Por Dario Rosatti
Jerusalén, 22 de diciembre de 2025-Total News Agency-TNA- Imágenes satelitales de alta resolución obtenidas por Total News Agency (TNA) de fuentes reservadas, confirman que Irán avanza en la construcción de una nueva base vinculada a su infraestructura misilística en la provincia de Hormozgán, al norte de Bandar Abbas, en el corredor estratégico que conecta el litoral del Golfo con el estrecho de Ormuz. El complejo se encuentra en una fase avanzada de desarrollo, con movimientos de tierra, caminos internos consolidados, plataformas niveladas y estructuras compatibles con instalaciones logísticas y de soporte militar.
De acuerdo con el análisis realizado por TNA, las coordenadas precisas del emplazamiento son 27°25’29.5”N 56°17’14.4”E (27.424861°N, 56.287333°E en formato decimal). El sitio se ubica a unos 27 kilómetros al norte de Bandar Abbas, una distancia que responde a la doctrina iraní de dispersión de activos sensibles: fuera del alcance inmediato de ataques costeros, pero aún conectados a nodos portuarios, carreteros y militares de alta relevancia.
La localización refuerza la importancia estratégica de Bandar Abbas, que concentra instalaciones navales, aéreas y logísticas clave para Teherán y funciona como punto neurálgico para el control del Golfo Pérsico. La construcción de una nueva base en su hinterland inmediato se inscribe en una lógica de fortalecimiento defensivo y de resiliencia operativa ante eventuales escenarios de escalada regional.
No obstante, los análisis preliminares coinciden en un punto central: el alcance de los misiles que podrían desplegarse desde esta base resulta limitado para impactar directamente sobre Israel. La distancia aproximada hasta el territorio israelí supera los 2.100 kilómetros, lo que deja fuera de alcance a misiles de corto y medio alcance convencionales. Para que el complejo tuviera una capacidad ofensiva directa contra Israel, debería estar vinculado a sistemas de mayor radio o integrarse a una arquitectura más amplia de lanzadores móviles, depósitos avanzados o redes subterráneas de transferencia de armamento.
Este dato abre dos hipótesis no excluyentes. Por un lado, que la base esté orientada principalmente a misiones de negación de área y control del estrecho de Ormuz, un eje central de la doctrina militar iraní frente a Estados Unidos y sus aliados. Por otro, que el sitio forme parte de la estrategia iraní de multiplicación de instalaciones redundantes, destinadas a dificultar ataques preventivos mediante la dispersión, el ocultamiento y la capacidad de rápida reubicación de activos.
En los últimos años, y especialmente tras operaciones atribuidas a Israel y el endurecimiento de la confrontación indirecta con Washington, Irán ha profundizado una política de “supervivencia por dispersión”: más bases, más infraestructura endurecida y mayor capacidad de absorción de daños. La nueva instalación detectada por TNA encaja plenamente en ese patrón.
Para los servicios de inteligencia y los centros de análisis militar, el valor de esta revelación no reside solo en la existencia de un nuevo punto en el mapa, sino en el ritmo de construcción, la tipología de las estructuras y la posible aparición futura de galerías subterráneas, depósitos protegidos o sistemas de mando y control. Todo indica que el complejo se aproxima a un estadio operativo, lo que incrementa su relevancia estratégica.
En un escenario regional ya marcado por la lógica de acción y reacción, la confirmación de nuevas instalaciones misilísticas en el sur iraní vuelve a poner bajo escrutinio un territorio clave, donde la ingeniería militar y la geografía pesan tanto como el número de misiles disponibles.

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