LA HABANA, Cuba. — Una banda de delincuentes asalta un ómnibus en Ciego de Ávila para robar equipajes. La policía del territorio conoce del hecho, pero no persigue a los ladrones.
En los campos aumentan los robos de cosechas y animales a los campesinos. Hasta el NTV, tan pacato, recientemente se refirió al tema.
En las ciudades, los robos de motorinas y teléfonos celulares, los asaltos y los robos con violencia en viviendas son el pan de cada día. Hasta los choques entre grupos de delincuentes se hacen cada vez más visibles.
Hay un alarmante aumento de los feminicidios. El asesinato de una adolescente dentro unidad policial a donde fue a pedir ayuda es solo un botón de muestra.
Aún sin estadísticas públicas, se percibe que hay un aumento de la delincuencia en el país. No obstante, las autoridades hacen como el avestruz: si no hay estadísticas, no hay problema.
¿Qué pasa con la policía? ¿Dónde está?
“Si el gobierno y el Partido Comunista de Cuba (PCC) lo controlan todo, ¿qué pasa?”, me dice un joven criminólogo que pide anonimato por cuestiones de seguridad.
El experto sostiene que “cuando el estado empieza a descomponerse, aumenta el número de delincuentes. Primero, en las altas esferas, con la corrupción, y más tarde, en los demás niveles de la escala social”.
“Durante mucho tiempo, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), era temida, pero no despreciada”, me dice el criminólogo.
“Según se va diluyendo el poder, las reglas mutan. La situación en la PNR cambió, y ella misma es maleable a la corrupción directa de sus agentes. No es que antes no lo fuera, pero ahora se agudizó. ¿Cómo viven los policías? Tienen problemas similares a los de los demás cubanos. ¿Crees que ellos no quisieran emigrar también?”, se cuestiona la fuente.
Los opositores de vieja data saben que pocas veces fueron enfrentados directamente por la PNR. Les salía al paso el “pueblo enardecido”, o sea, malandros, lumpen, chivatos y militantes del PCC que eran dirigidos por la Seguridad del Estado o G2.
Muchos opositores cuentan que, en oportunidades, los oficiales de la PNR se resistían a cumplir las órdenes de la Seguridad del Estado.
Aquello de “Policía, tú eres mi amigo” se desmoronó brutalmente los días 11 y 12 de julio de 2021. Durante esa jornada el régimen utilizó directamente a la PNR para sofocar las manifestaciones pacíficas, e incitó a hechos violentos que culminaron en incidentes fatales, incluidos un muerto y cientos de heridos. Y lo peor vino después, cuando los uniformados fueron puerta por puerta arrestando a los que participaron en las manifestaciones. La razzia se saldó con centeneras de presos políticos y otros muchos condenados a multas y sanciones menores. Asimismo, docenas de activistas fueron presionados para que se fueran del país.
Ante la inoperancia policial, se habla de la creación de rondas campesinas para proteger los cultivos y el ganado.
Hace varios meses, en Juraguá, provincia de Granma, unos cuatreros asesinaron en su conuco al campesino Yordany Díaz cuando los enfrentó.
Me comenta un amigo que vive en un barrio marginal de Bayamo que antes los caballos pastaban a la orilla del río toda la noche, pero hoy tienen que dormir casi dentro de la casa para que no se los roben.
“Cuando matan a un animal, la policía solo da un papel para darle de baja en el censo. Ni hacen el intento por detener a los ladrones, o tan siquiera investigar”, explica.
Mientras aumenta la crisis social y económica, la policía cada vez tiene menos herramientas para proteger a los ciudadanos. Su prioridad es proteger los intereses de la casta gobernante.
Fuente Cubanet.org