El próximo presidente de Argentina saldrá de un balotaje entre un ministro de Economía que sorprendió al ganar la primera vuelta pese a una grave crisis económica y un libertario que plantea refundar el país desde el ultraliberalismo.
Sergio Massa, el ministro y abanderado del peronismo, resultó el candidato presidencial más votado el domingo con aproximadamente 36,7% de los votos contra todo pronóstico, según resultados oficiales con casi la totalidad de las mesas escrutadas.
Pero, al tener menos sufragios que los necesarios para ser electo en primera vuelta, Massa deberá enfrentar en segunda vuelta el 19 de noviembre a Javier Milei, un economista que irrumpió en la política con un discurso antisistema y rozó el 30% de los votos.
Es aún incierto el desenlace de esta disputa que puede terminar de cambiar el tablero político de un país con serios problemas económicos y sociales. Al menos tres factores definirán quién sucederá a Alberto Fernández como presidente de Argentina:
Los otros votos
El 23,8% de los votos que recibió Patricia Bullrich, candidata que quedó tercera, han pasado a ser un botín clave para ganar la Casa Rosada. Tanto Massa como Milei comenzaron en la misma noche del domingo a enviar mensajes para atraer los electores que optaron por Bullrich y otros candidatos.
“Voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza”, dijo Massa y prometió convocar “a un gobierno de unidad nacional”. “Dos tercios de los argentinos votaron por el cambio”, calculó Milei y añadió que está dispuesto “a barajar y dar de nuevo para terminar con el kirchnerismo“.
Distintos expertos anticipaban desde antes de la primera vuelta que, en un escenario como este, los votantes de Bullrich se volcarían más a Milei que a Massa. Esto se debe a que la exministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) representa a una coalición construida como antítesis del peronismo en el poder.
Bullrich dejó clara en la noche del domingo su opinión de Massa. “El populismo ha empobrecido al país y no soy yo quien va a venir a felicitar que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia argentina”, dijo. Pero no apoyó expresamente a Milei.
La candidata defendió en la campaña medidas de libre mercado más próximas a las del libertario que a las de Massa, incluidos recortes de gastos para equilibrar las cuentas fiscales. Sin embargo, también hay diferencias importantes entre Milei, que quiere dolarizar la economía y eliminar el Banco Central, y Bullrich, que planteaba cambios más mesurados.
Las discrepancias llegan al plano político, como se observó en los debates de candidatos cuando Bullrich acusó a Milei de llenar sus listas con “chorros” de otros sectores. Aún en la hipótesis de que pulan esas diferencias y Bullrich o Macri llamen a apoyar a Milei, habría que ver cuántos de sus seguidores obedecerían esa consigna u optarían por Massa.
“No creo que todo (el voto a) Patricia Bullrich se vaya a Milei, por cómo es Milei”, dice Orlando D’Adamo, experto en opinión pública y psicología política, a BBC Mundo. En el balotaje también podrían ser decisivos los votantes de otros dos candidatos presidenciales: el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti (6,8%), y la referente de Izquierda Myriam Bregman (2,7%).
Para ganar, Massa debería sumar por lo menos 10 puntos porcentuales de los casi 24 que tuvo Bullrich y la mayoría de los sufragios de Schiaretti, un peronista disidente, calcula D’Adamo. “El peronismo está vivo”, señala. “Recuperó el poder de su aparato partidario, lo que se notó sobre todo en el interior de Argentina”.
Enojo vs. miedo
Milei logró su vertiginoso ascenso electoral en apenas dos años con un mensaje agresivo contra lo que denomina “casta política parasitaria” del país, atrayendo votantes enfurecidos con la clase dirigente.
Ese discurso anti establishment y algunas de sus posturas le valieron a Milei comparaciones con el expresidente de ultraderecha brasileño Jair Bolsonaro o el estadounidense Donald Trump, a quien dice admirar.
“Milei representa en Argentina una versión local de un fenómeno global, que algunos llaman derecha populista”, dice el analista político Rosendo Fraga. Sin embargo, el libertario pasó de ser el candidato más votado en las primarias de agosto y el favorito en las encuestas a un inesperado segundo lugar el domingo.
Algunos estiman que a Milei pudieron costarle votos declaraciones polémicas que formuló sobre el valor del peso y el dólar, así como sus ideas de eliminar subsidios de gas y electricidad o rehacer los sistemas públicos de salud y educación.
“Si en las primarias el enojo hacia la clase dirigente se canalizó en el voto hacia él, en esta elección apareció más el miedo a lo que podría ser alguien como Milei presidiendo el país. Y entre el enojo y el miedo, primó el miedo”, dice D’Adamo.
Para ganar el balotaje, Milei precisaría entonces convencer muchos que lo ven con reticencia y tender puentes hacia algunos de los políticos que ha denostado, algo que comenzó a hacer la noche misma del domingo.
“Más allá de las diferencias, tenemos que entender que enfrente tenemos una organización criminal”, dijo y atacó en particular al sector de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por el contrario, Massa ya busca perfilarse como el candidato de la seguridad. “Mi compromiso es construir reglas claras frente a la incertidumbre”, indicó a sus seguidores.
El bolsillo del votante
Argentina celebra estas elecciones en medio de una de sus peores crisis económicas y sociales en décadas, con 40% de su población bajo la línea de pobreza y una inflación anual de 138% en septiembre, según cifras oficiales.
Por eso, puede resultar asombroso que el ministro de Economía haya sido el postulante a la presidencia más votado el domingo. “Massa es un político con innumerables defectos”, dice D’Adamo, “pero tiene una virtud que es muy propia de los políticos que llegan a tener éxito: es tremendamente audaz. No cualquiera se anima a ser candidato en este contexto”.
Antes de las elecciones, el ministro anunció una serie de medidas para aliviar los bolsillos de contribuyentes, como recortes al impuesto a las ganancias de trabajadores o beneficios para cientos de miles de pequeñas y medianas empresas endeudadas.
Sus críticos tildaron esto como acciones demagógicas que complicarán más la economía luego de las elecciones. Incluso Bullrich recordó el domingo “lo que hicieron en el último tiempo, repartiendo plata (y) endeudando más al país”.
La pregunta ahora es si antes del balotaje Massa redoblará la apuesta con nuevos anuncios. También podría resultar clave la evolución de la cotización del dólar, que el gobierno buscó mantener bajo control antes de la primera vuelta por su impacto sobre la inflación.
Algunos analistas financieros notaban en vísperas a estas elecciones que un aumento de la brecha cambiaria aumentaría la presión sobre el gobierno. Si Massa logra mantener cierta sensación de estabilidad y optimismo pese al descalabro de la economía, quizás sus chances de ser presidente mejoren. De lo contrario, Milei podría volver a sacar tajada del malestar popular.
Fuente Mendoza Today