Washington, 13 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, lanzó en el National War College de Washington una ofensiva política para reorientar al Pentágono y a la industria de defensa hacia un esquema de “tiempos de guerra”, con el objetivo de acelerar la producción de armamento, reducir controles burocráticos y consolidar la supremacía militar norteamericana durante las próximas décadas. Frente a altos mandos militares y directivos de las principales contratistas, advirtió que el país vive “un momento como el de 1939” y que, si quiere evitar una guerra abierta, debe prepararse ahora para un choque militar de gran escala.
En su discurso, Hegseth definió a la “burocracia del Pentágono” como el gran adversario interno de Estados Unidos. No apuntó contra las personas sino contra el sistema: un entramado de normas, comités y procedimientos que, según describió, desperdicia recursos, desalienta la innovación y retrasa durante años la llegada de nuevas capacidades al campo de batalla. Planteó que la prioridad ya no será cumplir cada requisito administrativo, sino entregar resultados rápidos y tangibles a los combatientes.
El eje central de su propuesta es una transformación a fondo del sistema de compras militares. Hegseth anunció “la muerte” del actual sistema de adquisiciones de defensa y su reemplazo por un “sistema de adquisiciones para la guerra”, pensado para operar a “velocidad de guerra”. Eso implica acortar radicalmente los plazos de diseño, pruebas y contratación, aceptar mayores riesgos en la fase de adquisición y concentrarse en poner armas y sistemas en manos de las tropas mucho antes de que los procesos estén perfeccionados al cien por ciento.
Como parte de ese giro, confirmó la eliminación del JCIDS, el complejo mecanismo con el que el Pentágono definía requisitos y capacidades para nuevos programas, al que acusó de avanzar “a la velocidad del papeleo, no de la guerra”. En su lugar, se crearán nuevos órganos de decisión para vincular de manera directa prioridades operativas, financiamiento y desarrollo tecnológico, con la meta de que cada dólar invertido se traduzca con rapidez en poder de combate real y no en planes que nunca se concretan.
Hegseth detalló cinco grandes transformaciones: convertir a la industria estadounidense en una base industrial de guerra centrada en rapidez y volumen; liberar el potencial del personal técnico y civil priorizando el progreso por sobre los procedimientos; reescribir las reglas de contratación para privilegiar soluciones comerciales ya existentes; elevar los umbrales de riesgo técnico para acelerar la producción; y alcanzar “velocidad de guerra” como norma, no como excepción. El principio, resumió, es claro: aumentar el riesgo de adquisición para reducir el riesgo operativo de los militares desplegados.
El secretario de Guerra lanzó además un mensaje directo a las grandes contratistas: si no se adaptan a este nuevo esquema, “desaparecerán”. Les reclamó que inviertan capital propio, en lugar de depender exclusivamente del contribuyente, y que acepten una competencia más dura, con múltiples proveedores para sistemas críticos, contratos ligados al desempeño y penalizaciones proporcionales por demoras y sobrecostos. Anunció la creación de una “Unidad de Producción en Tiempo de Guerra” para negociar acuerdos innovadores, expandir la capacidad industrial y garantizar entregas a tiempo, tanto para las fuerzas estadounidenses como para aliados y socios que adquieren armamento norteamericano.
En el plano político, Hegseth encuadró toda esta agenda en la visión del presidente Donald Trump de una “paz basada en la fuerza”. Presentó las reformas como una “guerra de desgaste burocrático” que el Departamento de Guerra piensa sostener durante años, con órdenes ejecutivas ya firmadas, cambios legislativos en marcha y una reconfiguración del sistema de ventas militares al exterior para reducir tiempos de entrega a los aliados. Aseguró que el mundo observa si Estados Unidos está dispuesto a reconstruir el “arsenal de la libertad” y prometió que la nueva estructura del Pentágono estará preparada para librar y ganar las guerras que, según advirtió, se insinúan en el horizonte.

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