«Mi casa es una de las más afectadas [por la DANA] porque está justo por donde pasó la riada, una zona que antiguamente fue una laguna», explica Inmaculada Sánchez, vecina de la localidad toledana de Villaluenga de la Sagra. Lo data en más de cincuenta años y añade que las viviendas del paseo del Prado fueron construidas después de los estudios pertinentes que justificaban la viabilidad de las edificaciones.
«Siempre se ha hablado de un estudio para saber dónde deben ir las agua, pero nunca se ha hecho», se queja Inmaculada. Dice que la última vez que se inundó esa misma zona fue el 10 de agosto de 2009, «aunque hubo menos afectados que ahora». «Después de aquello, muchos vecinos propusieron varias ideas para la canalización del arroyo, que siempre está seco», pero a día de hoy todo sigue igual.
La vivienda de Inmaculada se encuentra en la zona baja del municipio, con lo que los daños han sido mayores. Su garaje está «destrozado», y asegura que muchos habitantes han perdido «sus casas porque el agua llegó hasta el techo, ya que se desbordó un arroyo». «En el caso de una vivienda alcanzó hasta la segunda planta. Tuvieron que sacar a los vecinos con la pala de una excavadora», continúa.



La riada ha dejado huella en Villaluenga de la Sagra
«Nuestro problema es que estamos rodeados de tierra», según esta vecina, que lo cuenta a ABC mientras mira la calle llena de barro y relata que ya tienen suministro de luz, pero no de agua, puesto que Villaluenga recibe del embalse de Picadas.
«Vivimos enfrente del colegio Juan Palarea, que tampoco se ha librado, y también está afectada la iglesia, al inicio del paseo del Prado», describe Inmaculada. Ella se suma a la petición general para que declaren el pueblo como zona catastrófica, además de criticar la «ausencia» del alcalde, Carlos Casarrubios. De él se han viralizado entre los vecinos un cartel simulando que es un forajido y por el que se ofrece una fingida recompensa de un millón de dólares.
Fuente ABC