Los testigos hablan de dos amagos de embestida, quien sabe si con intención o no de que simplemente se apartaran. Tras ello, alguien de la marcha pulsa en su teléfono el botón de grabar: el pelotón avanza por la calle de Alberto Aguilera, bicicletas y patines, con la música a cuestas y un ambiente festivo, fiel al estilo de la conocida ‘bici crítica’. Pero algo estalla, cuando un Seat León de color gris irrumpe por el carril izquierdo y atropella a los ciclistas que tiene por delante. La acción es tan inesperada que no tarda en inundar las redes.
La arremetida, saldada con cinco heridos leves (uno de ellos trasladado a la Fundación Jiménez Díaz y el resto dados de alta en el lugar), terminó con el conductor dándose la fuga. Aunque no por mucho tiempo. El autor se presentó después en la Comisaría Integral del Distrito de Hortaleza y denunció haber sido agredido antes por algunos integrantes del grupo. Pese a que el resultado de la prueba de alcoholemia fue negativo, los agentes le investigan por la presunta comisión de un delito de conducción temeraria, penado con hasta dos años de cárcel.
El carácter reivindicativo de la ‘bici crítica’, en esta ocasión en favor de Palestina, no guarda relación con el suceso, por lo que todo hace indicar que el responsable perdió los nervios y arremetió contra el grueso sin explicación aparente. Algunos miembros de la marcha han difundido un comunicado en el que aseguran que en la calle de Bravo Murillo, a la altura de al glorieta de San Bernardo, el implicado «intentó adelantar al grupo invadiendo el carril contrario de circulación» y que al hacerlo «derribó a una persona participante».
Según su versión, «en lugar de detenerse como es su obligación emprendió la huida en sentido contrario hasta que tuvo que meterse en Alberto Aguilera donde se encontró de nuevo con el grupo. Allí, algunos participantes le interrumpieron el paso para evitar su huida. Aceleró y derribó a varios de ellos».
Conducción temeraria
«Las imágenes hablan por sí solas», resume el portavoz de Pedalibre, Fernando García; una valoración en la que también coincide su homólogo de Madrid Ciclista, José Luis Jiménez: «Nos solidarizamos con las personas que han sufrido el atropello, no hay derecho a que ocurran estas cosas». Ambos representantes advierten de que este tipo de acciones deliberadas no son lo normal, pero «sí sufrir la conducción temeraria por parte de los coches».
La solución que proponen, no obstante, es radicalmente opuesta. «En todas las ciudades del mundo, de un tamaño mediano o grande, donde se usa la bicicleta de forma habitual, hay una red de carriles bici segregados. Es el único requisito imprescindible para que exista una buena red», señala García, consciente de las deficiencias actuales de la misma. «Si yo cojo un puñado de espaguetis y los tiro contra la pared, cada uno cae donde cae. Pues con los carriles bici de la red de Madrid igual, hay tramos que están separados por apenas unos metros».
Jiménez, por su parte, sostiene que la segregación genera «violencia vial». «Si construyes un carril bici a lo largo de toda la Castellana le estás diciendo a los conductores que las bicicletas sobran de la calzada», expone, al tiempo que denuncia la falta de campañas municipales para concienciar a la población de que los ciclistas también son vehículos. Y ello sin olvidar «los mensajes de odio que se vierten en las redes» contra los aficionados a las dos ruedas.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, condenó ayer «sin paliativos» el atropello, mientras que Mónica García (Más Madrid) aprovechó la ocasión para cargar contra el propio regidor. Ya por la tarde, cientos de ciclistas volvieron a recorrer el centro de Madrid para mostrar su repulsa y reclamar de nuevo más seguridad.
Fuente ABC