Nuevas denuncias por acoso sexual agravan la crisis interna del PSOE en Galicia
Lugo, 10 de diciembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El Partido Socialista Obrero Español afronta en Galicia un nuevo episodio de tensión institucional tras conocerse una serie de denuncias internas por presunto acoso sexual contra José Tomé Roca, presidente de la Diputación de Lugo, alcalde de Monforte de Lemos y referente del socialismo provincial. Al menos seis mujeres vinculadas al PSOE —entre trabajadoras, asesoras, concejalas y militantes— aseguran haber sido víctimas de comportamientos inapropiados y, según sus testimonios, trasladaron el caso a distintos dirigentes de la estructura gallega del partido sin obtener respuesta. Este episodio emerge en paralelo a las repercusiones del denominado “caso Salazar”, que ya había puesto bajo escrutinio la gestión interna del oficialismo en materia de violencia y abuso contra mujeres.
De acuerdo con los relatos difundidos en las últimas horas, las denunciantes describen un patrón reiterado de aproximaciones de contenido sexual, mensajes subidos de tono y propuestas que, según ellas, asociaban el acceso a puestos de trabajo en la Diputación o en el Ayuntamiento de Monforte a favores sexuales. Algunas mencionan incluso tocamientos no consentidos y actitudes insistentes pese a haber manifestado rechazo. La gravedad de los testimonios reside también en la sensación de impunidad que expresan las mujeres involucradas, quienes aseguran que, al intentar advertir a otros cargos partidarios, recibieron negativas, evasivas o desestimaciones de sus reclamos.
Varias de las presuntas víctimas señalan haber recurrido al secretario general del PSOE gallego, José Ramón Gómez Besteiro, a la secretaria de organización, Lara Méndez, y a la dirigente provincial Pilar García Porto, número dos de Tomé en Lugo. Según su versión, ninguna de estas figuras habría actuado ante la magnitud de lo denunciado. La repetición de este patrón alimentó entre las denunciantes la percepción de que la dirección del partido priorizó evitar una crisis pública antes que abrir un proceso de investigación interna. Para muchas, la experiencia reproduce lo ocurrido recientemente en otros casos que involucraron a dirigentes socialistas, profundizando la desconfianza en los mecanismos institucionales.
Las declaraciones de Tomé, por su parte, buscaron rápidamente desacreditar las acusaciones. El dirigente socialista rechazó de plano los señalamientos y los vinculó a supuestos intentos de perjudicar su imagen pública. Sin embargo, la aparición de denuncias coincidentes y provenientes de ámbitos distintos del partido obligó a la organización a activar el canal interno para casos de acoso, un mecanismo que ya había sido cuestionado en episodios previos. Esta instancia se encuentra ahora en la fase inicial de análisis de los testimonios aportados.
En paralelo, la dirección autonómica enfrenta crecientes presiones. Besteiro, consultado en las últimas horas, aseguró no haber recibido ninguna denuncia formal y prometió aplicar con rigor el protocolo correspondiente si los hechos ingresan oficialmente en el circuito interno. Méndez, ante consultas similares, evitó desmentir que estuviera al tanto de los señalamientos. La falta de definiciones firmes desde la cúpula agrava la percepción de desprotección que describen las denunciantes, quienes afirman haber sentido miedo a represalias y encontrarse en una situación de vulnerabilidad debido al poder territorial que ostenta el acusado.
El impacto político de este nuevo frente de conflicto se proyecta más allá de Galicia. La conducción nacional del PSOE ya había sido cuestionada por su manejo de denuncias anteriores, y los sectores internos que reclaman mayor transparencia y firmeza anticipan que este caso podría intensificar las disputas entre distintas corrientes del partido. Para el socialismo, que históricamente reivindicó su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres, la sucesión de señalamientos y la dificultad para contener sus efectos empieza a configurarse como un problema de alcance nacional.
A la espera de resoluciones concretas, la situación abre un escenario incierto tanto para la dirección gallega como para la estructura socialista en su conjunto. Las denuncias, la falta de respuesta orgánica y la creciente presión mediática mantienen al partido en una posición defensiva mientras continúa evaluándose la magnitud real del caso y sus eventuales derivaciones institucionales.

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