El electo presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Mario González, a días de su asunción, el próximo 4 de marzo durante el tradicional desayuno de la entidad público-privada en el marco de la Fiesta de la Vendimia, el productor riojano brindó una entrevista a la agencia estatal Télam.
Télam: Asume en un momento muy desafiante para el sector.
Mario González: Es un año complejo desde lo climático y lo económico. Muchas variables que se conjugan, pero como buenos productores somos muy optimistas y siempre creemos que va a ser bueno el año siguiente; desafíos interesantes para llevar adelante con los muy buenos equipos de la Coviar.
T: ¿Cuáles creen que serán las consecuencias en lo productivo?
M. G.: Recién vamos a tener la realidad pos vendimia; a priori, sabemos que los daños han sido fuertes y que la merma de producción obviamente que va a estar; va a ser complejo; hay que ver cómo se puede acompañar al productor para que no se caiga y pueda continuar al año siguiente.
T: Hace unos días en La Rioja el ministro de Economía Sergio Massa realizó algunos anuncios de asistencia para el sector, en particular los pequeños productores.
M. G.: Hubo dos anuncios importantes; uno, el Proviar II; y otro, por el tema heladas, que en noviembre, cuando se produjeron, ya se había instrumentado a través de un esquema que va a llegar a cada una de las provincias; es importante que se haya instrumentado rápido; lógicamente, las herramientas financieras siempre son insuficientes; pero destacamos lo importante que fue la rapidez con la que en aquel momento se actuó y ahora terminando de ver cómo se va a terminar de implementar.
T: ¿A cuánto ascienden los fondos del Proviar II?
M. G.: En esta segunda etapa son US$ 40 millones, a los que se le suman US$ 10 millones de contraparte, o sea que también se trata de un monto de US$ 50 millones, como los de la primera etapa.
T: ¿Alcanzan estos fondos?
M. G.: Estos fondos son importantes sobre todo para incorporar tecnología en el sector primario, los pequeños productores, no las grandes superficies; y van a permitir dar un pasito; hay mucho todavía por hacer o mejorar, pero es un primer paso, en particular para el pequeño productor, que es al que más le cuesta obtener financiamiento.
T: En el sector hay una gran necesidad de obras hídricas…
M. G.: El problema hídrico es un tema importante en las provincias vitivinícolas; por eso es uno de los objetivos estratégicos de la Corporación y el Plan Estratégico; sin agua no podemos producir; hay que trabajar mucho en cuestiones estructurales, en grandes obras para que el agua llegue hacia el sector productivo y la tecnificación intra finca; tenemos que eficientizar el uso del agua al máximo y para eso hay que tener el financiamiento.
T: El sector avanzó mucho en tecnología, como el riego por goteo, en los últimos años.
M. G.: La viticultura avanzó muchísimo, pero queda un sector todavía que no lo puede tomar que sobre todo es el más pequeño el más chico; ahí el Proviar va a cumplir un rol importante; otro tema también sumamente importante es el de los costos de la energía: la tarifa empieza a ser un componente sumamente importante dentro de los costos operativos de cualquier productor, así que el cambio de la matriz energética hacia sistemas solares es súper necesario, por costo y medio ambiente; por eso otro de los temas estratégicos de la Corporación es la sostenibilidad.
T: ¿Hay una buena recepción a la producción sustentable en el sector?
M. G. Sí, total; lo que nos ha pasado con esto es que el riego presurizado ingresó a Argentina fuertemente en la década de los ’90 pero lo solar llegó hace pocos años. Todavía hay muy poco desarrollo; las grandes empresas que lo han incorporado los resultados son óptimos pero hay que seguir y para eso hace falta financiamiento.
T: El sector vitivinícola se diferencia de otros por haber elaborado un proyecto en común, el PEVI 2020 que se extendió a 2030, pero al mismo tiempo muestra diferencias. ¿Cómo está la relación entre la Coviar y otras entidades?
M.G.: Dentro de la Coviar están sentadas por ley las entidades más representativas del sector; cada una tiene su agenda y así tiene que seguir siendo; Coviar en una institución designada para desarrollar y llevar a cabo un plan estratégico; entendiendo los roles de cada uno no deberíamos tener problemas; estamos abiertos y es necesario trabajar juntos, que no haya inconvenientes y que los que haya podamos resolverlos; con diálogo se puede todo, donde estemos de acuerdo avanzaremos juntos y donde no, trataremos de lograr el consenso. Coviar nació con el consenso como clave para avanzar; quizás eso se fue perdiendo un poquito y lo tenemos que retomar rápidamente; lo más importante es saber el rol que tiene cada una de las instituciones y Coviar engloba a todos, no sólo a los privados, sino que como entidad público-privada, tenemos posibilidades de desarrollar estrategias y discusiones con los entes públicos que están cerca nuestro.
T: ¿Cuáles son los objetivos de su gestión?
M. G.: Hay que seguir apostando al diálogo y el consenso; trabajar en pos de una vitivinicultura argentina con todos sus matices, que tiene 18 provincias distintas, con productos, climas y estrategias diferentes, pero tratando de lograr una sola estrategia hacia dónde queremos ir como país vitivinícola de acá a diez años.
T: ¿Cuáles cree que serán las consecuencias de las contingencias climáticas en lo productivo?
