Buenos Aires, 16 de diciembre de 2025-Total News Agency-TNA- El Banco Central de la República Argentina anunció un giro relevante en su estrategia cambiaria y monetaria al confirmar que, a partir del 1° de enero de 2026, modificará el mecanismo de actualización de las bandas de flotación del dólar y pondrá en marcha un programa activo de acumulación de reservas internacionales. La decisión marca el inicio de la denominada fase III del programa económico del Gobierno y llega luego de conocerse el dato de inflación de noviembre y de crecientes presiones del mercado para fortalecer la posición externa de la autoridad monetaria.
Según informó el organismo que preside Santiago Bausili, el techo y el piso de la banda cambiaria dejarán de ajustarse a un ritmo fijo mensual del 1% y pasarán a evolucionar de acuerdo con el último índice de inflación informado por el INDEC. En términos técnicos, la actualización se hará en función del dato T-2, lo que implica que desde enero próximo las bandas se moverán al 2,5% mensual, en línea con la inflación de noviembre. Con este cambio, el techo del esquema se ubicará en torno a los 1.556 pesos, otorgándole mayor flexibilidad al régimen y reduciendo la necesidad de intervenciones defensivas con venta de divisas.
Desde el Banco Central subrayaron que la modificación no implica el abandono del esquema de flotación administrada adoptado tras la salida del cepo en abril pasado, sino un ajuste para hacerlo consistente con el proceso de desinflación y remonetización de la economía. En ese sentido, Bausili sostuvo que permitir que las bandas acompañen la inflación “le da grados de flexibilidad al régimen” y evita tensiones innecesarias en el mercado cambiario.
En paralelo, la autoridad monetaria confirmó la implementación de un programa de compra de reservas que había sido anticipado en lineamientos generales. El BCRA saldrá a adquirir divisas con una participación orientativa equivalente al 5% del volumen diario del mercado mayorista, un parámetro que busca equilibrar el impacto de las compras en un mercado caracterizado por fuertes fluctuaciones de liquidez. El propio presidente del Central explicó que el porcentaje no será rígido y que se adaptará a las condiciones de cada jornada, para evitar distorsiones en momentos de bajo volumen operado.
Hasta ahora, el Banco Central se había mantenido prácticamente al margen del mercado de cambios, con la premisa de intervenir solo cuando el tipo de cambio alcanzara el piso de la banda. Sin embargo, la necesidad de afrontar importantes vencimientos de deuda y de recomponer reservas llevó al Tesoro a realizar en las últimas semanas compras “en bloque”, pactadas por fuera del mercado único y libre de cambios. Este lunes, una operación de ese tipo permitió sumar 322 millones de dólares, llevando las reservas por encima de los 42.000 millones.
En la nueva etapa, el BCRA no descarta continuar utilizando ese tipo de herramientas. Desde el organismo insistieron en que la acumulación de reservas no implica necesariamente una presión alcista sobre el tipo de cambio, y recordaron que en los últimos dos años se eliminaron los pasivos remunerados y se compraron más dólares que en administraciones anteriores, aunque esos recursos se vieron absorbidos por pagos de deuda y el cierre del financiamiento externo.
El eje conceptual de la fase III es la expectativa de una mayor demanda de dinero y un proceso de remonetización de la economía. Bajo ese escenario base, el Banco Central estima que podría comprar alrededor de 10.000 millones de dólares en 2026, lo que permitiría elevar la base monetaria del 4,2% al 4,8% del PBI hacia fin de año. Si la demanda de dinero creciera un punto adicional del producto, las compras podrían escalar hasta los 17.000 millones de dólares, sin necesidad de aplicar políticas de esterilización sostenidas.
La nueva estrategia incluye además herramientas para administrar la liquidez en pesos, como el manejo de encajes bancarios y el uso de instrumentos como las LECAP, en línea con un esquema que descarta el regreso de una tasa de política monetaria tradicional como ancla nominal. Desde el Banco Central señalaron que el proceso de normalización monetaria iniciado tras la turbulencia preelectoral avanza de manera ordenada.
Los anuncios fueron bien recibidos por el mercado financiero. Los bonos soberanos registraron subas promedio del 1,5% y el riesgo país perforó el umbral de los 600 puntos básicos, reflejando una mejora en las expectativas. Según fuentes oficiales, las medidas cuentan con el aval del Fondo Monetario Internacional, cuya próxima misión llegará al país en febrero, en un contexto en el que el Gobierno se encamina a incumplir la meta de acumulación de reservas netas pactada para este año.
Con este giro, el Banco Central busca reforzar la consistencia del programa económico, dotar de mayor previsibilidad al régimen cambiario y avanzar en la reconstrucción de reservas, uno de los principales desafíos heredados y un factor clave para la estabilidad macroeconómica de cara a 2026.

Argentina
España
USA
Israel












