José Octavio Bordón opina que los debates “no generan grandes cambios” en el electorado que ya decidió su voto, pero celebra que no haya sido de esos en los que los candidatos se atacan y no se entiende nada. Además, brindó su visión sobre el conflicto en la Franja de Gaza, en Modo Fontevecchia.
Fuiste candidato a presidente en 1995, ¿participaste de un debate?
Sí, yo participé de un debate, pero fue en 1987. Hubo dos debates, de los primeros en Argentina, el primero en democracia no fue debate por puestos ejecutivos, sino por un tema que fue entre Caputo y Saadi.
El de los límites con Chile.
Exactamente, y después estuvo el de Cafiero con Casella en el 87 por la provincia de Buenos Aires, por la gobernación que ganó Cafiero, y el nuestro, cuando digo el nuestro fue el mío con Baglini, un gran diputado, una gran persona, un querido amigo que murió hace poco.
En el famoso teorema.
Exactamente. Yo le decía siempre que recordaban, una cosa muy oportuna, en los debates y los análisis que tenía, el sentido del humor de Raúl. Vivíamos, además, cuando hicimos el debate, en la misma calle, en la misma vereda, a solo 80 metros.
Esa elección la gané yo, así que tenemos la experiencia de haber hecho el primer debate en Mendoza. Después sí, tuve la frustración de que en ningún momento el presidente Menem aceptó hacer un debate entre los tres candidatos con mayores posibilidades, él, que iba por la reelección, Horacio Massaccesi, gobernador de Rio Negro, que iba por la Unión Cívica Radical, y yo que iba en la primaria, que gané, por el partido País, y en la general por el FREPASO.
Y después, quizás como consecuencia de esto, también de la experiencia que tuve en mis distintos momentos dando clase en Estados Unidos o trabajando en proyectos de educación con agencias de Canadá, Estados Unidos y otros lugares, viviendo en Washington y, por supuesto, mi rol como cuatro años de embajador en Estados Unidos. Yo tuve bastante experiencia ahí, y también en las misiones de observación electoral en muchos países, que fui como jefe de los distintos debates.
Con toda esa experiencia, ¿qué te parecieron los dos debates presidenciales?
Fui el presidente de Argentina Debate en el 2015, que no fue por ley, trabajamos con las mismas autoridades de la Cámara Electoral. Así que tenemos la experiencia de un formato que es el mismo que armamos desde la sociedad civil, pero obviamente con actualizaciones.
Voy a tu pregunta. El primero fue más como todo el mundo, cuidando su cancha, pero no demasiado. Y fue, a mi gusto, poco intenso.
Este, que lo viví en vivo y en directo, estaba ahí sentado invitado por las autoridades. Así que, si bien algunos gestos uno los ve más de cerca por televisión, estando bien ubicado, como fue el lugar que nos ofrecieron y me ofrecieron particularmente, podía ver permanentemente la actitud de los distintos actores políticos cuando no los enfocaban.
Realmente el formato impide que se convierta en un caos, y en ese sentido, yo lo defiendo, aunque haya que mejorarlo. Y entre cinco o seis personas, que son, en este caso, cinco en la primera vuelta, siempre es difícil. Si hay segunda vuelta puede ser más intenso y más profundo, pero la verdad es que, salvo algunos temas, los principales problemas del país se trataron superficialmente.
Encontramos actitudes de algún candidato que piensa que está ganando, no sabe si en primera o en segunda vuelta, tratando de conservar su posición y perdió espontaneidad. Alguna candidata que sintió que no había tenido un buen despliegue en Santiago, y más que propuestas, demostró y buscó ocupar, cosa que logró, el centro del escenario.
Otro candidato que actuó, y que tiene posibilidad de ganar, con la solvencia profesional que tiene, pero con la gran dificultad y la contradicción entre la realidad que vive gobernando y la realidad que propone. Y, obviamente, los dos candidatos que tienen menos posibilidades, pero tienen buena oratoria y en el caso de Schiaretti, buena capacidad de experiencia, tanto en la gestión nacional e internacional como en la provincia de Córdoba, con mucha solidez argumental.
Pero el debate, si bien hubo algunas agresiones o palabras subidas de tono, por lo menos no fueron esas verdaderas guerras donde nadie entiende nada. Yo dije y recordé mucho en los reportajes previos, cuando me preguntaban qué esperaba, dije que lo mismo que había dicho en el 2015, que el debate no es un derecho de los candidatos, es una obligación legal, es un derecho de los ciudadanos, y por lo tanto hay que respetarlos.
Creo que falta, la gente está esperando más, pero por lo menos no fue una pelea donde nadie escuchaba a nadie, y en ese sentido yo lo veo como positivo en general.
