Agustín “Soy Rada” Aristarán sabe que, para triunfar en el medio artístico, hay que insistir y no bajar los brazos. Esa es sin duda, la clave de su éxito. Y es que a sus casi 40 años, este animador, conductor, humorista, actor y hasta mago oriundo de Bahía Blanca es el gran protagonista de Matilda, el musical, la obra que la está rompiendo en el mítico Gran Rex. Allí, este mago bahiense, cuyo sueño comenzó dentro de un auto, le dá vida a la directora Tronchatoro, la villana de esta historia que supo cautivar a toda una generación de treintañeros y, porqué no, cuarentones. “Estoy feliz y honrado con ser la malvada Tronchatoro”, resaltó.
La caracterización no sólo es perfecta a la hora de los gestos y la interpretación del icónico personaje, sino que además el parecido es notable. ¿Cómo se prepara ese personaje? “¿Cómo? en dos horas cuarenta”, afirma y agrega: “Así es, dos horas cuarenta de montaje, de maquillaje, de pegar la máscara del traje, mucho tiempo de preparación in situ en mi jeta, en mi cuerpo y después de preparación del personaje que es un personaje muy complejo primero porque es una mujer muy mala, muy mala realmente, es mala, canta mucho y se mueve mucho con un traje completamente diferente. De hecho estoy transitando casi todos mis días en tacos para entender cómo se camina con esos tacos que usa Tronchatoro”.
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Sobre el desamor, quizás odio o rencor, que caracteriza el personaje, “Rada” le explicó a BigBang que eso se trabaja con cuidado y dedicación, ya que es “algo que no es nato de un ser humano”. “Esa actuación de desamor, porque es desamor a los chicos, desamor a toda la vida, algo que no es nato de un ser humano. Un desamor que tuvo Tronchatoro de muy chica, claramente. Tenerla ahí, ya la amo. Amo su maldad también, porque su angustia que trae de chica está reflejada en su maldad con los nenes, con la señorita Miel, con Matilda y con todos. O sea, está desencantada de la vida”, sostiene sobre este exitoso personaje que deslumbra en la calle Corrientes.
La obra no sólo lo volvió a juntar laboralmente con Fer Metilli, su actual pareja, sino que le dió la oportunidad de trabajar arriba de un escenario con su hija Bianca, fruto de su relación con Noelia Cobos. “La mamá de Bianca es violinista, lleva el artista en la sangre y si nos salía abogada íbamos a estar preocupados. Pero igual, si mañana cambia el rumbo y se va para el lado del abogacía, del derecho o quiere ser agrimensora, estaremos apoyándola. A nosotros lo que queremos es que Bianca elija lo que ella quiera hacer. Eligió este camino, que es el camino de la actuación, de la comedia musical y estamos felices y orgullosos con la mamá de que da su debut en semejante movida”, explicó.
Una vez Agustín acompañó a su papá a Buenos Aires. Pasó por la calle Corrientes y no entendía nada. Tenía 9 o 10 años. Y su papá se lo recuerda siempre: “¿Te acordás cuando pasamos con la Fiorino por Corrientes y me dijiste que ibas a vivir acá, ibas a ser mago e ibas a actuar en uno de esos teatros?”. Todo arrancó con una cajita de magia y si bien hoy la vida lo lleva por el lado de la actuación y el canto, el humorista no se olvida de sus raíces. “El camino fue todo muy paulatino, fue todo con mucho laburo, lo es, y sigue siendo con mucho laburo, con un gran equipo atrás. Todos los proyectos en los que me embarco sin tener un equipo tan grande atrás y tan copado, es imposible hacerlo”, detalló.
