Un grupo de investigadores descubrió en las profundidades del océano cerca de la Antártida una nueva especie marina que pertenece a las estrellas de mar. Estrella pluma de fresa de la Antártida o Promachocrinus fragarius capturó la atención de los científicos debido a su particular apariencia y tamaño.
En comparación, este tipo de criatura marina es similar a una medusa, pero sin su parte superior redonda. Está compuesta de tentáculos, algunos plumosos, mientras que otros tienen baches. Además, las cuerdas más pequeñas en forma de tentáculos unidas a la parte principal también cuentan con pequeñas garras para así poder aferrarse al fondo del mar.
Según explicó el profesor de biología marina Greg Rouse, quien fue coautor de un artículo sobre la nueva especie junto a los investigadores Emily McLaughlin y Nerid Wilson, y además el mes pasado publicó sus hallazgos en el portal de investigación Invertebrate Systematics, el animal marino puede presentar una longitud de veinte centímetros. A su vez, puede utilizar sus “brazos” más largos para movilizarse mientras se escabulle por las aguas.
Con relación al origen del nombre ‘Estrella antártica de plumas de fresa’, los investigadores compartieron imágenes de algunos de los tentáculos más pequeños, conocidos como ‘cirri’. “Hemos quitado un montón de ‘cirris’ para que puedan ver las partes a las que están adheridos, y eso es lo que parece una fresa “, explicaron.
En ese sentido, comentaron que esta criatura pertenece a la clase de especies Crinoidea, que también incluye estrellas de mar, erizos de mar, y pepinos de mar.
Al momento de explicar cómo fue el descubrimiento, los investigadores contaron que utilizaron una red a lo largo del Oceáno Austral que arrastraron para hallar más especies del grupo de las estrellas de plumas antárticas. La operación fue exitosa y dio como resultado la identificación de cuatro nuevas especies que podrían formar parte del grupo de estrellas pluma antárticas.
La nueva criatura se encontró entre 215 y aproximadamente 3840 pies debajo de la superficie del mar y deslumbró a los expertos debido a la cantidad de brazos, ya que es común que tengan hasta diez. “Así que pasamos de una especie con 20 brazos a ocho especies: seis con 20 brazos y dos con 10 brazos bajo el nombre Promachocrinus”, explicó Rouse.
Pero los increíbles descubrimientos no solo se llevan a cabo en el mar, sino también bajo tierra. Hace varios días, un grupo de arqueólogos excavó en la región de Um Al Qaab, en Abidos, Egipto, y lograron reunir tesoros históricos de 5.000 años de antigüedad. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que se encontraban en excelente estado de conservación.
Fue el medio local Al Ahram que dio a conocer la investigación a través de un comunicado difundido por el Consejo Supremo de Antigüedades de dicho país. Según consignó, en el lugar encontraron una serie de jarras, tumbas funerarias, tinajas de vino y otros objetos de decoración.
“Las vasijas, varias de ellas con sus tapones intactos, formaban parte de ajuares funerarios desenterrados en la tumba de Meret-Neith, una importante mujer de la Primera Dinastía egipcia. Las inscripciones también indican que la mujer había estado a cargo de oficinas del gobierno central, como la tesorería, lo que da crédito a la teoría de que ella desempeñó un papel históricamente significativo”, mencionaron.
Fuente La Nacion