Por Jorge Tisi Baña
Dos razones más por la que no voy a votar a Larreta, ni en las PASO, ni en las generales, ni en el ballotage, aun cuando deba optar entre él y el demonio.
Primero, permitió que el sábado, en el jardín del Palacio Noel del Museo de Arte Hispanamericano Isaac Fernández Blanco, se organizara una puesta en escena “artística” del grupo “Ópera Periférica”, que consistió en una performance obscena, pornográfica, vulgar, irreverente y de pésimo gusto.
En segundo lugar, el mismo día en que se conmemora el Día del Veterano de Guerra, tiene el descaro y la desvergüenza de organizar en la Ciudad un Festival por la “visibilidad trans”.
Me tiene harto con sus veleidades progres, sus remeras negras, sus pañuelos verdes, sus pañuelos blancos, sus homenajes a personajes detestables (Rodolfo Walsh) o controvertidos (Carlos Jáuregui), su apoyo obsesivo y casi enfermizo a las actividades de la comunidad LGTB, su política educativa con respecto a la ESI, a los DDHH y a la Memoria, y su flamante relación con otra botinera de la política (ya tenemos suficiente con Fabiola).
Yo hablo por mí, pero tomen nota en JxC, porque estoy seguro de que no soy el único que piensa de esa manera. De hecho, las redes trasuntan mucho disgusto.
Si Larreta gana las PASO, no se confíen demasiado en que los votantes de otros precandidatos de la coalición vayan a ir automáticamente para él en las generales.
Se pueden llevar otra gran desilusión.
Y si Larreta es el candidato, ojalá se la lleven.
Juan Grabois y María Migliore, la ministra de Larreta que defiende la economía popular, caminan juntos.