Y continuó: “Pero sin lugar a dudas fue con mucho amor, mucho huevo y mucho esfuerzo, pero esfuerzo del bueno, con esto no es…Un sacrificio lindo, un sacrificio copado. Estoy muy orgulloso de todo lo que está pasando y todo lo que venimos haciendo para que las cosas sucedan también”. Consultado sobre qué queda de aquel adolescente que se paraba en los semáforos a hacer su show, resaltó: “Yo soy uno de los protagonistas de la obra, pero yo creo que acá La protagonista, sin lugar a dudas, es la obra, es este gran musical que tiene un talento descomunal en cuanto al elenco de los niños, no sabés lo que son los pendejos. ¡Es impresionante, los nenes y las nenas!”,
Pronto llegó a la adolescencia y empezó a hacer malabares, y escupir fuego en los semáforos, a la gorra, antes de que la luz se pusiera verde. Para entonces ya estudiaba magia en Buenos Aires. Para lograrlo viajaba a Capital Federal por el día y a la noche regresaba a su ciudad. Se quedó a vivir ahí a los 19 y luego abandonó su amada Bahía Blanca. “La magia sigue estando. De hecho, Revuelto, el espectáculo que acabo de despedir. Tiene mucha magia. Y mi nuevo espectáculo, que se estrenará más para fin de año, que el primero lo llevo a Europa en septiembre, durante un mes y pico, se llama… No te digo cómo, pero es de magia”, detalló.
Y siguió: “Así que la magia sigue estando. Magia y comedia siempre de la mano, por supuesto que la magia es de otro lugar a como lo hacía más de pendejo”. La fama para Rada llegó gracias a las redes sociales y los videos que se volvieron virales aunque estalló en 2016 con su hija Bianca quien entonces tenía 11 años y obtuvo centenares de miles de “me gusta”. Todo, de la mano de la comedia. “Para mí no tiene límite el humor, bajo ningún tipo de límite, ninguno. Lo que tiene límite es el contexto donde uno hace el humor. El humor para mí no tiene límite, lo que tiene límite es el contexto”, sostuvo el actor.
Además, resaltó la evolución de la “sociedad” a la hora de hacer humor. “Esta transformación está muy bien. Estamos evolucionando como sociedad también. Lo que antes nos hacía reír, hoy a veces es una ofensa. Lo que sí no veo muy bien es el purismo del humor. Es como que todo… Porque si yo me pongo a pensar, cualquier cosa que diga puede ser tomada como una ofensa. Cuando entendemos que es humor, deja de ser una ofensa. Pero por supuesto que para que eso no sea una ofensa, el chiste que estoy haciendo tiene que ser un gran chiste. El claro ejemplo es División Palermo”, resaltó.
Y agregó: “La serie de Santi Korosky y Martín Garabal. Se metieron con temas muy delicados, como son las discapacidades de las minoridades y pudieron hacer humor porque está bien hecho el humor. Yo no me siento presionado a la hora de hacer humor. Si se le exige, un poco sí, pero yo no hago caso omiso a que me lo exijan, porque la verdad es que yo no estoy todo el día haciendo chistes, de hecho soy mucho más así que lo que soy arriba en el escenario. Arriba en el escenario dejo toda mi energía al servicio de la comedia o me esté actuando, pero en la vida real soy una persona normal. No ando por la vida hablando como Goofy, gritando o relatando chocolatadas a mi hija. Si no, sería patológico para todos los que me rodean”.
Finalmente, Rada no dudó en hablar sobre su relación con Fer Metilli y detalló, a su manera, como separa el laburo de la pasión. “La verdad que es la segunda vez que vamos a estar con Fer laburando juntos. Estuvimos en Telefe haciendo En qué mano estás hace unos años. Estamos muy felices. Por supuesto nos ofrecieron muchas veces hacer cosas juntas. Rechazamos casi todas. En las redes aparecemos juntos, pero no es lo mismo. Ahí nosotros decidimos cuándo, de qué manera, cómo. Acá estamos dentro de una gran estructura que es Matilda, una gran producción. Y la verdad es que los dos nos tienen muy entusiasmados. La estamos pasando súper bien. En compañía de ir juntos a los ensayos, volver, charlar, conversar. Ella me ayuda mucho, yo le ayudo a ella. Y en un momento cortamos, porque si no sería todas las 24 horas Matilda, las 24 horas el laburo. Con Fer, los dos nos dedicamos a lo mismo, en mundos muy parecidos, pero entendemos muy bien que cada uno tiene su carrera. Nuestra pareja no es un negocio, nuestra pareja primero es una pareja que nos amamos y nos elegimos todos los días y después hacemos cosas juntos”, sentenció.
Fuente Big Bang News