LA HABANA, Cuba. — Hace unos días, el periodista, diputado y miembro del Comité Central del Partido Comunista Humberto López llegó al aeropuerto de Heathrow, en Londres, como parte de la delegación oficial al juicio por impago de deuda que se celebra en la capital británica. Ese mismo día, una cubana cualquiera, una perfecta desconocida, llegó a Estados Unidos favorecida por el llamado “Parole Humanitario”, la flamante y polémica estrategia del gobierno norteamericano para detener la hemorragia de inmigrantes ilegales procedentes de Cuba y otros países. Esos dos sucesos pueden ser la clave de lo que se espera: el gris horizonte con pespuntes negros a los que se enfrenta la sociedad cubana en el año 2023.
Retomando la estrategia norteamericana del parole humanitario: lo más joven, inteligente y sano de nuestro país es ofrendado gozosamente a los brazos del “imperio”. Cuba, cada vez más anexionista, sufrirá este año otra pérdida significativa de población.
Si en 2022 llegaron a Estados Unidos más de 320 000 cubanos, este año puede repetirse la cifra, o esta ser aún mayor. Las descomunales colas para los pasaportes en las oficinas de Migración y Extranjería son una señal de la hecatombe que se avecina. Lo más dramático es que más de la mitad de los que se van de Cuba son profesionales y jóvenes. El país entrará en barrena al abismo a mayor velocidad que en los últimos cinco años. Y eso, es mucho decir.
En esas circunstancias, el Estado cubano recurrirá a medidas más radicales para mantener su equilibrio. Puede ser con reformas, represión o con más matraca ideológica. En los años anteriores solo hubo tímidas reformas y muy dura represión. Hace solo unos días condenaron a 15 jóvenes manifestantes del 11J a más de 75 años de cárcel en conjunto.
En 2023, los pobres serán más pobres, aumentarán los locos, los mendigos y los sin casa en las calles de nuestro país. Con ello, aumentarán los delitos, la violencia y la represión. Sin embargo, los ricos serán más ricos, siempre que muestren fidelidad al régimen. Manejarán grandes autos, comprarán mansiones e irán de vacaciones a Estados Unidos y Europa.
¿Seremos un Estado fallido? Es probable, sobre todo si se impone la brutal y deseada privatización de servicios y producciones en una sociedad altamente envejecida.
La negociación de lo poco que existe será entre la misma elite que se apoderará de las empresas y comercios, como sucedió en la Rusia postsoviética o en la Nicaragua de la piñata sandinista. Eso, de alguna manera, ya está ocurriendo en Cuba.
Hasta hace unos años, la seguridad ciudadana era motivo de orgullo para el régimen. Ya no. Al aumentar el delito, será necesario hacer nuevas convocatorias para policías y militares. Pero si los jóvenes huyen del país antes de cumplir la edad militar (18 años), ¿quiénes serán los nuevos reclutas?
Se comenta, es vox populi, que se impondrá el servicio militar femenino a las muchachas que obtengan carreras universitarias. Asimismo, aumentaría el periodo de los hombres a 24 meses para los que tengan carreras universitarias y 36 meses para los demás.
El Estado cubano le debe a las 11 mil vírgenes. Y el juicio en Londres, a donde fue el vocero del régimen Humberto López, puede puede generar consecuencias aún peores para Cuba en caso de que se pierda el caso.
El sistema legal cubano no garantiza la propiedad privada. Los voceros del régimen no sueltan la cantaleta de la empresa estatal socialista. Mientras, una nueva ley autoriza la intervención de propiedades por interés del Estado.
La sabiduría popular dice que lo que mal empieza mal acaba. Este año empezó mal para Cuba. Y puede terminar peor, a no ser que algo se interponga en términos que vayan más allá de la simple comprensión de los mortales.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org