Por Santiago Fioriti
La furia de Kicillof cuando estalló el escándalo. Habló tres veces con su funcionario, con la vicepresidenta, con Máximo Kirchner y con Massa.
La mentira de Jesica Cirio y los consejos de Insaurralde para la modelo que viajó con él en el yate por el Mediterráneo.
Regalos carísimos, sospechas por el juego en la Provincia y pases de factura en el kirchnerismo.
—En mi casa —contestó Martín Insaurralde.
—¿Dónde estás? —preguntó Axel Kicillof.
—¿En tu casa? Si dicen que estás en Marbella…
—Estoy en mi casa de San Vicente.
—¿Entonces las fotos son fake?
—No. Son verdaderas, pero son viejas.
—¿Cómo que son viejas? ¿Sos vos o no, Martín?
El sábado 30 de septiembre, después del mediodía, el gobernador estaba en un acto por la celebración del 80 aniversario de la Unión Obrera Metalúrgica. Todavía hacía chistes en el escenario con el secretario general del gremio, Abel Furlán, cuando sus asesores le hicieron señas para que mirara su celular. Kicillof no les llevó el apunte.
A los pocos minutos, cuando se despidió de los gremialistas, uno de sus colaboradores se acercó y le contó al oído que se estaban viralizando fotos del jefe de Gabinete bonaerense con una modelo en un lujoso yate. “Mirá el teléfono, te mandamos todo”, le dijo. En los portales aún se chequeaba la veracidad de las imágenes y se postergaba su difusión.
Kicillof se subió enseguida a la camioneta de la Gobernación, una Hyundai H1, con la que se traslada por el Conurbano. Desde allí llamó al jefe de los ministros. Eran los primeros minutos del escándalo. Había confusión: en las redes sociales circulaban fotos de Insaurralde con la modelo Sofía Clerici, los dos con gorros, como si fuera invierno; en otra toma, que parecía robada, hacía calor: él servía champagne, de espaldas en un barco, y ella sacaba la foto con un celular, en bikini; en otras se veían solo las copas y el Mediterráneo de fondo.
No tardó en aparecer un video en el que, supuestamente, los dos están a punto de tener sexo. Y otro en el que se ve un recorrido por el yate Bandido. La modelo filmó hasta los inodoros. Las imágenes se alternaban con una galería de regalos costosísimos, que la misma Clerici había publicado, dando a entender que se los había hecho su nueva pareja. En el programa LAM hicieron una investigación y difundieron la lista de precios. Clerici exhibió la última cartera de Louis Vuitton, que cuesta 3.500 dólares; una blanca y negra, que viene con monedero, que sale US$ 2.500; otra negra, de US$ 3.500; una marrón, de US$ 3.800, y una tercera, del modelo Petit Malle, de US$ 5.700; una blanca con forma de corazón, marca Chanel, de US$ 7.000; un colgante Bvlgari, de 8.800 euros; un anillo con uñas rojas estimado en 10.700 euros; y un anillo de Bvlgari, de 10.700 euros, que lleva un precioso nombre: Love.
—Me están haciendo una operación. Dame un rato, te llamo y te explico todo —le pidió Insaurralde a Kicillof en la charla por teléfono.
El gobernador veía tambalear el castillo electoral, a solo tres semanas de las elecciones. No tardó en saber que su jefe de Gabinete le había mentido. Dos veces. Cuando se fue de viaje a la costa de Marbella (esos días hablaron en tres ocasiones y el viajero simuló estar en la provincia de Buenos Aires) y ahora que habían charlado por teléfono. Las fotos no eran viejas: el viaje se hizo entre el 15 y el 21 de septiembre, plena campaña, con la inflación disparada y con el escándalo Chocolate en la tapa de los diarios.
Kicillof llegó a la Residencia de La Plata y llamó a Cristina, que -como todos- ya había visto las imágenes. Le contó la conversación con Insaurralde y pensó en voz alta: “Hay que echarlo, no podemos permitir esto”. La vicepresidenta dio su consentimiento. Kicillof no hubiera tomado una medida así sin el aval de su jefa. Tal es así que, quienes no lo quieren del todo, interpretan que fue al revés: que ella le solicitó que lo echara. Cristina fue quien lo designó como jefe de ministros cuando perdieron las elecciones legislativas de 2021. La vicepresidenta, que en 2013 lo definió como un “modelo de vida”, también estaba enojada. ¿Será cierto que mandó a decir que Insaurralde tenía que salir a defenderse?
