La negociación de la reforma de las reglas fiscales está completa en un 70%. El 30% restante es “político”, ha explicado Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno en funciones, que ha destacado el trabajo realizado a lo largo del verano por parte de los equipos técnicos de los ministerios de Finanzas de los Veintisiete, que han pasado las últimas semanas intentando reducir las diferencias entre capitales.
Así es como funciona la Unión Europea. Los técnicos se encierran y son capaces de reducir al máximo la distancia entre posturas nacionales. Pero ese último empujón, tender ese último puente que hace posible un acuerdo global, es algo que solamente está al alcance de los políticos, que son los únicos que pueden asumir ese tipo de riesgos, los que tienen legitimidad democrática para ir a hacer compromisos y para asumir responsabilidades.
Ahora, el objetivo del Gobierno es lograr progresos durante las próximas semanas e intentar poner encima de la mesa una propuesta de compromiso cuando los ministros del ramo vuelvan a reunirse el 16 y 17 de octubre en un encuentro formal en Luxemburgo, aunque fuentes admiten que es “ambicioso”. Se trata de uno de los dosieres más delicados y complejos de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, el que probablemente marque el éxito o fracaso del semestre español. Calviño lo sabe, y sabe que tiene poco margen de maniobra. La reunión de ministros de Finanzas de la UE en Santiago de Compostela es un encuentro clave dentro de esa coreografía que puede desembocar o no en un acuerdo.
Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, y su homólogo alemán, Christian Lindner, han estado defendiendo posturas diametralmente opuestas desde los primeros debates a nivel ministerial después de que la Comisión Europea hiciera su propuesta, con un choque público durante un encuentro de ministros en Luxemburgo en junio. Desde entonces los técnicos han ido limando asperezas y ahora una fuente de las negociaciones se muestra satisfecha con el trabajo realizado en verano, explicando que las posturas van poco a poco “convergiendo”.
Bruselas busca unas nuevas reglas fiscales que sustituyan las viejas normas, que eran demasiado rígidas, demasiado complejas, difíciles de aplicar. La Comisión Europea defiende unas nuevas reglas que permitan a los Estados miembros tener un mayor control sobre su senda de reducción del déficit, al mismo tiempo que los técnicos comunitarios utilizan un único criterio, el gasto neto primario, para analizar los planes de los distintos socios europeos. Pero Alemania, junto a otro buen puñado de países, consideran que no se debe dejar en manos de la Comisión y de su discrecionalidad política, que debe haber una serie de reglas numéricas que se apliquen a todos de igual manera, para evitar que el Ejecutivo comunitario pueda ser arbitrario en su aplicación de las normas.
Todos los ministros tienen ahora la vista puesta en la reunión de dentro de un mes en Luxemburgo
Frente a esa postura defendida por Lindner y otros ministros, Le Maire y otros titulares, como los ministros de Portugal o Italia consideran que la aplicación de una regla numérica obligatoria generaría la rigidez que precisamente se quería dejar atrás con unas nuevas normas fiscales. El trabajo de la presidencia española durante el verano ha sido trabajar sobre una norma numérica que garantice a Berlín que la reducción de la deuda va a ser seria, pero sin que eso “desvirtúe” el espíritu de la reforma.
Todos los ministros tienen ahora la vista puesta en la reunión de dentro de un mes en Luxemburgo. Antes, el Comité Económico y Financiero de la Unión Europea, un nivel técnico por debajo del ministerial, se reunirá en Madrid a principios de octubre y tratará de cerrar los últimos flecos para intentar que la propuesta española que se ponga sobre la mesa a mitad de mes pueda ser aceptada.
Fuentes de la negociación destacan que varios países están trabajando muy estrechamente con la presidencia para intentar construir puentes entre Alemania y el grupo de Estados miembros liderados por Francia. En concreto, Dinamarca y Países Bajos, con cuyo ministerio de Finanzas ha trabajado mano a mano el equipo de Calviño en el pasado, están liderando los esfuerzos por ejercer un papel de facilitadores para tratar de encontrar una fórmula que valga a Berlín.
“Desde nuestro punto de vista, está claro que la propuesta que hemos hecho está abierta a modificaciones que serán decididas por los Estados miembros, pero es necesario que si hay correcciones, no cambien el equilibrio de nuestra propuesta”, ha señalado por su parte en Santiago de Compostela el italiano Paolo Gentiloni, comisario de Economía. “No podemos modificar solo en una dirección una propuesta que necesita mantener juntos tanto el objetivo de estabilidad financiera como el objetivo de promover las inversiones y el crecimiento en un contexto de desaceleración de la economía”, ha añadido Gentiloni, que ha destacado el “gran trabajo” de la presidencia española y la “voluntad de todos los países de intensificar el trabajo“.
“Los tiempos son muy apretados”, explica la fuente, que admite que cuadrar las exigencias de Alemania con el espíritu de la reforma de las reglas fiscales es “el núcleo de la negociación” en estos momentos. Aunque también se discuten otros elementos, como las llamadas “reglas de oro”, mecanismos que permitan hacer gastos extraordinarios que no se tengan en cuenta a la hora del cumplimiento del déficit. La misma fuente señala que a nivel técnico se sigue hablando de los llamados “factores relevantes” que permitan un desvío de la senda de gasto sin que se traduzca en la apertura de un procedimiento de déficit excesivo.
Una vez los Veintisiete hayan acordado un texto sobre las nuevas reglas fiscales, llegará el momento de los conocidos como “trílogos”, las negociaciones entre las distintas instituciones europeas de las que surgen los textos legales aplicables en la Unión. Lo que España está intentando es cerrar la posición común del Consejo, pero luego tendrá que negociar un texto común con el Parlamento Europeo, que está trabajando también en su propia versión del documento original que puso sobre la mesa la Comisión Europea, que en la Unión tiene la iniciativa legislativa.
La negociación de la reforma de las reglas fiscales está completa en un 70%. El 30% restante es “político”, ha explicado Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno en funciones, que ha destacado el trabajo realizado a lo largo del verano por parte de los equipos técnicos de los ministerios de Finanzas de los Veintisiete, que han pasado las últimas semanas intentando reducir las diferencias entre capitales.
Fuente El Confidencial