Ezeiza, 16 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA- La devastadora explosión seguida de incendio en el polígono industrial de Carlos Spegazzini, en el partido bonaerense de Ezeiza, mantiene aún un enorme operativo de emergencia y deja, por ahora, más interrogantes que certezas. Mientras el fuego se encuentra “contenido pero no extinguido”, la Justicia confirmó que recién el lunes comenzarán las pericias clave para intentar determinar qué originó el siniestro que arrasó varias plantas fabriles y dañó viviendas en barrios cercanos.
El estallido se produjo el viernes por la noche en las instalaciones de Logischem, una firma dedicada al almacenamiento y distribución de productos químicos, ubicada junto a la autopista Ezeiza-Cañuelas, en una zona industrial abierta conocida como Polígono de Spegazzini. Desde allí, las llamas se propagaron con rapidez a compañías vecinas, entre ellas Iron Mountain, Larroca Minera, Almacén de Frío, Aditivos Alimentarios y una distribuidora, generando un frente de fuego dantesco, visible a kilómetros de distancia y acompañado por una columna de humo negro que cubrió buena parte del cielo del conurbano.
Según los partes oficiales y reportes de los servicios de emergencia, el hecho dejó al menos dos decenas de heridos, con ocho personas trasladadas en código rojo a hospitales de la zona, aunque todas ellas se encuentran fuera de peligro y fueron dadas de alta en las últimas horas. Entre los afectados hubo trabajadores, efectivos policiales y vecinos alcanzados por la onda expansiva y la rotura de vidrios. Las autoridades insisten en que no se conformó una “nube tóxica” que represente un riesgo agudo para la población, aunque recomiendan mantener puertas y ventanas cerradas y evitar permanecer al aire libre por la presencia de partículas finas en suspensión.
En tierra, la magnitud del operativo refleja la dimensión del desastre: más de 500 personas entre bomberos, personal de Defensa Civil, policías, equipos médicos y voluntarios vienen trabajando sin pausa desde la noche del viernes, con unas 70 dotaciones de cuarteles de todo el Área Metropolitana. El objetivo es enfriar estructuras, remover escombros y sofocar los últimos focos activos entre galpones colapsados y hierros retorcidos. Solo cuando el fuego esté completamente extinguido, advirtieron los técnicos, será posible ingresar con seguridad a los sectores más comprometidos para iniciar las pericias.
El impacto en los barrios cercanos fue inmediato. Vecinos de Carlos Spegazzini describieron una explosión “como un trueno” que hizo vibrar pisos y ventanas, seguida por una onda expansiva que arrancó chapas, rompió vidrios y arrojó restos plásticos a más de 200 metros. En urbanizaciones próximas, como el barrio donde reside el arquero de River Franco Armani, se registraron daños materiales en fachadas y aberturas, lo que obligó a evacuaciones preventivas y restricciones de acceso hasta que los equipos de seguridad evaluaran la presencia de químicos residuales en el ambiente. La autopista Ezeiza-Cañuelas permaneció parcialmente cerrada durante buena parte de la jornada para facilitar el despliegue de las unidades de emergencia.
En el plano judicial, la investigación quedó en manos de la fiscal Florencia Belloc, titular de la UFI 1 de Ezeiza, bajo la órbita del Departamento Judicial de Lomas de Zamora. Bomberos especializados y peritos de la Policía Científica bonaerense deberán relevar la escena, identificar el punto de inicio del fuego, reconstruir la secuencia de explosiones y analizar si existieron fallas en protocolos de seguridad, almacenamiento de sustancias peligrosas o sistemas de detección y combate de incendios. Por el momento, los investigadores evitan con cuidado cualquier hipótesis concluyente y remarcan que la prioridad sigue siendo completar el trabajo operativo en el predio.
La presencia de Iron Mountain entre las firmas afectadas vuelve a encender alarmas políticas y sociales. La misma compañía fue protagonista del incendio del depósito de Barracas en 2014, donde murieron ocho bomberos y dos rescatistas cuando colapsó una estructura metálica, y de un segundo episodio en 2023 en ese mismo predio. En aquella causa, las pericias determinaron que el fuego había sido intencional, con múltiples focos y uso de acelerantes, y el expediente espera aún el juicio oral contra directivos de la empresa y ex funcionarios porteños. El hecho de que otro establecimiento de Iron Mountain se vea arrasado por las llamas en Ezeiza refuerza cuestionamientos sobre los controles estatales y los riesgos asociados al almacenamiento de documentación y materiales sensibles.
Mientras tanto, el gobierno bonaerense y el municipio intentan llevar calma en un escenario de fuerte conmoción vecinal. Voceros de Defensa Civil insisten en que la situación está “bajo control” desde el punto de vista operativo y ambiental, aunque reconocen que el proceso de enfriamiento y remoción podría extenderse, con presencia de humo y olor a quemado durante varios días. Para los habitantes de Spegazzini y zonas aledañas, en cambio, la noche de la explosión dejó la sensación de haber estado al borde de una tragedia mayor y reabrió el debate sobre la convivencia entre emprendimientos industriales de alto riesgo y barrios residenciales sin información previa ni planes claros de contingencia.
En las próximas horas, el caso ingresará de lleno en su fase pericial y judicial. De los informes técnicos dependerá no solo la eventual atribución de responsabilidades penales, sino también una revisión de los estándares de habilitación, fiscalización y seguridad en los complejos industriales del conurbano bonaerense. Mientras la Justicia se prepara para entrar al corazón del desastre, Ezeiza intenta digerir el día después de una explosión que puso a prueba sus sistemas de emergencia y expuso, una vez más, la fragilidad de los márgenes entre la actividad productiva y la vida cotidiana de miles de vecinos.

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