Eran diez años sin Copa de Europa en San Sebastián, pero en su regreso y ante el vigente subcampeón, la Real Sociedad se asemeja a un reincidente en la competición más salvaje, dura y bonita del continente. A diferencia de su último y efímero paso la Champions hace ya 10 años -bajo la batuta de ilustres como Xabi Prieto, Carlos Vela o Antoine Griezmann, cuando los de azul y blanco, con más pena que gloria, cosecharon un solo punto en la fase de grupos-, la Real danza sobre un Inter que llegaba al Reale exultante tras ganar 5-1 al Milan el pasado fin de semana, golpea su mentón cuando menos se lo espera, lo envía a la lona y se ilusiona por un momento con las raíces primarias de lo que quizá brotara en una bonita historia europea. Pero cuando menos lo espera, en el ocaso del encuentro, el viejo Inter vuelve a la vida.
La belleza de su fútbol es desde hace temporadas evidente, pero si de algo suele adolecer el equipo de Imanol es de falta carácter, de maldad incluso, cuando pintan bastos. Tal vez avisada -castigada de hecho por esta razón el pasado domingo en el Santiago Bernabéu-, la Real muerde desde el inicio. El antiguo Anoeta truena desde el inicio, la presión a la habitual salida en corto interista es voraz y, en el minuto cuatro, producto de un error en conducción de Bastoni, Brais Méndez hace el 1-0 engañando a Sommer en el mano a mano.
El estadio revienta en júbilo, la algarabía se hace protagonista y, claro, los once jugadores del cuadro donostiarra comienzan a hacer un fútbol pletórico. Kubo, como ya hizo con Kroos y Fran García, parece un trilero ante un desesperado Carlos Augusto; Barrenetxea regatea una y otra vez a Dumfries y Pavard; Brais, Zubimendi y Merino manejan a sus anchas el ritmo del partido.
El baile llega a ser hiriente, pero la Real comete el error de bajar la guardia ante un gigante. No esperan los donostiarras que un condenado a muerte se levante; sin embargo, el silencio tras la sorpresa no tarda en asaltar al Reale. Frattesi centra raso y, al segundo palo, solo, Lautaro firma el 1-1 definitivo a tres minutos del fin. Inevitablemente, la Real peca de novata; es el Inter quien ríe el último.
Fuente ABC