Teherán / Washington, 30 de diciembre de 2025-Total News Agency-TNA-Las protestas contra el régimen de Irán se intensificaron y extendieron este martes por distintas regiones del país, en un contexto de colapso económico, endurecimiento represivo y un inusual respaldo público de la administración estadounidense encabezada por Donald Trump. Las manifestaciones, que entraron en su tercer día consecutivo, registraron nuevos enfrentamientos en Teherán y se replicaron en ciudades clave del interior, según informaron organizaciones opositoras y medios internacionales.
Videos difundidos por la oposición iraní en el exilio mostraron choques directos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en zonas céntricas de la capital, incluyendo la calle Jomhouri, donde grupos de manifestantes lograron obligar a replegarse a efectivos policiales. La coalición opositora Consejo Nacional de la Resistencia de Irán aseguró que las protestas incluyeron huelgas generalizadas, movilizaciones estudiantiles y consignas abiertamente antigubernamentales, en un clima de creciente desafío al poder clerical.
acuerdo con reportes coincidentes, las universidades se convirtieron en uno de los principales focos de agitación. Hubo manifestaciones en la Universidad de Teherán, la Universidad Tecnológica Sharif, la Universidad Shahid Beheshti, Elm-o-Sanat y Khajeh Nasir, mientras las fuerzas de seguridad reforzaban los controles de acceso y la vigilancia en edificios vinculados al Líder Supremo Alí Jamenei. Paralelamente, se registraron cierres parciales del Gran Bazar de Teherán, del mercado de oro y de comercios en distritos como Shoush y Molavi, así como protestas en Isfahán, Hamadán, Zanjan y la isla de Qeshm.
Las manifestaciones derivaron en episodios de violencia en distintos puntos del país. Testimonios y videos difundidos por la oposición y por medios como Iran International dieron cuenta del uso de gas lacrimógeno en Teherán y Malard, y de munición real en Hamadán. Durante la noche se escucharon cánticos de “Muerte al dictador” en varias ciudades, reflejando un clima de ruptura cada vez más explícito con el régimen.
El trasfondo inmediato de la ola de protestas es el desplome histórico del rial iraní, que en el mercado abierto cayó hasta alrededor de 1,45 millones por dólar, profundizando la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y el malestar social. Analistas señalaron que la participación de comerciantes del bazar —tradicionalmente un pilar de apoyo del régimen— constituye una señal particularmente alarmante para las autoridades.

Desde Estados Unidos, Trump expresó un respaldo explícito a los manifestantes, aunque evitó llamar de manera directa a un cambio de régimen. En declaraciones realizadas en Mar-a-Lago, el mandatario se concentró en la crisis económica iraní y en la respuesta represiva del Estado. “Tienen una inflación tremenda. Su economía está en crisis”, afirmó, y sostuvo que cada vez que los ciudadanos salen a protestar, el régimen responde con violencia letal. Trump describió al liderazgo iraní como “brutal” y aseguró que el descontento social se viene acumulando desde hace años.
En la misma línea, el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, manifestó públicamente su apoyo a los manifestantes, al señalar que “el pueblo de Irán quiere libertad” y que Washington respalda a quienes protestan contra un régimen que, según afirmó, solo ha traído recesión económica y guerra. La cuenta oficial del gobierno estadounidense en idioma persa también instó a Teherán a respetar los derechos fundamentales y a abstenerse de reprimir las movilizaciones.
Las autoridades iraníes reconocieron la existencia de disturbios, aunque defendieron la actuación del gobierno. La portavoz oficial Fatemeh Mohajerani afirmó que el Ejecutivo evalúa establecer un mecanismo de diálogo con representantes de las protestas. En la misma línea, el presidente Masoud Pezeshkian instruyó al Ministerio del Interior a atender las “demandas legítimas” de los manifestantes y abrir canales de conversación, en un intento por contener la escalada.
Sin embargo, analistas independientes advirtieron que las protestas reflejan tensiones estructurales profundas. El grupo de análisis OSINT SpecialEurasia señaló que la estabilidad interna de Irán habría alcanzado un “umbral crítico”, como resultado de la combinación de colapso monetario, sanciones internacionales renovadas y escasez crónica de agua y energía. La líder del CNRI, Maryam Rajavi, afirmó que las movilizaciones expresan la ira de “decenas de millones” de iraníes afectados por la inflación, la corrupción y el régimen clerical, aunque esas cifras no pueden ser verificadas de manera independiente.
En tanto, referentes de la diáspora iraní sostienen que las protestas evidencian un cambio en la relación entre miedo y desafío dentro de la sociedad. Dirigentes opositores señalaron que, pese a la represión, el deseo de libertad estaría creciendo más rápido que el temor al aparato estatal. Mientras continúan las manifestaciones, la confirmación de víctimas y detenciones sigue siendo limitada, pero la amplitud geográfica y social de los disturbios incrementa la presión sobre el liderazgo iraní en uno de los momentos económicos y políticos más delicados de los últimos años.

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