El presidente de Estados Unidos y el primer ministro de Israel se reunirán el miércoles 20 de septiembre en los márgenes de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Por Eldad Shavit
El presidente Biden ha evitado reunirse con Netanyahu desde que asumió el gobierno actual a fines de diciembre de 2022.
Anticipándose a la reunión, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, anunció que los líderes se centrarán “en los valores democráticos compartidos entre Estados Unidos e Israel y en la visión de una región más estable, próspera e integrada”.
Sullivan también dijo que los dos líderes «compararán notas sobre cómo contrarrestar y disuadir eficazmente a Irán».
Inmediatamente después de su reunión con Netanyahu, el presidente Biden regresará a Washington para recibir en la Casa Blanca al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien también asistirá a la Asamblea General de la ONU.
Esta conducta estadounidense ilustra que la Administración quiere transmitir el mensaje claro al primer ministro de Israel, según el cual el presidente todavía está esperando a ver si Netanyahu cumplirá su promesa –es decir, que la legislación relacionada con la reforma judicial se aprobará por consenso–, antes de ser invitado a una reunión en la Casa Blanca.
El orden de los temas enumerados en la agenda del día de la reunión tal como se anunció subraya que la Administración concede gran importancia al diálogo sobre las formas necesarias para garantizar el mantenimiento de los valores compartidos que, en su opinión, son la base de las relaciones especiales entre los dos países.
La declaración estadounidense es inusual en comparación con las de reuniones anteriores, cuando se enfatizó que la atención se centraría en cuestiones políticas y de seguridad.
Los numerosos desafíos que enfrenta el primer ministro Netanyahu antes de la reunión son complejos.
En primer lugar, tendrá que convencer al presidente estadounidense de que sus intenciones son sinceras y de que Israel tiene en cuenta las posiciones de la Administración sobre la cuestión de la legislación judicial, así como sobre otras cuestiones, encabezadas por el ámbito palestino.
Sin tal promesa, y ciertamente si se hace y luego se incumple, es muy probable que la crisis con la Administración se profundice: a diferencia del pasado, la crisis actual gira en torno a los valores intra-israelíes y la preocupación de la Administración de que la política del actual gobierno pueda conducir a un cambio en el carácter democrático de Israel.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora