La desgracia de Jacqueline Guillén cuesta ya 20.000 euros, muchas cajas de antidepresivos y un año de pesadillas en el sofá de casa de una amiga. De una de las de verdad, no como Petronila, la paraguaya a la que sentía como casi a alguien de su familia y que lleva un año ahora viviendo a costa de su dinero y su salud Por hacerle un favor, como relató a ABC el pasado febrero, le alquiló un bajo reconvertido en vivienda en el distrito de Hortaleza; desde entonces, la deuda ha ido creciendo, «Me tiene frita a denuncias, me amenaza, me injuria, y llevo un año durmiendo en el sofá de una amiga, de prestado», asegura la víctima de este embrollo, que recibe insultos, amenazas y hasta han mandado su familia mensajes injuriosos: «Señora, su hija trabaja de prostituta en Londres y en España. Y anda persiguiendo a mi amiga Petronila. No hable de hijos ajenos, primero eduque a los suyos; no son perfectos». A raíz de aquel reportaje, Jacqueline fue recibida por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Lejos de hacer replantearse su situación a Petronila, la inquiokupa le ha puesto dos querellas y una demanda («que son falsas», insiste la casera estafada) e incluso ha achuchado al llamado Sindicato del Barrio de Hortaleza, que le envió un correo electrónico arremetiendo contra ella por reivindicar el derecho a su propiedad privada. Los primeros alquileres que cobró Jacqueline a Petronila y a otra amiga que ya se fue eran de 850 euros. La dueña residía entonces en Londres, donde tiene a sus padres. «Se trajo de Paraguay a su hijo, de unos 18 años en la actualidad y con epilepsia, a pasar unas vacaciones. Pero ella decidió que se quedara aquí, para empadronarlo y solicitar ayudas». El alquiler subió 100 euros, y ya dejó de abonarlo en el otoño del año pasado. Noticia Relacionada Pedradas y con bates de Bukaneros estandar No Salvaje reyerta con una empresa y un boxeador que iban a expulsar a un inquiokupa en Madrid Carlos Hidalgo Los del Rayo Vallecano apalizaron junto a su gimnasio al púgil David Andrés y a los empleados que contrató para echar a un radical de su pisoLa inquilina contrató a un abogado y llegó a decirle: «Los okupas no pagan. Mantengo mi postura de continuar en la casa. Tenemos contrato hasta el 9 de agosto de 2025. Entonces, te entregaré las llaves». Estamos en octubre y todo va a peor. Una de las denuncias vino después de que Jacqueline reconociera en ABC que la vivienda no tiene cédula de habitabilidad. Eso, que Petronila lo sabía, no avala que se quede allí como si fuera suya la posesión.«Lo hace para ralentizar el proceso judicial. Adónde son capaces de llegar los delincuentes que aprovechan estas leyes injustas para robar y vivir a costa de nuestro dolor. Estas personas son capaces de acosarnos para denunciarnos por acoso; injuriarnos para demandarnos por injurias; agredirnos para denunciarnos por agresión … Todo, con el simple plan de seguir robándonos y okupar nuestras viviendas, tener casa gratis indefinidamente, sin importarles valerse de falsos argumentos para jugar con la ley. Esta situación, como muchas otras, destrozan vidas, haciendo que alguien de clase media se convierta en indigente gracias a leyes injustas«, se lamenta Jacqueline, a la que han vuelto a llenar de calumnias e insultos sus redes sociales por realizar la denuncia.«Me ha destrozado la vida»Esta mujer está en numeros rojos. Debe 600 euros de comunidad, lo mismo que tiene que pagar al mes de hipoteca, para que la que era su amiga siga viviendo allí con su niña pequeña: así ha conseguido Petronila un informe municipal vulnerabilidad, lo que ha paralizado el desahucio. El menú de Jacqueline es Heipram y Diazepam tres veces al día, sus particulares desayuno, almuerzo y cena.Para colmo, el sofá donde se aloja está en casa de una amiga que vive muy cerca, también en López de Hoyos, por lo que tiene que pasar delante de la que es su vivienda legal constantemente. Hace poco, Petronila, a la una de la madrugada, la estaba esperando, grabándola con el móvil. «Llamó a la Policía, que entró en la casa y me informó de que aquello parecía una comuna, que no entendían cómo alguien podía vivir así. Después, puso una querella criminal. Tras ver que esto no funcionó, decidio solicitar la cancelacion de contrato», relata la afectada, que se encuentra en el paro.«Me ha destrozado la vida. Lo último es que me pide 5.600 euros para entregar las llaves y tengo que retirar todo el proceso, sin que me pague todo lo que debe. Si no, dice que va a seguir haciendo todo lo posible para quedarse en mi casa», lamenta Jacqueline. Asegura que, aunque accediera a darle los 5.600 euros, no los posee: «Lo único que tengo ahora son deudas», pero, además, no está dispuesta a accerder al chantaje.
Fuente ABC