Nueva York, 8 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA –Taiwán ha vuelto a expresar con firmeza su condición de nación independiente desde hace 130 años, y su decidido derecho a mantener relaciones diplomáticas con los países que determine y a participar como Estado pleno en el sistema de las Naciones Unidas. Esta reafirmación se produce en el contexto de un comunicado emitido por la misión diplomática de la República Popular China que exige a la Unión Europea que “deje de apoyar y tolerar actividades independentistas taiwanesas”, lo que Taipei considera una injerencia directa en sus asuntos internos y una vulneración de su soberanía.
En la nota, Pekín acusó al Parlamento Europeo de haber permitido que la vicepresidente de Taiwán, Hsiao Bi-khim, pronunciara un discurso en sus instalaciones, calificándolo de “actividad separatista” que socava la confianza política entre China y la UE. Frente a ello, el Gobierno de Taiwán subraya que no está realizando ninguna parte de un plan separatista, sino simplemente ejerciendo su soberanía como nación democrática, que se remonta al establecimiento formal de la República de China en 1912 y su traslado a la isla en 1949, donde ha mantenido un gobierno autónomo, libertad política y pleno autogobierno.
La vicepresidenta Hsiao, acompañada del ministro de Asuntos Exteriores Lin Chia-lung, destacó en su intervención que la estabilidad en el Estrecho de Formosa “no es sólo un asunto regional sino una piedra angular de la prosperidad global”. Dijo también que la creciente presión militar de China contra la isla representa un riesgo no solo para los taiwaneses, sino para todo el sistema internacional basado en reglas. En este marco, Taiwán reafirmó que sus más de 23 millones de habitantes deciden su propio futuro y que su gobierno busca completar la membresía plena en la ONU, argumentando que reúne los atributos de un Estado: población permanente, territorio definido, gobierno efectivo y capacidad de relaciones internacionales.
El último sondeo internacional sobre reconocimiento demuestra que Taiwán mantiene relaciones formales con una docena de países, aunque la mayor parte del mundo observa “la política de una sola China” que impulsa Pekín y que limita el reconocimiento diplomático directo hacia Taipei. No obstante, la isla mantiene te considera a sí misma una nación independiente de facto y se apoya en los valores de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos que la distinguen frente al régimen autoritario del continente. Analistas internacionales sostienen que, si bien la corresponsabilidad de toda la comunidad internacional con la paz en el Asia-Pacífico aconseja evitar provocaciones, también exige no conceder impunidad a los intentos de coacción diplomática o militar.
La campaña diplomática de China para aislar a Taiwán se ha acompañado en años recientes por ejercicios militares en las inmediaciones de la isla y por la presión política sobre países que desean estrechar lazos con Riga o con otras capitales europeas, lo que Taipei interpreta como una estrategia de intimidación. Frente a ello, el gobierno de Taiwán insiste en que el derecho a decidir su destino no puede ser supeditado a amenazas externas y que su lucha por integrarse en organismos internacionales obedece a su condición de actor libre, soberano y contribuyente al bien común global.
Mientras la tensión se mantiene alta en el Estrecho de Formosa, la postura de Taiwán no cambia: reafirma su independencia, reclama su lugar legítimo en la ONU y avanza en la profundización de sus vínculos con democracias de todo el mundo que reconocen no solo sus valores, sino también su realidad como nación autónoma. En ese contexto, Taipei considera que el diálogo, el respeto al derecho internacional y la reafirmación de su libertad son herramientas fundamentales para garantizar su seguridad, su prosperidad y su contribución al orden internacional.

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