En España, cumplió una condena de 13 años de cárcel por traficar 944 kilos de cocaína. El cargamento fue descubierto el 2 de enero de 2011 en el aeropuerto de El Prat, Barcelona, por la Guardia Civil en dos falsos sofás-cama, que estaban enfrentados, de espaldas a las ventanillas, y en un armario colocado en el fondo del avión Bombardier Challenger 604 que había adquirido después de firmar un contrato de leasing. La causa se conoció como el caso del narcojet. Ahora, en libertad y en la Argentina, el empresario Gustavo Juliá, que en la actualidad dice dedicarse a limpiar piscinas, cortar el césped y pasear perros, fue procesado sin prisión preventiva por el contrabando a los Estados Unidos de siete kilos de oro en lingotes y 500 gramos de platino.
Así lo informaron aLa Nación fuentes judiciales. La decisión fue tomada por el juez en lo penal económico Alejandro Catania, a cargo del expediente. El magistrado también procesó a Juliá, de 61 años, por ser jefe de una asociación ilícita y le trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 17.500.000 de pesos.
Cuando fue indagado y le preguntaron su ocupación actual, Juliá dijo: “cortar pasto, limpiar piletas y pasear perros”.
“Juliá egresó del país transportando siete kilos de oro y 500 gramos de platino, ocultando aquellos elementos al servicio de control aduanero, por cuanto no surge que se haya efectuado una declaración [de los metales preciosos] ante las autoridades locales, para finalmente ingresarlos en los Estados Unidos, donde sí declaró los mismos ante las autoridades de aduana de aquel país”, explicó el juez Catania al dictar el procesamiento del empresario, según explicaron las fuentes consultadas.
Si bien la operación de contrabando por la que fue procesado Juliá, hijo del fallecido brigadier argentino José Juliá, jefe de la Fuerza Aérea Argentina durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, data de agosto de 2009, recién se pudo avanzar con su indagatoria cuando regresó a la Argentina después de haber cumplido la pena de prisión dispuesta por las autoridades judiciales españolas.
Otros tres sospechosos, un socio del empresario y dos mujeres, fueron procesados y enviados a juicio por el juez Catania, según informaron fuentes judiciales.
“Se le atribuye al imputado la exportación clandestina de siete kilos en lingotes de oro y de 500 gramos en un lingote de platino, por un valor total aproximado de 207.000 dólares (U$S 189.000 por el oro y U$S 18.000 por el platino), la cual habría ocurrido el 4 de agosto de 2009, desde el aeropuerto internacional de Ezeiza a través del vuelo AR 1302 de Aerolíneas Argentinas, con destino final a la ciudad de Miami, Estados Unidos. También se le atribuye la participación, en calidad de organizador o jefe, en la asociación ilícita investigada”, según se desprende del expediente judicial.
La asociación ilícita, según información aportada por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unido (Department of Homeland Security), habría hecho ocho operaciones de contrabando de metales preciosos.
Para procesar a Juliá, entre otras pruebas, el juez Catania tuvo en cuenta los movimientos migratorios que confirmaron que el 4 de agosto de 2009 el imputado salió del país hacia los EE.UU., el informe Aerolíneas Argentinas que confirmó la fecha y el itinerario del vuelo y la documentación aportada por la Dirección General de Aduanas (DGA) y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que “dan cuenta que los metales preciosos ingresados y declarados ante las autoridades aduaneras de los Estados Unidos no fueron declarados ante las autoridades aduaneras argentinas al salir del país”.
Al fundamentar su decisión, el juez Catania afirmó: “Todos aquellos elementos probatorios examinados permiten tener por acreditado que Juliá egresó del territorio nacional en la fecha descripta, transportando metales preciosos, sin que efectuara la correspondiente declaración ante el organismo de control aduanero de lo que estaba transportando. Aquellos extremos se corroboran con el ingreso del nombrado en los Estados de Unidos, en el viaje detallado, en donde en calidad de pasajero de un vuelo comercial, declaró ante las autoridades de aduana extranjeras, los metales preciosos que se encontraba transportando”.
El magistrado explicó: “Se advierte que Juliá era un pasajero frecuente en viajes internacionales, ello permite tener por acreditado el conocimiento acerca de la limitación existente para el transporte internacional de mercaderías como las que transportó. Tanto es así que conocía el procedimiento de ingreso de aquellos metales preciosos que transportaba a los Estados Unidos de Norteamérica, ámbito donde sí procedió a efectuar las declaraciones aduaneras correspondientes”.
La decisión de dictar el procesamiento sin prisión preventiva se baso en que, a criterio del magistrado, Juliá “no intentará eludir la acción de la justicia, ni tampoco existe elemento alguno que evidencie que la libertad de aquel pueda entorpecer la presente investigación”.
Como informó en su momento LA NACION, el juez Catania, que también tuvo a su cargo la investigación por la conexión local del tráfico de los 944 kilos de cocaína a España, ordenó la captura de Juliá en el expediente por el contrabando de oro.
“Después de cumplir la pena en España, Gustavo Juliá regresó a la Argentina. Pero, en el momento de citarlo a prestar declaración indagatoria no pudo ser hallado en ninguno de los domicilios que denunció en el expediente. Así que fue primero fue declarado en rebeldía y después se ordenó su captura nacional e internacional en la causa donde es investigado por contrabando de oro”, explicaron, en su momento, las fuentes judiciales.
Finalmente, a principios del mes pasado, en un control vehicular, Juliá fue detenido en Vicente López. Tras negarse a declarar cuando fue indagado por el juez Catania, recuperó la libertad.
Fuente La Nacion