Abel Caballero levantó este martes el pie y redujo sensiblemente el voltaje que suele acompañar sus declaraciones cuando se refiere a la Xunta y su desempeño en Vigo. El alcalde de la ciudad olívica, tras reunirse con la delegada autonómica, Ana Ortiz, entonó un discurso templado, podría decirse que sosegado, incluso; remarcó una y otra vez que la «cordialidad» había presidido el encuentro; y no dudó en asegurar, a preguntas de los medios: «Siempre tengo la mano tendida a la Xunta». Ni declaraciones altisonantes ni fuera de lugar. Caballero se mostró especialmente comedido.
El veterano regidor socialista dejó, no obstante, varios recados de los que acostumbra, para en todo momento marcar territorio. A la hora de desgranar los temas abordados en su encuentro con Ortiz —a la que recordó que trató ya en su etapa como subdelegada del Gobierno, conoce bien y con la que tiene una relación fluida y de largo recorrido—, insistió en que cualquier obra que se haga en Vigo, en ámbito de competencia del Concello, la lleva a cabo el Ayuntamiento. Que éste «no va a ceder ni a desprenderse de nada». Y que lo ha de hacerse, en todos y cada uno de los casos, es conveniar: «La relación institucional se tiene que hacer desde la lealtad, pero con convenios».
También fue tajante a la hora de advertir a la propia Ortiz que «la interlocución del alcalde de Vigo es con el presidente de la Xunta». «Eventualmente puede ser alguna conselleira o conselleiro», concendió, pero «a efectos» de su persona, su interlocutor, insistió, es Alfonso Rueda. «Con todo el respeto personal y la cercanía», apostilló refiriéndose a la delegada, de quien dijo que puede llamarle, pero que su «relación directa» será con la viceportavoz y concejal Yolanda Aguiar.
Contra Fernández-Tapias
Aún así, el que este martes compareció ante los medios fue un Caballero infinitamente más conciliador con San Caetano de lo que acostumbra. Y su careo con la delegada, el día y la noche en comparación con la etapa de Marta Fernández-Tapias, a la que ninguneó sistemáticamente y hasta llegó a dar orden de que se retirase una lona publicitaria, antes de las elecciones del 28M, aduciendo motivos urbanísticos repentinos. La campaña para tratar de invisibilizar a la líder del PP vigués osciló entre lo anecdótico pero no por ello menos grosero desde el punto de vista institucional, como el rechazo a fotografiarse junto a Fernández-Tapias en actos públicos; y decisiones más serias, como la de no aceptar que estuviera presente en una reunión con Rueda quien sería eventualmente «su candidata a la alcaldía». Este martes insistió en que era algo «insólito».
De ahí el novedoso contraste con las declaraciones de este martes del regidor, quien reivindicó su «mano tendida» con el gobierno autonómico, y aseguró que «todo aquello que la Xunta haga en beneficio de Vigo, lo voy a celebrar». Puso un ejemplo. «A mí me encanta la Ciudad de la Justicia. Me encanta, fue una gran obra», señaló. El motivo: «Es buena para Vigo». Y todo aquello que cumpla esta premisa «siempre» tendrá su «reconocimiento», abundó. «El problema es lo que no hace» la Xunta en la ciudad, remachó.
Es cierto que se enrocó en cuestiones como la de la ETEA: «Yo no hago cesiones». Y que aprovechó su defensa cerrada de los convenios entre administraciones para pasar nuevamente factura por el centro de salud de Navia. Fue la popular Corina Porro quien cedió el suelo al gobierno gallego sin convenio previo, recordó, decisión que él no enmendó al acceder a la alcaldía. «Cometimos un error. Tardaron 12 años e hicieron la mitad de lo que se habían comprometido», criticó.
Pero al mismo tiempo prometió «toda la cooperación». Aseguró que estaría dispuesto a escuchar lo que proponga la Xunta para el instituto de Navia. Y, sobre la antigua estación de autobuses, propuso a la conselleira del ramo «que dialoguemos» para ver a qué se dedica el suelo. «Las decisiones sobre el plan de urbanismo las toma el Concello (…), pero diálogo, el que sea». Y aún más llamativo viniendo de Caballero: «No queremos crear conflictos».
Fuente ABC