El solo rumor generó estupor. “No puede, ¿qué va a decir?”. Insaurralde permanece desde hace ocho días recluido en su casa, una vivienda construida sobre un lote de mil metros cuadrados en Fincas Club de Chacras San Vicente. Esa casa, que no está inscripta en su declaración jurada, es parte de las conjeturas sobre su patrimonio y de la investigación judicial que busca resolver cómo llegó a amasar una auténtica fortuna negra mientras era funcionario público. Quienes lo conocen desde hace veinte años dicen que esta historia recién comienza. Que los 200 tramos en avión que hizo desde 1999 son, apenas, una muestra. La Justicia lo investiga por levado de dinero y evasión fiscal. Su vínculo con el negocio del juego en la Provincia es innegable. No sería el único.
El aislamiento del intendente en uso de licencia es otro problema. Son pocos los que se animan a ir a verlo. Los mensajes por celular siempre son un riesgo para quienes temen ser hackeados. Insaurralde le pidió a Clerici que sus conversaciones sean por Telegram. Le aconsejó no mirar TV y hacer silencio. ¿Lo hará? Por lo pronto, fue ella la que contó estos detalles de cómo debían comunicarse. Clerici y Jesica Cirio tienen algo en común: un círculo grande de amigos y amigas con los que interactúan mucho. Y que saben demasiado.
Las noticias, cuando no las falsedades, fluyen. Por ejemplo: en la entrevista por Telefe, Cirio dijo que se enteró por las fotos en Marbella que su ex salía con la modelo. Sus amigos conocen -porque Jesica se los contó- que Insaurralde y Clericii se encontraban en secreto desde hacía, por lo menos, dos años. Cirio mencionó un día fijo y un hotel en particular. Jesica reveló algo más de esas citas. Es delicado y no hay pruebas.
En estas horas aciagas, Kicillof habló varias veces con Sergio Massa. El ministro de Economía fue el primero que le pidió aquel sábado que la salida del funcionario fuera inmediata. Le explicó lo obvio: que al otro día se hacía el primer debate presidencial. Por suerte para el ministro, sus contrincantes casi que prefirieron pasarlo por alto. No solo los que debatieron con él el domingo. Tampoco lo hizo el principal candidato a gobernador de la oposición, Néstor Grindetti. El intendente de Lanús repudió el hecho, pero llegó a decir que se trataba de un hecho de la vida privada. ¿Vida privada? Raro.
Kicillof también habló con Máximo Kirchner, el socio de Insaurralde, y el que peleó casi hasta el mismo cierre de listas para que se transformara en el candidato K para suceder a Kicillof. Con la decisión tomada, volvió a llamar a Insaurralde. El lomense no se quería ir. De nuevo, pidió tiempo. Insistió con que había una operación en su contra, aunque se privó de usar la palabra “extorsión”, como sí dijeron algunos hombres de la política, una hipótesis que pareció alimentar Massa cuando habló de “esta chica con un antecedente”.
“Resolvé como quieras, pero te tenés que ir y tiene que ser hoy”, le dijo Kicillof a Insaurralde. El alcalde bonaerense estaba alterado. Discutieron. Hasta que quedó claro que no había salida. “Quieren rajarlo hoy para que salga en los medios antes del debate”, decían quienes hablaban con Insaurralde. Uno de ellos contó: “A Martín le temblaba la voz”.
Dos horas más tarde, cuando ya las notas volaban en audiencia en los portales y en la TV, hubo una tercera comunicación entre el jefe y su subordinado. La más fría. Insaurralde lo llamó para decirle que había cargado la renuncia en la plataforma informática denominada Gestión Documental Electrónica de Buenos Aires. A Kicillof le quedaba firmar para que quedara firme. Lo hizo rápido.
En aquella llamada también acordaron el contenido que tendría la dimisión. Insaurralde le pasó el texto: “Como no quiero que se me utilice para afectar al espacio político en el proceso electoral, presenté hoy mi renuncia al cargo de jefe de Gabinete de la Provincia”. En el comunicado quedaba claro que no quería renunciar a la candidatura a primer concejal por Lomas de Zamora, debajo de Federico Otermin, que va por la intendencia. Massa lo presionó después del debate en una declaración al paso en LN+. A los colaboradores del intendente les pareció un golpe bajo. “Ya habían acordado entre ellos que iba a renunciar a todo”.
El lunes por la mañana, Insaurralde se bajó de la postulación. Rendido. Solo. Como un bote a la deriva.
Fuente Clarin