Olé te cuenta los detalles que no se vieron de la gala en la que comenzó a palpitarse la próxima Copa del Mundo, en la que Argentina irá por la defensa del título.
No en shock pero sí con cierta inquietud recibió Lionel Scaloni la primera noticia que le trajeron los bolilleros: que Argentina pasaba de grupo I al J porque de otra manera, con España ya en el H, no se cumplía con la restricción geográfica que impuso la FIFA por la cual el 1° y 2° de su ranking no podrán enfrentarse hasta la final en caso de que ambos salieran primeros en sus respectivas zonas.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA. (Foto: EFE)
Y es que el grupo J es uno de los cuatro en que el ganador no se cruza en los octavos de final con un tercero sino con un segundo. En este caso, con el segundo del H. Que, si no hay sorpresas, será Uruguay. O lo que sería una gigantesca paradoja, España.
Ya recuperado de la situación de tener que llevar la Copa del Mundo hasta el escenario con unos curiosísimos guantes blancos, en cambio, el técnico de la Selección que intentará defender el título logrado en Qatar suspiró aliviado junto a Roberto Ayala, Walter Samuel, Pablo Aimar, el profe Luis Martin y Matías Mana cuando empezaron a caer los rivales de una primera fase benévola: Austria, Argelia y la debutante Jordania.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney, sostienen papeles con los nombres se sus países durante el sorteo del Mundial. (Foto: EFE)
Pero, siempre hay un pero: la contrapartida de un comienzo tan amable trajo consigo la posibilidad de un viaje a la Costa Oeste, algo que se confirmará o no este sábado cuando la FIFA termine de oficializar las sedes.
Y aunque después de la experiencia que le dejó Arabia Saudita hace cuatro años quedó aprendida la lección de no subestimar a ningún oponente, la delegación argentina se fue del evento con un sabor agridulce. Porque a un comienzo que debería superar con holgura y que, incluso, le permitiría regular la carga de minutos de Lionel Messi si así lo quisieran, le quedó una ruta hacia la cuarta estrella que no es para relajarse ni mucho menos. Con proyectar que -en el peor de los escenarios- Uruguay-Paraguay- Portugal o Brasil-Inglaterra podrían aparecer antes de una hipotética final con España o Francia, estar alertas es casi una obligación.
Alerta en el show que se montó en la capital del poder mundial estuvo Gianni Infantino. Dueño de un particular histrionismo, el máximo dirigente del fútbol que tranquilamente podría protagonizar un stand up de fuste, mostró su manejo pluriidiomático, apareció hasta en los clips que se habían preparado pese a estar en el centro del escenario y si no fue el protagonista principal, fue apenas porque se trató de una ceremonia hecha a pedir de Trump.
Al esposo de Melania, que en la alfombra roja volvió de declarar su amor por Argentina y su relación carnal con Javier Milei, lo impusieron en el centro de los focos y, por si hiciera falta algo más para hacerlo feliz, le entregaron el Premio por la Paz. Un mimo en el medio de su carrera por el Nobel en esa materia, para que quedara bien en claro que de apolítica a la FIFA ya le queda poco.
Mientras afuera la intensa nevada dibujaba una alfombra blanca en la escenografía de la ciudad, enfrente del hotel Watergate, en donde todavía se mantiene intacta la famosa habitación 214 en la que se hizo la famosa investigación que derrocó al gobierno de Richard Nixon, se terminaba de conformar el draw. Un cuadro que dejó a Inglaterra y Francia peleando cabeza a cabeza por quedarse con el Grupo de la Muerte, a México, Alemania, Bélgica y hasta Brasil pensando en la segunda fase, a Gustavo Alfaro con una enorme sonrisa y a Néstor Lorenzo y Sebastián Beccacece, con una mueca de satisfacción pese a que de inicio deberán toparse el primero con Alemania y el segundo, con Portugal.
El Premio por la Paz que la FIFA le entregó a Trump. (Foto: EFE)
¿Y a Scaloni? Al Gringo, lo dejó ya pensando en el equipo de un Vladimir Petkovic a quien tuvo en la Lazio, 35° en el ranking FIFA y con Alaba, Sabitzer y Arnautovic como sus figuras, en la debutante Jordania (66°) y en esa Argelia (24°) a la que se la conoce más por ser el conjunto en el que ataja el hijo de Zidane que por sus grandes cualidades.
El shock, si lo hay en este particular Mundial de 48 equipos y tres sedes, podría (ojalá que no) empezar después.
Washington (enviado especial).
Fuente OLE

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