M.G.: Recién vamos a tener la realidad pos vendimia; a priori, sabemos que los daños han sido fuertes y que la merma de producción obviamente que va a estar.
T: ¿Cree que se va a recomponer el precio para el productor por esta menor producción?
M.G.: No tengo dudas; el productor también tiene costos altísimos que que hay que ir soportando durante todo un año, y creo que un año donde quizás el precio equilibre esa situación y se logren buenos resultados.
T: ¿Y aumentará el precio para el consumidor?
M.G. El peso del precio de la uva en el producto final no es tan fuerte como para pensar que haya un salto muy grande, pero si hay que lograr equilibrio entre insumos y precios al productor, al que hay que cuidarlo, lograr que cubra sus costos y tenga rentabilidad porque es mucho esfuerzo, mucha gente la que trabaja, mucha mano de obra.
T: ¿Cómo influyen los insumos?
M.G. Un gran componente del precio de una botella de vino está dado por los insumos; el traslado de costos de insumos es el que termina afectando al consumidor; como industria quisiéramos mantenernos con un valor de producto más alto y uno menor de insumos; es una ecuación que hay que seguir seguir trabajando y tratar de que sea más equilibrada.
T: En los últimos tiempos se sumó la falta de botellas, el aumento de los fletes marítimos…
M.G.: Venimos de años complicados, complejo de todo punto de vista. Desde la pandemia, que a la vitivinicultura benefició por el mayor consumo en el mercado interno, pero a la vez hizo que la logística se complicará más, que los fletes marítimos aumentaran de manera exponencial; a eso se sumó la guerra, inflación en otros países y cuestiones climáticas; se acumula una serie de cosas que hacen difícil la situación, pero lo importante es que la vitivinicultura hace muchos años trazó un plan a largo plazo; con optimismo queremos ir avanzando hacia lograr parte de esos objetivos y aspiramos a que esto se va se va a acomodar en algún momento.
T: Uno de los temas que preocupa al sector es el de los costos…
M. G.: Los costos -tanto a nivel de campo como de industria- han ido creciendo en la misma magnitud que fueron subiendo la mayoría de los de cualquier producto en la Argentina y eso lógicamente es una preocupación porque el traslado a precio tiene un límite, el del poder adquisitivo de la gente; estamos siempre con un techo, tanto en el mercado interno como el externo, donde se compite con los principales productores de vino del mundo.
T: ¿Qué haría falta para mejorar los costos?
M. G.: Los costos van de la mano del mismo proceso inflacionario que vive el país; esperemos que se solucione rápidamente para que tanto en nuestra actividad como el resto de los argentinos tengamos un equilibrio.
T: ¿En algún momento se habló de importar materia prima y desde el Gobierno se afirmó que no lo iban a permitir…
M. G.: Es importante que se haya planteado a nivel nacional. Es un tema que hay que tocarlo con mucho cuidado; es muy apresurado pensar en que va a faltar vino como para que sea necesaria una importación y la vitivinicultura no es un negocio de compra y venta, sino que detrás hay un entramado social y productivo muy grande, desde pequeños productores, bodegueros, empresarios, comerciantes y demás; hay que cuidar a esa cadena y que tengan resultados positivos todos, tratar de ir equilibrando; ahora, llegado el caso que haya problemas y no haya abastecimiento para el mercado interno, será el momento de sentarse a analizarlo, pero creo que estamos lejos de esa situación.
T: Se está verificando en los últimos años una caída en el consumo de vino. ¿Creen que va a seguir esta tendencia o se va a poder frenar y revertir?
M. G.: Uno de los ejes estratégicos de Coviar es desarrollar el mercado interno, aumentar el consumo; la pandemia nos hizo levantar un poquito el consumo. 2022 bajó un poco respecto del año anterior y hoy el gran desafío es tratar de mantenerlo y aumentarlo con responsabilidad.
T: ¿Cómo se podría aumentar el consumo?
M. G.: Hay que volver a un consumo de vino como en algún momento tuvimos, donde en un almuerzo o cena o cualquier festejo familiar había una botella de vino, y eso tiene que seguir siendo así porque el vino es sinónimo de salud.
T: ¿Los jóvenes son la esperanza?
M. G.: Los jóvenes son un desafío porque van incursionando en esto del vino; el vino tiene que hacerse conocer por los jóvenes, insistiendo sobre la responsabilidad en el consumo; hay que volver hacia ahí y hacer productos que realmente el consumidor elige.
T: A propósito de la responsabilidad en el consumo, el sector manifestó su preocupación por el avance del proyecto de alcohol cero al conducir.
M.G. Sí, nos preocupa mucho, pero dejando bien en claro que es por el cambio de ley; estamos hablando de tolerancia, no de alcohol al volante sí o alcohol al volante no; por supuesto que estamos en contra que alguien conduzca alcoholizado; pero el cambio del 0,5 actual al cero no va a tener ningún beneficio para bajar la siniestralidad porque las estadísticas muestran que los accidentes se producen después de los 0,8 o 1 para adelante; aparte, técnicamente no es posible medir el cero absoluto con los aparatos que tenemos; creemos que es una ley que no suma a corregir el problema y si puede ocasionar problemas a una industria como la vitivinícola que vive de esto y permite a miles de personas vivir de ella.
Fuente Mendoza Today