Sin registrarlo, probablemente uno de los anuncios principales lo haya hecho un productor bodeguero, mezclado entre el público y descontento por la situación del sector. Mientras seguía la ponencia de políticos y autoridades de la Corporación Vitivinícola Argentina, en el lujoso hotel Hyatt del centro de Mendoza, se descargaba ante Clarín: “La protesta del otro día en Santa Fe fue el primer paso. Con respeto, le dijimos todo lo que pensábamos a la Mesa de Enlace. Y prepárense porque la protesta va a llegar a Buenos Aires”.
A esa hora, poco antes del mediodía, el palco del escenario mezclaba sonrisas con caras de fastidio. Incluida la del funcionario más esperado: Sergio Massa. Congestionado desde que volvió de la India, al ministro de Economía le daba el sol de frente. Y los discursos se extendían más de lo deseado para los tiempos de los funcionarios. A los costados lo acompañaban, apenas más relajados, el gobernador local Rodolfo Suarez, su par jujeño Gerardo Morales, los ministros Eduardo “Wado” de Pedro, Victoria Tolosa Paz y Daniel Filmus.
En la platea armada al aire libre se mezclaban oficialistas (sobre todo) y opositores, que también escuchaban parados detrás de unas vallas. Entre otros, Daniel Scioli, José Ignacio de Mendiguren, Martín Lousteau, Alfredo Cornejo, Patricia Bullrich.
Un sonriente Juan Manuel Urtubey saludaba y charlaba a pocos metros del escenario. Le preguntaban por el armado del peronismo blanco que vuelve a intentar con el cordobés Juan Schiaretti. “Los dos somos precandidatos a presidente y queremos sumar dos más, para entre todos armar un espacio de 20 puntos. Hay un fin de ciclo del kirchnerismo, después de 20 años y el peronismo eso lo va a oler”, explicaba didáctico.
¿Pero no intentó eso mismo en 2019 y terminó en una candidatura de apenas 6 puntos como vice de Roberto Lavagna?, le preguntaron. Sorprendió con la respuesta. Habló de la “traición” del propio Lavagna y de su ex aliado Massa. “Ellos armaron aquello, creo, para después romperlo”. Se refiere al espacio que también integraba Miguel Pichetto, que terminó como vice de Mauricio Macri.
¿Y para qué se quedó?, le repreguntaron a Urtubey. “Me ofrecieron ser vice de Macri o senador y canciller del Frente de Todos. Si me iba, el traidor iba a ser yo. Y si me bajaba, dirían que arreglé con alguno. Preferí quedarme en algo testimonial”.
A pocos metros de Urtubey, uno de los armadores de Horacio Rodríguez Larreta, intercambiaba sobre uno de los culebrones locales: la pelea entre el ex gobernador Cornejo, ya lanzado para repetir este año, y el larretista Omar de Marchi, que amenaza con un armado por fuera del espacio en la PASO provincial.
“Va a haber acuerdo y debería anunciarse pronto. Omar (por De Marchi) irá a la PASO o no jugará y llegará a otro arreglo“, aseguraba el larretista. ¿Y el jefe de Gobierno por qué no está en esta cumbre de políticos?, le planteó un periodista. “Vino el jueves, ahora tenía reuniones políticas y un cumpleaños”, justificó al ahora sí candidato presidencial del PRO. ¿O habrá querido evitar el mal trago de la foto de Bullrich con sus aliados radicales?
¿Se baja Cristina y se sube Macri?
En el palco, mientras el sol no paraba, llamaba la atención la animada charla entre De Pedro y Tolosa. Las especulaciones volaban: ¿la ministra le habrá contado de sus planes para volver a ser candidata como intendenta en La Plata o para acompañar a Axel Kicillof como vice en la Provincia?
Más allá del rol del ministro de Interior, cerca de la funcionaria saben que la llave para esos planes la tiene Cristina Kirchner. Por eso, programan una charla con la ex presidenta para intentar destrabar cierta tensión. Tolosa Paz, una de las dirigentes que más defendía a la ex presidenta hace años, se transformó ahora en una de las voceras albertistas. Para encaminar su futuro, no quiere quedar en el medio de la pelea del matrimonio político que conduce al Frente de Todos.