Mi experiencia, y los estudios que he hecho, indican que el debate no genera grandes cambios en las tendencias de los que están decididos, puede generar algún cambio en los que están por decidirse, y no cambia grandes lineamientos electorales, pero sigue en una elección muy inestable, como es esta, por la situación de volatilidad nacional e internacional y los cambios en las situaciones y discursos de los candidatos, si llega a ser muy estrecho el resultado puede haber influido.
Conflicto en Medio Oriente
El conflicto entre Palestina e Israel empeora por el ataque de Hamas y la respuesta del ejército israelí, el historiador británico Adam Tooze ha acuñado el término policrisis para describir la convergencia de múltiples crisis que están ocurriendo al mismo tiempo en la situación internacional actual y que estarían interconectados. ¿Se puede hablar de una policrisis o esto que está pasando con Hamas está separado del resto de los fenómenos?
Yo definiría la situación global porque hay que enmarcarla en eso como vos lo hiciste muy correctamente.
Entiendo que estamos en una situación internacional de un bipolarismo conflictivo, no hegemónico, y cuando digo que es conflictivo, y ha crecido últimamente a niveles que antes no tenía, porque a Estados Unidos y China algunos los perciben como enemigos, lo cual genera una nueva situación global, pero no es hegemónico porque hay una cantidad de países que tienen, aunque estén más cerca de uno o de otro de los polos, no son meros peones. En el caso de Turquía es muy claro cómo juega su propio juego, Europa dentro de lo posible lo hace, lo mismo pasa con India, con Japón y con una cantidad de países de la región.
En el caso específico de Medio Oriente está esta crisis permanente entre Israel con sus vecinos árabes, pero también entre los países árabes, entre ciertos grupos sunitas y ciertos grupos chiítas, o sea que hay una crisis y una tensión permanente.
Creo que el problema es que todo esto está debilitando en un momento en que, vos lo has definido, tenemos desafíos globales que, por lo tanto, no pueden tener soluciones regionales o parciales, sino que necesitan soluciones globales que necesitarían el crecimiento, la madurez y el perfeccionamiento del sistema multilateral. Y en el momento en que más lo necesitamos, lo tenemos más conflictuado y debilitado que nunca, con una incapacidad permanente de frenar conflictos.
A veces los conflictos disminuyen un poco, y sobre todo evitarlos, prevenirlos, porque una vez desatados es mucho más grave. Y en este sentido es que ocurren temas como la invasión de Rusia-Ucrania, una guerra terrible que nada más ha generado una situación de conflicto global, y por otra parte esta situación con pocos precedentes, no en términos de conflicto, pero fue esta invasión de facciones que atacaron Israel, y que no fue un ataque militar de Estado contra Estado, sino realmente en el marco de un largo conflicto y de situaciones muy complejas.
Un ataque directo a la comunidad, a la sociedad civil, y en casos directos fue que hubo algunas pérdidas producto del combate entre fuerzas armadas, que lamentablemente siempre traen víctimas civiles, sino que directamente fue el abuso y el asesinato de víctimas civiles. Fue un ataque que uno podría considerar terrorista.
La reacción tanto interna como externa que ha tenido Israel, que en este caso como Ucrania ha sido en términos militares el país agredido, reaccionó con la derecha que ya conocemos y estamos acostumbrados, tanto en la lógica de persecución interna dentro del territorio de Israel como específicamente en las zonas fuera de su control, atacando obviamente con la intención de atacar puntos de los grupos terroristas facciosos que los atacaron, pero que obviamente provoca inmensas pérdidas también de civiles, de familias, de mujeres y de niños, o sea que eso estamos sufriendo a todos lados.
Había algunos esfuerzos, había diálogos de Arabia Saudita con Israel para tratar de mejorar sus relaciones, hubo alguna mediación de China que permitió sentar a la mesa por los temas energéticos a Saudí Arabia con Irán, que además son los grandes y desconfiados competidores y muchas veces casi enemigos, dado Irán tiene un gran preso chiita y Arabia Saudita sunita, pero esto desarticula todo y le suma otra crisis.
Mientras tanto, no hay diálogo, no hay respuestas efectivas, ni frente al drama medioambiental, los cambios tecnológicos pueden ser positivos, pero generan grandes inequidades entre regiones y países, entre actividades, los temas de las pandemias que no fueron una casualidad, sino una consecuencia de un desarrollo histórico, de desarrollos tecnológicos, alimenticios, manejo con la sociedad, los riesgos nucleares. Tenemos temas que necesitan una solución global, mientras cada día tenemos más debilidad de los organismos multilaterales y siguen creciendo los conflictos de distintos tipos entre los países.
Fuente Mendoza Today