El Presidente se adjudica la economía más “dinámica y robusta” en toda la historia de los Estados Unidos, pero realmente las cifras parecen darle la espalda a su disparatado diagnóstico. La cancelación de deudas estudiantiles disparó el déficit fiscal y la actividad económica no repunta.
Los resultados de las políticas nucleadas en lo que se denomina “Bidenomics” son cada vez menos satisfactorios, aunque la administración pretende mostrar lo contrario. El presidente Joe Biden se jacta de haber logrado la economía más “dinámica y robusta” en la historia del país, y tal logro se lo atribuye a su programa económico implementado desde febrero de 2021.
El Presidente postuló en sus redes sociales que su programa logró crear más puestos de trabajo mensuales que cualquier otra administración en la historia de Estados Unidos, adulandose a sí mismo por sobre la obra de otros expresidentes. Pero las comparaciones que pretende hacer Biden no tienen rigurosidad técnica y, de hecho, son insostenibles.
El oficialismo de los demócratas pretende comparar la recuperación cíclica de post-pandemia con la evolución normal de la economía estadounidense en otros períodos. El rebote luego de la recesión provocada por la pandemia no responde a la aplicación de ningún programa específico, simplemente constituye el comportamiento natural a la reapertura de la economía y el cese de las restricciones sanitarias.
Su sola comparación con períodos anteriores, y lo que es aún peor, la completa adjudicación de la recuperación al programa de Biden, en realidad son acciones que pretenden esconder el progresivo deterioro de la economía estadounidense.
La mayor parte del rebote económico de post-pandemia tomó lugar entre febrero y noviembre de 2021 en comparación con los mismos meses del fatídico año 2020. La variación interanual promedio de 6 meses alcanzó el 9% a mediados del año pasado, y lo mismo ocurrió con la recuperación de los puestos de trabajo que fueron desplazados durante la pandemia.
Pero desde noviembre del año pasado la actividad mensual de Estados Unidos se desaceleró y entró formalmente en recesión hasta septiembre de este año, según las estadísticas de la firma IHS Markit.
La expansión interanual de la economía se desinfló hasta llegar al 1,2% en el pasado mes de octubre, una cifra mucho más baja a la que se observaba en cualquier momento de la administración Trump. El crecimiento actual de la actividad mensual está muy lejos de ser uno de los más rápidos de la historia, una vez terminado el “efecto rebote” de 2021.
Las condiciones macroeconómicas del país también se deterioran progresivamente. La cancelación de préstamos estudiantiles, aprobada por el presidente Biden en septiembre, impactó de lleno en las finanzas públicas del mismo modo en que lo habían hecho los paquetes de estímulo fiscal lanzados en la pandemia.
En la práctica, el gasto federal se incrementó del 22,7% del PBI en agosto al 24,3% en septiembre, y el déficit fiscal financiero escaló del 3,89% al 5,33% del producto en el mismo período. De esta manera se abortó el sendero de equilibrio fiscal que se mantenía sin cambios desde abril de 2021.
La cancelación irresponsable de préstamos estudiantiles se transformó en la segunda gran incursión fiscal que aprueba el presidente Biden en lo que va de su gestión, después de su programa Build Back Better que había desequilibrado las finanzas públicas en marzo de 2021.
Fuente Derecha a Diario