Enrique(ta) Faber: de la historia al cine y la escultura 

MIAMI, Estados Unidos. – En la última década, la figura de Enrique(ta) Faber, la primera mujer que, travestida, ejerció la medicina en Cuba, ha sido reivindicada por activistas e investigadores. Además del homenaje que implica la película Insumisas, de Fernando Pérez y Laura Cazador, en La Habana se erigió una escultura a tamaño natural de la doctora suiza. 

Esta última obra, salida de la mano del escultor José Villa Soberón, fue emplazada en 2020 en la Alameda de Paula, último lugar donde Faber ejerció la medicina en la Isla.

La pieza de tamaño real, trabajada en bronce y con una pose casi en movimiento, fue financiada por la Embajada de Suiza en Cuba e impulsada por Olivier Praz, Lorenzo Suárez y el escritor Julio César González-Pagés, autor del libro Por andar vestida de hombre. 

Puesto que no existen imágenes de Faber, la escultura es una interpretación a cargo de Villa Soberón, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2008 y autor de otras esculturas, como la del músico Benny Moré, el escritor Ernest Hemingway, la bailarina Alicia Alonso y el músico John Lennon, entre otras.

Un año después, el propio Villa Soberón y el también escultor Gabriel Cisneros, crearon varias réplicas de la escultura que fueron enviadas a Lausana y Ginebra, en Suiza, el país natal de Faber. Mientras, se anunció que otra interpretación escultural de la médica sería instalada en el municipio de Baracoa, donde vivió, se casó y ejerció la medicina.

Faber se ha reivindicado como una precursora del movimiento feminista en Cuba; una mujer transgresora que no reprimió sus deseos de ejercer la medicina ni de amar a otra mujer (la baracoense Juana de León, con la cual contrajo matrimonio vestida de hombre).

Enriqueta Faber nació en Lausana, Cantón de Vaud, Suiza, en 1791. Sus restos mortales, que permanecían en un cementerio de Nueva Orleans desaparecieron en 2005, debido al fuerte impacto en esa zona del huracán Katrina. 

Hasta el emplazamiento de la escultura en La Habana, en Cuba no había ni siquiera una tarja que recordara a la médica suiza.

Fuente Cubanet.org