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BUENOS AIRES, 9 de diciembre de 2025-Total News Agency-TNA- La crisis política que estalló en el Concejo Deliberante de Bahía Blanca desbordó rápidamente el ámbito municipal y escaló hasta la conducción nacional del PRO y La Libertad Avanza, en un conflicto que ya genera inquietud en la Casa Rosada por su posible impacto en el Congreso. La sorpresiva alianza del sector de Cristian Ritondo con el peronismo local para desplazar de la presidencia del Concejo al libertario Mauro Reyes y reemplazarlo por la concejal ritondista Gisela Caputo desencadenó un choque abierto entre ambas fuerzas, en uno de los episodios de mayor fractura política desde el inicio de la gestión de Javier Milei.
El movimiento tomó por sorpresa a la dirigencia libertaria bahiense. Con apenas unos meses en funciones, los concejales de La Libertad Avanza vieron cómo dos integrantes del PRO alineados con Ritondo se sumaron al bloque peronista para reunir los 13 votos necesarios y remover a Reyes. La maniobra se completó con la designación de Caputo, tercera en la lista que había llevado a ambos espacios en alianza durante las elecciones pero que, según LLA, nunca funcionó como bloque unificado.
El flamante diputado provincial Oscar Liberman fue uno de los primeros en denunciar públicamente la maniobra, calificándola como “la razón por la cual la gente dejó de creer en la política”. Otros dirigentes libertarios hablaron incluso de un “acuerdo pautado” entre el PRO local y el peronismo, acusación que disparó un cruce verbal que rápidamente involucró a referentes provinciales y nacionales.
La ruptura formal se consolidó cuando los dos concejales afines a Ritondo presentaron una nota para separarse del bloque original. Con ello, la bancada libertaria quedó reducida a nueve integrantes y la oposición municipal se reconfiguró con una mayoría circunstancial integrada por el PJ, el ritondismo, la Coalición Cívica y un concejal calificado como “libertario blue” por fuentes del espacio. La votación, señalaron miembros de LLA, coincidió con el acompañamiento de estos sectores a un aumento extraordinario de tasas impulsado por el intendente peronista Federico Susbielles.
En paralelo, el conflicto bahiense impactó con fuerza en la Legislatura bonaerense, donde la senadora libertaria Florencia Arietto acusó al ritondismo y a sectores del PRO de haber acordado con el peronismo cargos en el Banco Provincia a cambio de facilitar la aprobación del endeudamiento solicitado por Axel Kicillof. Las declaraciones tensaron aún más la relación entre ambas fuerzas en un momento en que Milei necesita garantizar respaldos para la aprobación del Presupuesto y la Reforma Laboral antes del receso de fin de año.
La respuesta del sector de Ritondo no tardó en llegar: dirigentes allegados al exministro bonaerense aseguraron que su espacio actuó “con coherencia” y rechazaron haber negociado beneficios a cambio de votos. Señalaron, además, que la postura del PRO en la provincia viene sosteniéndose desde hace dos décadas y cuestionaron a figuras libertarias que, aseguran, “pretenden desconocer negociaciones institucionales previas” con el Ejecutivo bonaerense. Desde la órbita de Diego Valenzuela retrucaron señalando que las conversaciones del pasado “nunca incluyeron la ampliación de cargos en el Banco Provincia”, y advirtieron que no se puede apoyar al presidente Milei “mientras se ayuda al gobernador a sumar recursos políticos”.
Las derivaciones alcanzaron incluso otros municipios. La Libertad Avanza bonaerense mencionó el caso de La Matanza, donde la concejal Leila Gianni —electa en la boleta libertaria— integró luego el bloque PRO en acuerdos con el intendente peronista Fernando Espinoza. Para los libertarios, estos episodios constituyen una estrategia sistemática del PRO provincial para absorber dirigentes y debilitar la representación de LLA en el territorio.
En la Casa Rosada observan la disputa con preocupación, especialmente porque Milei necesita mantener cohesionada a su base parlamentaria y asegurarse aliados en momentos en los que la votación de leyes clave depende de márgenes muy estrechos. La pelea entre libertarios y ritondistas, que comenzó como un conflicto municipal, ya opera como un factor de inestabilidad política con consecuencias directas en la negociación legislativa.
El desenlace inmediato en Bahía Blanca deja un Concejo reconfigurado, un oficialismo peronista fortaleciendo alianzas tácticas y una oposición fragmentada que refleja, en escala local, la disputa nacional por el control de la derecha argentina. La tensión promete continuar en las próximas semanas, con acusaciones cruzadas y el riesgo creciente de que el conflicto complique la gobernabilidad en un momento crítico para la agenda del Presidente.
