La indexación de las pensiones al IPC está provocando un rápido incremento del gasto en pensiones que beneficia tanto a los antiguos beneficiarios como a los nuevos. La Seguridad Social se gastó casi 12.000 millones de euros en febrero en el pago de las pensiones contributivas, lo que supone un incremento del 11% respecto al mismo mes del año anterior. La mayor parte de este crecimiento se debe a la revalorización del 8,5% de las pensiones aprobada este año para cubrir la inflación de 2022. Esto significa que cada mes la Seguridad Social gasta 1.100 millones de euros más que en el año anterior, según los datos publicados este viernes por el ministerio, lo que supone un gasto adicional a lo largo del año de más de 15.000 millones de euros sólo para las pensiones contributivas (sin incluir las no contributivas ni las clases pasivas). La mayor parte de ese gasto se va a pagar prestaciones de jubilación, cuyo gasto ascendió en febrero a casi 8.700 millones de euros, un 12% más que hace un año.
La revalorización de las pensiones no sólo afecta a los antiguos beneficiarios, sino también a los nuevos, ya que se aplica la revalorización a las cotizaciones pasadas (como no podía ser de otro modo para evitar incentivos a adelantar las jubilaciones antes de que se aplicara la revalorización). La consecuencia es que los nuevos jubilados del Régimen General reciben este año, de media, una pensión de casi 1.800 euros al mes (en concreto, 1.765 euros) más las dos pagas extra. Si se incluyen todos los regímenes, la pensión media es de algo más de 1.600 euros al mes, un 8,5% superior a la del año anterior.
De esta forma, las pensiones de jubilación de los nuevos beneficiarios se consolidan por encima del salario medio de España, que se sitúa cerca de los 1.700 euros al mes. Se amplía así la brecha generacional, ya que la mayor parte de los jóvenes cobra menos de ese salario medio y, además, una buena parte están en paro con una prestación muy baja o inexistente. La diferencia entre el salario medio y la pensión media de los nuevos jubilados se explica porque los trabajadores sénior tienen salarios más altos (y por lo tanto, les corresponde una pensión más alta) y por la generosidad del sistema de pensiones.
La tasa de sustitución que paga España (pensión inicial respecto del último salario), que es una de las más generosas de Europa. Esto hace que, cuando un trabajador se jubile, tenga una pensión pública superior al 70% de su salario, lo que supone un gran esfuerzo presupuestario para la Seguridad Social.
Este es otro de los factores que está empujando rápidamente el gasto en pensiones, el llamado efecto sustitución. Los nuevos jubilados perciben una prestación muy superior a la de las bajas, que es de unos 1.300 euros. La diferencia entre ambos se debe a la brecha de cotizaciones, que fue superior en la generación del ‘baby boom’, lo que les lleva a recibir una prestación más elevada.
La revalorización de las pensiones del 8,5% aprobada este año llevó a la pensión máxima por encima de los 3.000 euros al mes por primera vez. Actualmente hay ya más de 400.000 pensionistas que cobran más de esos 3.000 euros al mes, casi la totalidad son jubilados. En el extremo opuesto hay más de 5 millones de pensiones que están por debajo del salario mínimo interprofesional (1.080 euros al mes).
La pensión media de todos los jubilados se sitúa ya en 1.370 euros al mes después de subir un 10% en el último año. Esto es casi 130 euros mas que hace un año. La pensión media del total de clases en este inicio de año fue de casi 1.200 euros al mes tras un incremento del 10% en tasa interanual. El envejecimiento de la población también supone una presión adicional al gasto de la Seguridad Social. El número de pensiones ha superado este año los 10 millones, un incremento de casi el 1% interanual. La mayor parte, algo más de 6,3 millones, son pensiones de jubilación.
La indexación de las pensiones al IPC está provocando un rápido incremento del gasto en pensiones que beneficia tanto a los antiguos beneficiarios como a los nuevos. La Seguridad Social se gastó casi 12.000 millones de euros en febrero en el pago de las pensiones contributivas, lo que supone un incremento del 11% respecto al mismo mes del año anterior. La mayor parte de este crecimiento se debe a la revalorización del 8,5% de las pensiones aprobada este año para cubrir la inflación de 2022. Esto significa que cada mes la Seguridad Social gasta 1.100 millones de euros más que en el año anterior, según los datos publicados este viernes por el ministerio, lo que supone un gasto adicional a lo largo del año de más de 15.000 millones de euros sólo para las pensiones contributivas (sin incluir las no contributivas ni las clases pasivas). La mayor parte de ese gasto se va a pagar prestaciones de jubilación, cuyo gasto ascendió en febrero a casi 8.700 millones de euros, un 12% más que hace un año.
Fuente El Confidencial