Alberto Fernández intentará en lo que resta del año y rumbo al 2023 reciclar su figura política y sobreponerse de los cuestionamientos que le endilgó Cristina Kirchner. Para esto usará una vieja receta: recorridas por el interior, inauguración de obras, una agenda internacional, el eventual apoyo de un grupo de gobernadores del PJ y el llamado a sesiones extraordinarias del Congreso.
En la Casa Rosada intentaron minimizar ayer el impacto del discurso de la vicepresidenta contra el jefe de Estado, al que encuadró en la “agrupación política del amague y recule”, en alusión a la marcha atrás presidencial por el desacato al fallo de la Corte en la puja por la coparticipación con la Ciudad de Buenos Aires.
“Fue un mensaje muy global y abarcativo”, intentaron atenuar en algunos sectores de la Casa Rosada el impacto del mensaje de Cristina Kirchner sobre los “dimes y diretes” de Alberto Fernández en torno a la puja con la Ciudad por la coparticipación. Pero otros admitieron el impacto de esas palabras. “Fue un golpe bajo. Un discurso duro con una fuerte chicana que ni a la oposición se la hace”, evaluó ante El Cronista un secretario de Estado de trato asiduo con el Presidente.
En este contexto, el operativo reciclaje presidencial empezará a rodar en las próximas horas con varios frentes en puerta.
Para salir de esa afrenta de la vicepresidenta, Alberto Fernández entabló diálogo con unos 14 gobernadores del PJ que se presentarán en los próximos días a la Corte para apoyar la postura de la Casa Rosada y pedir una suerte de “amicus curae”, con la idea de dar solución al conflicto abierto con Horacio Rodríguez Larreta.
Esta movida busca que la Corte escuche el reclamo de las provincias y evalúe el impacto presupuestario que tendrá recomponer el 2,95% de la coparticipación a la Ciudad. Pero a esta altura sólo es un gesto político sin mayor impacto.
A la vez, Alberto Fernández tiene definido convocar a mediados de enero a sesiones extraordinarias del Congreso con el objetivo impulsar el proyecto de ley de blanqueo; el proyecto de hidrógeno verde, la moratoria jubilatoria, el proyecto de promoción agroindustrial, la creación de universidades nacionales, la ley de monotributo tecnológico y un esquema de aumento impositivo al juego de azar como esquema compensación para pagar lo que exige la Ciudad de Buenos Aires y que la Corte avaló mediante un fallo.
Sergio Massa sabe que necesita de varias de estas herramientas para aumentar la recaudación y elevar las arcas públicas en el 2023.
Pero en rigor, el llamado a extraordinarias del Presidente se trata una expresión de deseos para que el Congreso funcione o el ruego para que haya un milagro, teniendo en cuenta la parálisis legislativa que se registra en Diputados y el Senado desde hace varios meses por las diferencias abiertas entre oficialismo y oposición.
Un destacado diputado del Frente de Todos admitió en reserva que será “muy difícil” que la oposición se siente a negociar una agenda de extraordinarias, teniendo en cuenta que ni siquiera las dos últimas sesiones de consenso en Diputados lograron el quórum necesario para iniciar el debate en el recinto.
En paralelo, el Presidente buscará salir del duro golpe que le asestó Cristina Kirchner, con recorridas por el interior y el conurbano para inaugurar obras. Se contempla la semana que viene una visita al municipio de José C.Paz; un viaje a Misiones para el 4 de enero y a Mar del Plata el 5 de enero.
“Hay que cerrar obras que comenzamos y mostrar gestión”, dijo un allegado al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, en relación a este plan de recorridas del Presidente.
AGENDA INTERNACIONAL
En la agenda internacional, el 1 de enero al mediodía Alberto Fernández estará en Brasilia junto al embajador Daniel Scioli para participar de los actos de asunción de Lula Da Silva. La idea es mostrar la foto de la “unidad” con Brasil y relanzar relaciones que estaban enfriadas por el vínculo distante que siempre hubo con Jair Bolsonaro.
Scioli se dispone a cerrar los detalles de un ambicioso acuerdo de integración entre Brasil y Argentina para que el 24 de enero cuando sea la cumbre de la CELAC.
En esa cumbre estarán todos los presidentes del Caribe y América del Sur. Se esperan acuerdos políticos con vistas a mostrar un bloque de unidad frente a un mundo en guerra y con conflictos que golpean las economías.
Antes de esa cumbre en Buenos Aires habrá un encuentro a solas entre Alberto Fernández y Lula. Ahí se terminará de firmar un acuerdo que contempla, entre otras cosas, un plan de intercambio financiero, la construcción del gasoducto que desde Vaca Muerta proveerá de energía al sur brasilero y un esquema de un sistema de pagos en moneda local a 90 días más la instrumentación de un swap para que aumente el comercio bilateral.
Fuente El Cronista