Sergio Massa y Máximo Kirchner volaron juntos a Tucumán. Su complicidad se percibió en el relanzamiento de Unión por la Patria que fue gestada en una serie de conversaciones privadas para retomar el tour de la unidad junto a la cúpula de la CGT -incluido Pablo Moyano-, el Movimiento Evita con los exalbertistas Emilio Pérsico y Fernando ‘Chino’ Navarro en primera fila, y un abanico de gobernadores y dirigentes.
La sociedad nunca se quebró pero el diputado nacional, primero en la lista bonaerense y presidente del PJ, se autoexcluyó de todos los mítines y actos públicos. Este sábado volvió a la campaña y lo hizo con una gestualidad muy distinta a la frialdad con la que se lo vio la noche del 13 de agosto en el Complejo C cuando junto con unos pocos candidatos tuvo que asumir la derrota nacional. Aquella noche sólo el triunfo bonaerense alivianó la amargura y la esperanza se depositó en el gobernador Axel Kicillof.
Gestos de distención y reconciliación
Los gestos en el hipódromo tucumano se multiplicaron. El primero en ponerse de pie y aplaudir a Massa fue Kicillof. Después un sonriente Máximo se abrazó con el candidato a presidente, se palmearon y se dijeron algo al oído.
Kirchner hijo se había sentado junto al ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, ambos cubriéndose del sol con una gorra con visera similar a la de Kendall Roy, personaje de Succession, la serie favorita en las huestes K. También hubo fotos de Kirchner con Kicillof que el propio equipo bonaerense se encargó de compartir en redes y medios. Todos parecieron volver a subrayar la marca con la que salen a buscar votos, Unión por la Patria. Está claro que también ahí hubo una tregua.
La desaparición de Máximo Kirchner de la campaña dio lugar a múltiples especulaciones. Algunos dirigentes se sienten en orfandad, también por la falta de mensaje público de Cristina Kirchner aunque ella esté en forma permanente chequeando todo en su despacho o asucultándolos por teléfono.
Esta semana volvió a interpretarlos Andrés ‘Cuervo’ Larroque quien destacó que el diputado tiene un rol estratégico y que la Vicepresidenta deja que Massa ocupe la centralidad de la campaña. Así está ocurriendo.
Qué pasó entre Máximo y Kicillof
En el entorno del diputado nacional algo cambió este fin de semana. Muchos salieron a reivindicar el trabajo que sin mostrarse hace Máximo Kirchner. Otros todavía dudan de por qué no recorre la Provincia. Incluso en La Plata se hacían eco de las versiones que llegaban desde el Congreso sobre su supuesto enojo con Kicillof por algunos de sus recientes discursos. Otros hablan de celos por el lugar que construyó el gobernador y su negativa a bajar su candidatura a la reelección como le pedía Máximo Kirchner para asumir un rol nacional. Al gobernador le dejó vía libre la Vicepresidenta. Cristina Kirchner nunca le pidió que cambiara de planes.
Hasta este sábado Massa hacía esfuerzos por encauzar la gestión económica y Kicillof lo sostenía desde Buenos Aires. Ahora empezó a jugar fuerte Juan Manzur, gobernador de Tucumán que se quedó con las ganas de integrar una fórmula presidencial. La derrota de las PASO sirvió de escarmiento, reconocen algunos. Empieza el partido en serio. Y “juega la casta”.
“Sergio, agarrá el timón, agarralo fuerte” animó el tucumano al candidato a presidente y prometió: “Los votos que hacen falta para que Sergio sea presidente de la Nación los pone el norte argentino”.
La pelea en Tik Tok
Hubo otras señales: la apertura fue con “Muchachos” la canción dedicada a la Selección que dice que “nos volvimos a ilusionar” y terminó con la marcha peronista que cantó a viva voz Kicillof. Massa se sacó fotos con la bandera de la UOCRA, gremio al que suele reivindicar y cuyo secretario general, Gerardo Martínez, estuvo en Tucumán. No fue azaroso: el constructor se juntó días atrás con Javier Milei. El libertario le había pedido conversar sobre el seguro de desempleo del gremio.
