Cuatro subidas de 0,75 puntos, dos de 0,5 y otras cuatro de 0,25. Esa puede ser la fotografía final del mayor endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) desde los años ochenta. Este miércoles, el banco central de Estados Unidos ha emprendido la que, según la opinión mayoritaria del mercado y lo que sugiere el comunicado del organismo, será la última alza de tipos de interés de un ciclo que los ha llevado del 0,25% al 5,25% en tan solo un año. A partir de ahora, el miedo a una ralentización económica por la restricción del crédito pesará tanto en la balanza —o más— que el temor a la inflación. La decisión ha sido recibida sin demasiado entusiasmo por la Bolsa de Nueva York, cuyo principal índice, el industrial Dow Jones, ha cerrado con una caída del 0,8%.
En plenas turbulencias financieras tras la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) —y sus efectos sobre otros bancos del país, como el First Republic Bank, y de Europa, como Credit Suisse—, la Reserva Federal ha seguido el guion, hasta llevar los tipos de interés a su nivel máximo desde 2007, antes de la Gran Recesión. Es lo que preveían los expertos, en un momento en que la inflación de Estados Unidos todavía sigue en el 5%, con la subyacente enquistada. Sin embargo, se trata del dato más bajo de los últimos dos años, y la tendencia descendente hace que la marcha de la economía empiece a jugar un papel preponderante entre las preocupaciones de la Fed.
A diferencia de lo que ocurrió en marzo, el organismo presidido por Jerome Powell no incluye en su comunicado referencia alguna a la necesidad de subidas adicionales. Toda una pista de que el proceso de ralentización, que empezó a finales del año pasado con una moderación de los incrementos, ha podido culminar este miércoles. Durante la rueda de prensa posterior al anuncio, Powell ha recordado que el texto no aclara cuál va a ser la senda a partir de ahora: “La decisión sobre la pausa no se ha tomado hoy. Vamos a abordar esa cuestión en la reunión de junio”. Sin embargo, parece que la sucesión de alzas de tipos ha llegado a su fin, al tiempo que el mayor banco central del mundo sigue reduciendo su balance.
Aunque el documento de la Reserva Federal asegura que el sistema bancario estadounidense “es sólido y resistente”, el Comité de Mercado Abierto de la Fed asume los riesgos que se presentan en el horizonte: “Es probable que las condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas pesen sobre la actividad económica, la contratación y la inflación. La extensión de estos efectos siguen siendo inciertos“.
El objetivo a largo plazo, aclara la Fed, continúa siendo llevar la inflación por debajo del 2%, independientemente del resto de variables. Pero lo cierto es que en el corto plazo ha aparecido un factor que incide en los siguientes pasos: el impacto del endurecimiento de la política monetaria sobre el devenir de la economía, en un contexto financiero que ha cambiado por completo durante las últimas semanas. “El Comité estaría preparado para ajustar la postura de la política monetaria según corresponda si surgen riesgos que podrían impedir el logro de los objetivos del Comité”, añade el comunicado. Entre estos últimos, además de mantener el índice de precios de consumo (IPC) a raya, está la consecución del pleno empleo.
Mensaje de tranquilidad
Durante la rueda de prensa posterior al anuncio, el presidente de la Fed ha mandado un mensaje de tranquilidad sobre las turbulencias en el sector bancario: “El sistema financiero de Estados Unidos es resiliente“. En ese sentido, Powell ha dicho que el organismo ha aprendido la lección tras la quiebra del banco californiano, y protegerá el sistema y la imagen internacional del país. “Hemos cometido errores y lo podemos hacer mejor”, ha reconocido, abriendo la puerta a un refuerzo de la supervisión.
En las decisiones de la Fed cada vez pesará más el estado del sistema financiero, y el propio Powell ha reconocido que la primera economía del mundo está en un momento de ralentización, tras crecer solo tres décimas en el primer trimestre. Pero eso no significa que, con un mercado laboral que continúa presentando una gran vitalidad, el banco central vaya a iniciar la vuelta atrás. “Sin estabilidad de precios, la economía no funciona para nadie. Restaurarla es esencial”, ha reivindicado el presidente de la Reserva Federal, que no cree que el país vaya a caer en una recesión suave, como prevén los economistas del organismo.
De momento, el abaratamiento del precio del dinero no está sobre la mesa. “La inflación va a bajar, pero no rápidamente, por lo que no es adecuado bajar los tipos de interés”. Para que se diese ese escenario, ha dicho, la demanda debería descender más y el mercado laboral estar menos ajustado.
Powell ha recordado que las restricciones del crédito ya empezaron hace unos meses, con el enfriamiento de la economía por el endurecimiento de la política monetaria, pero se han agravado debido a los problemas financieros tras el colapso del SVB. “Nuestras decisiones dependerán de cómo evolucionen los acontecimientos. Lo decidiremos reunión por reunión en función de los datos disponibles”, ha dicho, sin querer aclarar cuáles serán los próximos pasos del banco central. En esa disyuntiva, la situación crediticia de los bancos pequeños y medianos tendrá una incidencia destacada, ha añadido.
Powell no aclara los próximos pasos: “Nuestras decisiones dependerán de los acontecimientos”
Para el presidente de la Reserva Federal, la estabilidad financiera y la estabilidad de precios no deben estar reñidas. “Tenemos que ponderar el riesgo de no hacer nada [para combatir la inflación] y el de la ralentización”. En ese sentido, Powell considera equilibrada la subida de 0,25 puntos emprendida este miércoles, que ha logrado un gran apoyo dentro del Comité, según ha revelado.
Este jueves será el turno del Banco Central Europeo (BCE), que tiene el ciclo alcista retrasado respecto a la Fed, y está previsto que continúe su recorrido unos meses más. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, la inflación de la eurozona rebotó una décima en abril, hasta situarse en el 7%. Para combatirla, el BCE seguirá endureciendo la política monetaria.
Cuatro subidas de 0,75 puntos, dos de 0,5 y otras cuatro de 0,25. Esa puede ser la fotografía final del mayor endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) desde los años ochenta. Este miércoles, el banco central de Estados Unidos ha emprendido la que, según la opinión mayoritaria del mercado y lo que sugiere el comunicado del organismo, será la última alza de tipos de interés de un ciclo que los ha llevado del 0,25% al 5,25% en tan solo un año. A partir de ahora, el miedo a una ralentización económica por la restricción del crédito pesará tanto en la balanza —o más— que el temor a la inflación. La decisión ha sido recibida sin demasiado entusiasmo por la Bolsa de Nueva York, cuyo principal índice, el industrial Dow Jones, ha cerrado con una caída del 0,8%.
Fuente El Confidencial