Meca de las peregrinaciones jacobeas y destino de miles de caminantes de todo el mundo cada año, la Catedral de Santiago sigue buscando formas de reinventar su conexión con su enorme y diversa comunidad pastoral. Su última propuesta la estrenó hace dos meses —primero de forma restringida, durante sus pruebas piloto— y hoy ya es una herramienta que pueden utilizar quienes así lo deseen: un innovador sistema de traducción simultánea en cinco idiomas que permite, por un lado, que visitantes extranjeros seguir las misas en su propio idioma, en tiempo real y desde su teléfono móvil. Y, por otro, brinda a las personas con problemas auditivos un medio para que atiendan a los oficios sin restricciones.
La aplicación, basada en inteligencia artificial, nace para responder precisamente a estas necesidades, detectadas desde hace años por sus responsables, la Fundación Catedral. Su director, Daniel Lorenzo, subraya en conversación con ABC la enorme presencia de fieles que no hablan español y que, hasta hace bien poco, asistían a las celebraciones sin poder comprender su contenido. «Buena parte» de ellos, y «en ocasiones incluso la mayoría, no hablan español», y tradicionalmente esta realidad ha acarreado la «dificultad» insorteable «de poder atenderles de otro modo».
La nueva aplicación —gratuita y disponible en App Store y Google Play— ofrece dos modalidades: un modo lectura con el texto traducido en pantalla y un modo audio, con locución, que es compatible con auriculares convencionales. Actualmente funciona con el inglés, el alemán, el francés, el portugués, el italiano y —en el caso de las misas que ya se imparten en otros idiomas— español, y el sistema está diseñado para soportar cientos de conexiones simultáneas sin pérdida de calidad. Al funcionar, emplea un algoritmo propio para comprender y sincronizar el discurso que se reproduce por el sistema de megafonía, analizando los silencios para reducir la latencia.
La Catedral es para todos
El objetivo final —en el que se sigue trabajando para pulir resultados— es que la traducción llegue casi al mismo ritmo que la voz original, sin interferir en la solemnidad del acto litúrgico ni introducir elementos ajenos. Desarrollar el sistema no fue sencillo. El diseño de nuevos elementos que permitiesen «una mayor comunicación» con los fieles se presentaba «muy difícil» hace unos años, recuerda Lorenzo. Incluso cuando aparecieron propuestas tecnológicas, las primeras pruebas demostraron lo complejo que sería alcanzar una solución estable.
Tiempo después, la Fundación Catedral decidió encargar un estudio y comenzar a trabajar con una pequeña empresa del Levante español. El proceso fue largo, lleno de ajustes y retrocesos: «Parecía que estaba funcionando bastante bien y, de repente, volvíamos hacia atrás», relata. Durante meses se repitieron ensayos, correcciones y, sobre todo, sesiones de entrenamiento para el modelo lingüístico: «Hay que educarlo» como a cualquier otro, recalca Lorenzo, pero en este caso teniendo en cuenta la especial sensibilidad que envuelve a las liturgias.
Una sorpresa emotiva llegó durante las pruebas con las personas invitadas por la Asociación de Personas Sordas de Galicia. «Estaban muy emocionadas, una de ellas lloraba incluso», recuerda el director de la Fundación Catedral. La posibilidad de seguir la misa en texto, con claridad y sin barreras, les abrió puertas. En palabras del colectivo, supuso para ellos «un avance extraordinario», celebra.
La aplicación, por cómo está construida, está pensada específicamente para funcionar conectada a la megafonía, así que, por cuestiones técnicas, por el momento no puede trasladarse a otras actividades eclesiásticas, como encuentros pastorales o catequesis. Pero no se cierran puertas a futuras expansiones si en el futuro se desarrolla una infraestructura capaz de soportarlas.
La capacidad y la estabilidad de la conectividad es otro hito entre los últimos avances. Las pruebas realizadas indican que pueden conectarse hasta unas 500 personas de manera simultánea, cuenta Lorenzo: aproximadamente la mitad del aforo del templo. Todo el proyecto fue financiado directamente por la Fundación Catedral, sin convenios externos específicos: «Fue poco a poco, con mucha paciencia», explica sobre una iniciativa que, insiste, está lejos de ser «improvisada», sino que responde a un esfuerzo sostenido a lo largo de años.
El resultado: una herramienta con la que distintas lenguas, culturas y espiritualidades pueden comulgar en un mismo lugar y un mismo momento. En palabras del director de la Fundación Catedral, «se trata, simplemente, de que nadie se quede fuera de lo que estamos viviendo aquí por no entender el idioma (…). Cuando conseguimos que todos puedan entender lo que se está celebrando, la experiencia espiritual cambia por completo».
Fuente: ABC.

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