En Tucumán Massa pidió salir a hacer campaña casa por casa, barrio por barrio. Y dijo que “hay que pedir perdón” por “las cosas que teníamos que hacer que no llegamos a hacer”. También Kicillof en Buenos Aires viene pidiendo cambiar la comunicación y hacer una campaña “a pata”. Incluso algo de lo que dijo en ese contexto generó malestar en el Palacio del Congreso donde concentra su trabajo Máximo Kirchner.
El fallo de la Justicia norteamericana contra Argentina por la privatización de YPF puso a Kicillof -exministro de Economía- otra vez en el centro de la escena. Además porque Javier Milei se fue a Estados Unidos, Cristina Kirchner optó por el silencio, Patricia Bullrich cedió protagonismo a Carlos Melconian mientras espera una postergada bendición de Mauricio Macri.
En el mapa nacional los votos del norte cuentan pero los de Buenos Aires pesan siempre más. Kicillof puede ser tanto el heredero del kirchnerismo como el sparring de la oposición en este tramo de la campaña electoral. Los U$S 16.000 millones que habría que pagarle a un fondo buitre por YPF revitalizaron los argumentos en su contra por parte de la oposición.
Tan rápido van las noticias en Argentina que el anuncio sepultó los elogios de Massa del hace sólo siete días, el impacto del pago de un bono y el aumento extra para los estatales bonaerenses. Todo ocurrió en la misma semana aunque parezca más.
Kicillof había manejado las ansiedades y esperó a hacer bien las cuentas para compensar la devaluación con 25% de aumento y una suma fija de $ 30000 en septiembre. Además accedió a un pedido de recursos por parte de intendentes opositores pero con condiciones: ofreció un fondo extraordinario para pagar salarios y reintegrable.
En paralelo se montó sobre el Patria Grande de Juan Grabois que en algunos municipios bonaerenses había rondado el 10% de los votos internos.
Nuevo relato y poskirchnerismo
No una vez sino en dos ocasiones el gobernador habló de cambiar la comunicación y admitió que para juntar votos no entusiasma hablar del pasado, ni de Perón, ni de Evita ni tampoco de Néstor y Cristina Kirchner. Dicho así, el discurso no gustó en el despacho del hijo de la Vicepresidenta.
El argumento es mucho más amplio y realista. En Unión por la Patria, tanto en La Plata como en el búnker nacional de la calle Mitre, se destaca el trabajo de los libertarios en las redes sociales. Hasta Massa y Cristina admiten que las redes les son esquivas. “Puede ser que no encuentren en mí al personaje simpático de Tik Tok”, dijo Massa que casi siempre se muestra formal, de camisa o traje y corbata. El tema lo tienen estudiado y medido.
Análisis parecidos se le oyeron a Kicillof que desconfía del algoritmo. Por ejemplo se preguntó por qué en las redes sociales todo el tiempo le aparecen menciones a Javier Milei cuando obviamente no es de su natural interés. Por eso en un acto en la Facultad de Psicología de La Plata remarcó que “hay una sola red social en la que confío que es la militancia”.
Concentrado en la carrera por su reelección subrayó que “esta elección es demasiado importante para dejarla en manos del algoritmo, esta campaña se hace a pata, hablando con todo el mundo”. No pidió pedir perdón como Massa pero sí propuso “construir una nueva utopía” y admitió que escuchó el mensaje de las urnas. También, se ilusionó, “el pueblo derrotó al macrismo”.
En el mismo sentido Kicillof reconoció que no seducen electores “con una propuesta nostálgica”. Se reivindicó como kirchnerista -“me sube el precio”, consideró sobre el calificativo con el que se lo critica- y recordó que los gobiernos de Perón y de los Kirchner “son los momentos más gloriosos que vivió el país”. Aún así, apuntó, “tenemos que ir dándole un carácter de época nuevo a la campaña”; habló de quitar el “tufillo a bandas de rock que tocan los viejos grandes éxitos” y reclamó “componer una nueva, no cantar una que sepamos todos”.
De sus discursos fue el de más alto impacto interno. ¿Le habló a Máximo Kirchner por sus métodos más setentistas y casi ‘clandestino’? ¿O le habló a los que no querían que Massa sea el nuevo líder? ¿Nace el pos kirchnerismo?
Fuente El Cronista