La reciente visita de empresarios estadounidenses a Dajla confirma el atractivo creciente de las provincias del sur, en un proceso alentado por la visión estratégica del rey Mohammed VI.
Por Adalberto Agozino
La escena se repite cada vez con más frecuencia: delegaciones extranjeras desembarcando en Dajla para tomar el pulso a una región que Marruecos ha convertido en uno de los laboratorios africanos más dinámicos de inversión, logística, turismo y energías limpias. Este miércoles ha sido el turno de un grupo de empresarios estadounidenses de la ciudad de Great Neck, quienes, entre reuniones con autoridades locales y visitas de campo, confirmaron lo que diversos organismos internacionales ya han señalado: el Sáhara marroquí se ha transformado en un imán para las inversiones globales.
La misión estadounidense, compuesta por figuras del sector sanitario, tecnológico, agroindustrial y logístico, visitó el puerto Atlántico de Dajla, explotaciones agrícolas, proyectos de acuicultura y varias unidades industriales emergentes. El objetivo —según explicó el inversor estadounidense Lior Cohen— es “desarrollar proyectos conjuntos e identificar nuevas oportunidades de inversión”, con la aspiración de establecer vínculos económicos duraderos con actores locales.
El viaje se inscribe en el marco del acuerdo de hermanamiento entre Dajla y Great Neck, concebido para formalizar asociaciones económicas estables y de beneficio mutuo. Un mecanismo que, según las autoridades marroquíes, empieza a dar sus primeros frutos.
Una estrategia cuidadosamente planificada
Este renovado dinamismo económico no es fruto del azar. Para los analistas, forma parte del proyecto de modernización y proyección internacional impulsado por Su Majestad el rey Mohammed VI, que desde hace dos décadas concibe las provincias del sur como un eje estratégico de conexión entre el Magreb, el África occidental y el Atlántico.
En el Foro MD Sáhara 2025, celebrado recientemente en Dajla, el director general de la Agencia Marroquí de Desarrollo de Inversiones y Exportaciones (AMDIE), Ali Seddiki, describió la región como una “nueva frontera de inversión africana y mundial”. Según Seddiki, el Sáhara marroquí es ya el corazón de la nueva economía del reino: descarbonizada, orientada al desarrollo sostenible y respaldada por infraestructuras modernas que lo conectan con el resto del mundo.
En su intervención, Seddiki subrayó un punto clave para entender el actual auge inversor: “Estamos ante un ecosistema completo que se está posicionando sobre la base de un recurso estratégico renovable de calidad”, explicó, destacando la existencia de un área industrial de 1.600 hectáreas preparada para recibir inversiones logísticas, energéticas y manufactureras.
Un puerto llamado a transformar el Atlántico africano
El puerto Atlántico de Dajla, cuya puesta en marcha está prevista para 2028, es considerado por Rabat la piedra angular del desarrollo regional. Concebido como un hub logístico de alcance continental, permitirá enlazar el comercio atlántico con el Sahel y África Occidental, optimizando la circulación de mercancías en un área estratégica cercana a importantes rutas marítimas internacionales.
Las autoridades marroquíes apuestan a que este puerto se convierta en un eslabón esencial de la llamada “economía azul”, con potencial para atraer industrias de transformación pesquera, plataformas de reexportación y centros de logística avanzada. Para los inversores estadounidenses que visitaron sus instalaciones, el proyecto evidencia —según el director del CRI de Dajla, Ahmed Ktir— “una región en plena metamorfosis, con infraestructuras a la altura de los grandes polos africanos”.
Turismo: un oasis emergente entre desierto y océano
Si el puerto representa la gran promesa logística del Sáhara, el turismo constituye otro de sus motores ya en funcionamiento. Dajla se ha convertido en los últimos años en una de las capitales mundiales del kitesurf, además de consolidarse como destino de lujo en expansión gracias a la combinación de playas vírgenes, clima estable y vastos paisajes desérticos.
La oferta hotelera ha crecido de forma constante, con inversiones marroquíes, del Golfo y europeas que apuntan al segmento de alto poder adquisitivo. Las autoridades regionales buscan ahora diversificar este modelo con la incorporación de turismo deportivo, ecoturismo y proyectos termales vinculados a la naturaleza desértica.
Para los empresarios extranjeros, esta actividad no solo es atractiva desde el punto de vista económico, sino que además actúa como puerta de entrada para nuevas inversiones en servicios, restauración, transporte y energías sostenibles.
Pesca y acuicultura: un recurso estratégico
Otro de los atractivos clave es el potencial pesquero de la región, uno de los más ricos del Atlántico africano. La plataforma continental sahariana alberga abundantes recursos de sardina, pulpo y merluza, que alimentan una creciente industria de transformación local.
En los últimos años, Marruecos ha promovido proyectos de acuicultura a gran escala —como los visitados por la delegación estadounidense— en un intento de diversificar su economía azul, generar puestos de trabajo y aumentar el valor añadido de sus exportaciones. Estas iniciativas han sido señaladas como uno de los polos más prometedores para las asociaciones con capital extranjero.
Fosfatos: el otro tesoro del sur
La región también destaca por su relevancia en materia de fosfatos, un recurso en el que Marruecos es líder mundial. Las explotaciones de fosfatos en las provincias del sur juegan un papel creciente en la estrategia global del grupo estatal OCP, que busca diversificar su producción y acercarla a nuevas infraestructuras portuarias para reducir costes logísticos.
El incremento de la demanda mundial de fertilizantes, impulsado por la presión sobre la seguridad alimentaria global, convierte a este sector en uno de los más atractivos para inversiones tecnológicas, alianzas industriales y proyectos de transformación avanzada.
Estados Unidos mira hacia el sur
La visita de los empresarios de Great Neck forma parte de una tendencia creciente: el interés de compañías estadounidenses por instalarse en el sur marroquí, atraídas por su estabilidad política, ventajas fiscales y la apertura diplomática entre Rabat y Washington.
Las autoridades marroquíes destacaron que los inversores pudieron constatar “de primera mano el dinamismo del desarrollo que está experimentando la región”. Las reuniones con el wali de Dajla-Oued Eddahab, el presidente del Consejo Municipal y la representación regional de la CGEM consolidaron la idea de que existen condiciones propicias para proyectos conjuntos en agroindustria, salud, logística y energías renovables.
Un futuro que se construye hoy
El Sáhara marroquí encara los próximos años con una hoja de ruta clara: convertirse en uno de los grandes polos económicos de África occidental. Las palabras del director de AMDIE en el Foro MD Sáhara resumen el espíritu de esta apuesta nacional: “La visión clara con una gobernanza aplicada permite a esta zona aprovechar plenamente las oportunidades que se le presentan para tener un futuro brillante”.
Con un puerto en construcción, un turismo en auge, un sector pesquero robusto, un potencial minero estratégico y un flujo creciente de delegaciones extranjeras, Dajla y las provincias del sur se consolidan como un nodo económico llamado a desempeñar un papel central en la proyección africana y atlántica de Marruecos.
Y todo ello, subrayan fuentes locales, fruto de una estrategia de largo aliento impulsada por el rey Mohammed VI, que ha situado al Sáhara marroquí en el centro de su política de desarrollo nacional y proyección continental.

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