
Este domingo, Ignacio Zuleta sorprende con su habitual columna en diario Clarín. Allí mete sus narices en la rosca política nacional, pero también pone el foco en las PASO mendocinas. Lo hace con efectiva precisión, por ser uno de los periodistas mejor informados del país:
En Mendoza también hay ajustes de cuentas. Alfredo Cornejo, que se tensa entre el bullrichismo y el larretismo, tiene un desafiante que polarizará con él.
El disidente PRO, Omar De Marchi, salió segundo en las PASO a gobernador por 5 puntos (25,9% a 20,8%). Tercero salió el radical Luis Petri con 16%. La suma con Cornejo tranquiliza al oficialismo provincial porque implica que renueva los porcentajes históricos de esa fuerza.
El misterio es cuánto de anti-cornejismo hay en el voto a Petri, y cuánto de ese voto irá para De Marchi en las generales. Este conservador ha armado una coalición que incluye al partido de Javier Milei y al de Elisa Carrió.
Si hay polarización Cornejo-De Marchi, será una aspiradora de votos para el peronismo, que salió cuarto y pasa por uno de los peores momentos de su historia. Un laboratorio provincial para las elecciones nacionales.
El principal objetivo del peronismo es aniquilar a Cambiemos, la fuerza que hace diez años retiene, y creciendo, el 42% de los votos, y domina en los grandes distritos de la Argentina. Ponerle votos a De Marchi en Mendoza para herirlo a Cornejo, o a Lousteau en las PASO porteñas con Jorge Macri, será artillería pesada.
Ya ocurrió en 2015, cuando todo el peronismo nacional apoyó a Lousteau en el ballotage por la jefatura de gobierno contra Larreta. Si perdía Horacio en julio de aquel año no hubiera habido Macri presidente en noviembre. Lousteau perdió por pocos puntos. No había entonces Cambiemos en la CABA y el susto que le produjo al PRO forzó la creación de la marca en 2019.
Fuente Mendoza Today