciones financieras internacionales, enfrenta una paradoja: acumula acreencias millonarias con tres naciones que le deben sumas significativas desde hace décadas, montos que continúan creciendo por intereses acumulados y que ningún gobierno ha logrado recuperar, agravando la escasez de divisas en el país.
Según registros oficiales actualizados por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), estos créditos, capitalizados en 2011, superan los US$3000 millones y representan un legado de préstamos concedidos en los años setenta para fomentar exportaciones, pero que permanecen como reliquias contables sin resolución.
Cuba encabeza la lista de deudores
Cuba es el principal deudor, con un pasivo que se originó el 24 de agosto de 1973 durante la presidencia interina de Raúl Lastiri, aunque impulsado por el gobierno anterior de Héctor Cámpora. El crédito inicial de US$600 millones buscaba financiar la exportación de vehículos y maquinaria agrícola argentina, como modelos de Fiat, Renault, Ford, Citroën y Peugeot, en un contexto donde Fidel Castro gobernaba la isla.
Actualmente, la deuda capitalizada asciende a US$1278,75 millones, a los que se suman intereses por US$1722,06 millones hasta agosto de 2025, superando incluso el monto principal. Estos intereses han aumentado en US$113,28 millones entre marzo de 2024 y el último registro disponible.
En el caso cubano, la situación trasciende lo económico: no solo agredió a la Argentina exportando su “revolución” asesina, alimentando ideológicamente a organizaciones terroristas como Montoneros, sino que también la estafó financieramente, dejando un pasivo impago que simboliza una doble afrenta histórica.
Otros deudores menores pero persistentes
La República Cooperativa de Guyana debe originalmente US$4,51 millones, que con intereses devengados y compensatorios alcanzan hoy los US$17,81 millones.
Por su parte, la República Centroafricana acumula una deuda de US$43,12 millones, complicada por su inclusión en la iniciativa HIPC del Club de París, que ofrece alivio a países pobres altamente endeudados mediante aplazamientos, condonaciones y reducciones de obligaciones.
Intentos fallidos de cobro a lo largo de las décadas
Desde el retorno de la democracia en 1983, sucesivos gobiernos argentinos han intentado sin éxito recuperar estos fondos. Raúl Alfonsín logró pagos parciales de Cuba por US$102 millones en 1988 y US$98,6 millones en 1989, durante la hiperinflación.
Carlos Menem avanzó en conciliaciones en 1995, fijando la deuda cubana en US$1278 millones con intereses basados en la tasa Libor más 1,5 puntos, pero sin cobros efectivos.
Néstor Kirchner, pese a su afinidad ideológica con el régimen cubano, impulsó gestiones en 2003 a través de su canciller Rafael Bielsa, quien propuso canjes por tecnología médica y bonos para turismo, pero las negociaciones no prosperaron.
Mauricio Macri delegó en su jefe de Gabinete, Marcos Peña, un viaje a La Habana que se canceló por un huracán.
Alberto Fernández, a través de su canciller Felipe Solá, recordó el tema en la cumbre de la Celac en 2020, sin avances.
Estos esfuerzos subrayan la dificultad de cobrar a un régimen comunista como el cubano, donde las misiones diplomáticas han concluido en fracasos repetidos.
Orígenes en un plan exportador olvidado
Los créditos forman parte de un esquema de los años setenta que incluyó convenios con al menos 13 naciones, como China, Nicaragua y Perú, aunque la mayoría por montos menores. Solo tres persisten en los balances del BICE, sin que ningún administración los declare perdidos ni logre su recuperación, reflejando la ironía de un país que alguna vez prestó y ahora depende de préstamos externos.

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