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Leía este fin de semana a Ángel Ubide metaforizando con eficacia sobre las subidas de tipos de interés. Son como los antibióticos. Hay que llevar el tratamiento hasta el final, incluso si a mitad de camino uno siente que ya se encuentra bien. A su vez Ubide defiende que los bancos centrales deberían elevar su objetivo de inflación por encima del 2%, tal vez entre el 2% y el 3%, pero no ahora. Un poco como San Agustín de Hipona, que le pedía castidad a Dios, pero no en ese preciso momento. El catalizador del artículo fue la subida de tipos de la semana pasada del BCE, del 4,25% al 4,50%, a un paso de su máximo histórico. Esta semana se enfrentarán a su particular dilema la Fed (martes y miércoles), el Banco de Inglaterra (jueves) y el Banco de Japón (jueves y viernes). En el caso de la Fed, maestra de ceremonias de las finanzas globales, hay dos escuelas de pensamiento: los mercados cotizan como si los tipos hubiesen tocado techo, pero cada vez más economistas pronostican más subidas. Al menos dos. Hay una diferencia clara con la eurozona. En EEUU las revisiones de las previsiones de crecimiento están siendo al alza. En la eurozona, a la baja. Con ese panorama, la Fed lo tiene más fácil que el BCE para recetar más antibiótico.
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Fuente El Confidencial