MADRID, España.- Severo Sarduy, a pesar de ser uno de los más importantes escritores cubanos del siglo XX, no tuvo en su país el reconocimiento merecido. Fue relegado de la cultura oficial por ser un autor incómodo para el castrismo: abiertamente homosexual e irreverente.
Aunque dejó Cuba muy joven, Sarduy, que se llamaba a sí mismo “un cubano en París”, siempre desarrolló una creación literaria marcada por la cubanía y el estudio de sus raíces: europea, africana y china.
Murió enfermo de SIDA en París, ciudad a donde había emigrado a sus 23 años y donde desarrolló la mayor parte de su obra.
Hoy en CubaNet, en el 86 aniversario de su nacimiento, recordamos algunas de sus más notables novelas.
De dónde son los cantantes
Publicada en 1967, esta, su segunda novela, según la crítica marcó el comienzo de la madurez de Sarduy como escritor. En ella hace un gran despliegue de recursos expresivos que acompañaría posteriormente a su obra literaria.
En De dónde son los cantantes Sarduy aborda las concepciones establecidas sobre “la identidad nacional” desde el choteo.
En el prólogo para una edición de Seix Barral, Roland Barthes definió sobre la novela: “Cubanas, chinas, españolas, católicas, drogadas, teatrales, paganas, circulando desde las carabelas a los self-services y de un sexo a otro, las criaturas de Sarduy van y vienen a través de un cristal de un parloteo depurado que le pasan al autor, demostrando así que no hay tal cristal, que no hay nada que ver detrás del lenguaje.
Además, se refirió al texto como “brillante, ágil, sensible, divertido, inventivo, sorprendente y sin embargo claro, y hasta cultural, y constantemente afectuoso”.
Cobra
Publicada en 1972, Cobra ganó el Premio Médicis para escritores en lengua no francesa. Bastante revolucionario para la época, aborda temáticas como la homosexualidad y el travestismo.
La novela cuenta la vida de Cobra, un travesti que trabaja en un prostíbulo conocido como Teatro Lírico de las Muñecas. Entre todas las chicas, Cobra es la estrella del lugar.
Desde el barroco y el erotistismo construye dos relatos entrelazados, el primero de ellos narra la transformación del cuerpo de Cobra, presenciada por la dueña del lupanar y la enana blanca Pup. En el segundo Cobra es iniciado en una banda de cuatro “black jackets” que han adoptado nombres-fetiches.
Cobra pertenece a una trilogía compuesta también por las novelas Colibrí (1984) y Cocuyo (1990).
Pájaros de la playa
Pájaros de la playa, publicada en 1993, es una especia de testimonio del deterioro de su cuerpo y padecimientos por causa del Sida.
La Editorial Tusquets, encargada de su publicación, resume sobre la novela: En una isla que fue refugio de atléticos nudistas, una vasta casona colonial, algo desvencijada, acoge una comunidad de jóvenes viejos. A ella acude un día Siempreviva con el deseo de vivir con mayor brío sus seniles extravagancias entre precoces ancianos de consumida juventud. En la casona, «donde se instala como en un hotel de lujo», conoce a Caballo, el médico. A partir de entonces, solo piensa en someterse a la cura rejuvenecedora de Caimán, curandero herborista y burlón. A medida que Siempreviva recobra un rancio esplendor, Sonia revive en la pantalla de su confusa memoria la pasión que la condujo hace cuarenta años a la locura y al accidente con el Bugatti tras el cual, al sobrevivir, la llamaron Siempreviva. Y, gravitando por encima de todos ellos, el Cosmólogo, narrador lúcido e implacable del lento desvanecer de esa fauna de “mórbidos”, herida de muerte.
Fuente Cubanet.org