Mundo ciego para lo que le conviene, sordo para no escuchar y mudo para lo que no quiere defender. Así la Humanidad sin humanidad no reacciona con ese viejo proceder en los momentos más álgidos en los que está en juego la vida. La demostración fue y es la conmoción del 7 de octubre ante la masacre terrorista en Israel. Pasado el impacto mortuorio por los asesinatos cada país evaluó sus intereses o con el mundo árabe o con las potencias como Irán, China, Rusia en rivalidad con occidente, léase Estados Unidos o los pactos europeos de defensa. Ante esos intereses pasaron cada uno a acusar a Israel o compadecerse del avance del ejército israelí en la Gaza lo que es una demostración que en el mercado de valores la ayuda económica, el armamento otras.
¿Cómo es posible que ante el canibalismo y cobardía de llevarse rehenes para obtener poder y demostración de odio hacia los judíos como excusa por tierras, las organizaciones internacionales no lloraron, no gritaron, no se levantaron de sus cómodos asientos para pedir su liberación? Se escucharon discursos por la real grave situación de los gazatíes expuesta por Hamás, pero poco acentuada por lo que hace Israel para encontrar a los culpables y liberar a los rehenes. Esa pobre muchedumbre expuesta en medio de sus ataques a Israel no sabía que sus hospitales, sus túneles y su armamento son obra de la ayuda internacional para su progreso y no para armar a sus gobernantes que son sus verdaderos enemigos.
¿Dónde está la coherencia de los líderes que hablan de justicia que no condenan a los terroristas por usar el templo de salvar vidas, como es un hospital, para usarlos como base de control de sus ataques y refugio de rehenes en la profundidad de la tierra? El solo hecho de tener que desplazar un enfermo en una camilla para poder detectar sus posiciones dentro del nosocomio es indignante pero necesario, porque si no es Israel la que muestra y demuestra la verdad quién lo hará?
La alienación de los terroristas demuestra que no son personas, son bestias y un peligro para el mundo ciego, sordo y mudo.
Los rehenes, si es que quedan, y vaya a saberse cuántos imaginamos que al salir a la superficie, después de haber vivido como topos, les costará ver la luz del sol, respirar aire puro, hablar por sus traumas y contar lo vivido. Los supervivientes del Holocausto callaron, pero esta vez no será así, la tecnología se encargará de difundir como un grito de libertad lo que han padecido.
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Mundo al que le importa también muy poco la distraída guerra en Ucrania desplazada ahora hacia Medio Oriente, país castigado por Rusia, mientras Putin da clases de estrategia y al igual que Irán hablan de armas nucleares listas para atacar y ganar guerras .Hiroshima y Nagasaki no fueron suficientes.
El mundo calló y miró para otro lado en la Segunda Guerra Mundial los campos de concentración y exterminio y por eso sigue vigente la metodología de la muerte para dominar.
Mundo ciego para lo que le conviene, sordo para no escuchar y mudo para lo que no quiere defender. Así la Humanidad sin humanidad no reacciona viejo proceder en los momentos más álgidos en los que está en juego la vida.
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Por Martha Wolff
Fuente Vis a Vis