Unos metros más alejado de Tolosa, el radical Gastón Manes miraba el reloj con insistencia. Esperaba la llegada de su hermano Facundo, justamente para esa selfie que motorizó Bullrich. En el mientras tanto, reconocía que el bajo perfil del neurocientífico y diputado le pudo haber jugado en contra en las encuestas: “Es cierto que ahora no mide tanto, pero lo puede revertir. El acuerdo con Gerardo (por Morales) era que el que mejor estuviera fuera el candidato radical para la PASO. Ahora no se pueden cambiar las reglas”.
Cuando llegó el Manes famoso, ya pasadas las 12, él mismo dejó en claro sus críticas a Morales y a Larreta. En su entorno ya los tratan como “socios” y creen que el jujeño se arroga un papel de negociador principal y único que no tiene. ¿Cuándo se dirimirá la puja? “El 9 de junio es la convención radical, 15 días antes del cierre de listas. Pero para esa época seguro que va a estar todo acordado. La Convención sólo debería confirmar eso. Y quizá mejor para que no explote todo ahora”, especulaban cerca del neurocientífico.
Lo curioso es que cuando se respiraba tensión por la foto de Juntos por el Cambio, uno de los radicales que quedó fueron del convite hizo fila para saludar y quedar retratado con una contraparte K. El senador Martín Lousteau, aliado de Morales y Larreta, se acercó sonriente a saludar a Wado de Pedro. Y posó largos segundos en una imagen anti grieta. Resultó, sin dudas, otra de las fotos de jornada.
De Pedro fue, con Massa, el oficialista más requerido. En su caso, se le pedían definiciones políticas. Siempre de buen semblante y trato ameno con la prensa, el ministro explicaba su postura respecto a una eventual candidatura de Cristina. “Ella dijo que no va a ser y no tengo por qué no creerle. Pero tampoco nos gusta que se la proscriba. Porque si bien formalmente puede presentarse, si le confirman una inhabilitación a ocupar cargos públicos es como que la proscriban”, repetía.
¿Y si no es Cristina puede ser usted?, le planteó un periodista. “No, no sé”, sonrió. Y explicó que su mayor perfil público comenzó en realidad para deconstruir la idea de “monje negro” que le atribuían en el círculo rojo. Y que a partir de esa deconstrucción, encontró buena sintonía en la opinión pública.
“Igual, esto lo definirá la mesa política. Para eso está. Si se suma algún gobernador, por ejemplo”, intentaba desdramatizar De Pedro. Se mantenía firme, eso sí, en la idea de que Alberto Fernández debería apurar su renuncia a una reelección. En la mirada del referente camporista, la institucionalidad está lo suficientemente fuerte como para que eso no genere un vacío de poder: “Cristina gobernó con Scioli de candidato y no pasó nada”, ejemplificó.
El ministro confía en que esa definición llegará más temprano que tarde. Es cauteloso, en cambio, respecto al lugar que ocupará Massa. De Pedro elogia el rol del titular de Economía y cierra, enigmático, con que hará “lo que más convenga”.
Si bien nadie descarta una candidatura de Massa, sobre todo si logra bajar la inflación, varios de los dirigentes consultados hoy veían más lejana la posibilidad. Otra de las afirmaciones que corría con fuerza -incluso con preguntas a los periodistas- es cierta caída de Larreta y una consolidación de Bullrich.
Un vocero de la ex ministra ponía paños fríos: “Es cierto que Patricia está muy bien con la gente, y se le acercan dirigentes a medida que mejoran sus números. Pero hoy la estructura la tiene Horacio y eso también pesa en una elección. Hay que esperar”.
La frutilla a la interna PRO la aportaba un legislador, que insitía que “esto sólo se ordena con lo que diga Mauricio y Mauricio va a ser candidato. Lo conozco hace 20 años y él quiere revancha”. Se refería a Macri. Lo llamativo es que el dirigente trabaja para la campaña de María Eugenia Vidal Presidenta.
Fuente Mendoza Today